Aparición de Nuestra Señora del Monte Carmelo a San Simón Stock, Inglaterra

Fuente: FSSPX Actualidad

La Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo tiene su origen en Tierra Santa, en el Monte Carmelo. Esta montaña de Palestina está marcada por la memoria bíblica del profeta Elías, que se había retirado allí. 

A finales del siglo XII, un grupo de ermitaños latinos de Occidente, los primeros Carmelitas, construyeron allí una pequeña iglesia dedicada a la Virgen. En Europa, la orden Carmelita tuvo que soportar una violenta oposición y corrió el riesgo de ser suprimida.

San Simón Stock, Prior General, rogó sin tregua a Nuestra Señora, Patrona de la Orden, que la salvara de la desaparición y le demostrara que era la Madre de la Orden. Su oración fue respondida. El Carmelo no fue suprimido; por el contrario, se extendió por todas partes.

La Santísima Virgen entregó a San Simón Stock el escapulario de la Orden como signo de su especial protección. En la noche del 16 de julio de 1251, la Virgen se apareció a San Simón Stock rodeada de una multitud de ángeles, en Aylesford, Inglaterra.

El relato de esta visión nos ha sido transmitido por numerosos documentos, el más antiguo de los cuales data del siglo XIV. Citamos el texto dado por los "Fioretti de Nuestra Señora del Monte Carmelo":

"Simón, hombre de gran templanza y devoción a María, rezaba muchas veces con humildad e insistencia a la Virgen, gloriosa Madre de Dios, Patrona de la Orden de los Carmelitas, para que concediera un privilegio a esta Orden que se distinguía por su nombre, y le decía todos los días, en sus oraciones, con corazón devoto: 'Flor del Carmelo, Vid Floreciente, Esplendor del Cielo, Virgen Fecunda, Única, Dulce Madre, pero que no conoció varón, a los Carmelitas otorga tus favores, Estrella del Mar'".

Un día, la Virgen se le apareció rodeada de una multitud de ángeles, con un escapulario en la mano, y le dijo: "He aquí una señal para ti y un privilegio para todos los Carmelitas: quien muera con este hábito será preservado de las llamas eternas". Y la Virgen le dio el escapulario.

Inocencio IV bendijo esta vestidura y le confirió muchos privilegios, no solo para los miembros de esta Orden, sino también para todos los que ingresaran en la Cofradía de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

Llevando el escapulario, que es una reducción del hábito de los padres Carmelitas, participan de todos sus méritos y pueden esperar de la Virgen una pronta liberación del purgatorio, si han sido fieles en observar la abstinencia, la castidad según su estado, y las oraciones prescritas por Juan XXII en la llamada bula sabatina, publicada el 3 de marzo de 1322.

También la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, especial en un principio para las iglesias de esta Orden, fue extendida a toda la cristiandad por Benedicto XIII, en 1726, como Fiesta del Escapulario.

El mensaje del escapulario y su significado

San Simón Stock captó muy bien la esencia de este mensaje. Salvar almas del infierno uniéndolas a su Orden de la cual la Virgen es Reina. Ella los ayudará a llegar al Cielo.

El Papa Pío XII, en la carta Neminem profecto del 11 de febrero de 1950, escribió al respecto:

"No se trata de una cosa sin importancia, sino de adquirir la vida eterna en virtud de aquella promesa de la Santísima Virgen que registra la tradición; por lo tanto, es el asunto más importante de todos y la manera de llevarlo a término de forma completamente segura. El escapulario como vestidura de la Virgen es signo y prenda de la protección de la Madre de Dios".

El 6 de agosto de 1950, el Papa añadió:

"¡Cuántas almas, en circunstancias humanamente desesperadas, han debido su suprema conversión y su eterna salvación al escapulario con el que fueron revestidas! ¡Cuántos también, en los peligros del cuerpo y del alma, han sentido, gracias a él, la protección maternal de María!"