El testimonio de Monseñor Huonder: la gran herida (3) (texto)

Fuente: FSSPX Actualidad

El texto del testimonio de Monseñor Vitus Huonder, transmitido en el canal de YouTube, Certamen, será publicado en tres partes, según los tres episodios del video, para permitir un acceso más fácil. A continuación, encontrarán el texto del tercer episodio. (Transcripción del video n° 3)

9. Para salir de la crisis

La Iglesia se encuentra hoy –en 2023, quisiera hacer hincapié en esto– en una de las mayores crisis de su historia. Es una crisis interna en la Iglesia que ha afectado todas las áreas de la vida eclesial: predicación, liturgia, cuidado pastoral y gobierno. Es una profunda crisis de la fe. Eso es lo que hemos constatado. La pregunta ahora es cómo superar esta crisis. Digámoslo de una vez. Solo hay una salida a la crisis: regresar a los valores y verdades de fe que han sido abandonados, descuidados o ilegítimamente dejados de lado. Es necesario hacer un balance de la evolución de los últimos 70 años y someterlo a una revisión. La Iglesia necesita una renovación en su cabeza y en sus miembros. Necesita particularmente una renovación de la jerarquía, una renovación del episcopado y, sobre todo, un retorno a la vida sacramental y litúrgica. La vida sacramental y el sacerdocio, es decir, la jerarquía, están íntimamente relacionados.

La crisis, que se pensaba que había llegado a su punto más bajo en la década de 1990, alcanzó rápidamente, en los últimos diez años, un nivel abismal que nunca podría haberse imaginado. El año 2007, con el documento Summorum Pontificum, ciertamente aportó esperanza. Hoy, debemos reconocer que no fue más que un destello, que se apagó muy rápidamente, puesto que la crisis es más grave que nunca.

Es necesario añadir una aclaración sobre el motu proprio Summorum Pontificum, o más bien sobre su abrogación, aunque solo sea porque este documento pontificio adquirió una gran importancia para mí durante las conversaciones con la Fraternidad San Pío X. El secretario de muchos años del Papa Benedicto XVI, Monseñor Georg Gänswein, dice lo siguiente: "El 16 de julio de 2021, Benedicto XVI descubrió en L'Osservatore Romano la información de la publicación de Traditionis Custodes sobre el uso de la liturgia romana tradicional... Traditionis Custodes trajo consigo un cambio de rumbo decisivo. En su opinión, esto es un error, porque pone en peligro el intento de pacificación iniciado catorce años antes. Es un error prohibir la celebración de la Misa según el rito tradicional en las iglesias parroquiales. Porque siempre es peligroso arrinconar a un grupo de fieles, haciéndoles sentir perseguidos y generando en ellos el sentimiento de tener que salvaguardar a toda costa su propia identidad frente al 'enemigo'”. [traducción libre]. Por supuesto, esta cuestión no puede reducirse a una simple preocupación por la pacificación, pero el comentario es interesante.

10. La gran herida

El título de esta grabación también proviene de la información facilitada por Monseñor Gänswein sobre el Papa Benedicto XVI, respecto a una declaración del difunto Summus Pontifex sobre la carta apostólica Summorum Pontificum mencionada anteriormente. Su intención en ese momento era curar la gran herida que se había formado gradualmente, de forma voluntaria o no. A continuación, se lee: “Como se desprende claramente de sus escritos… el teólogo Ratzinger estaba al principio a favor de la reforma litúrgica… Pero cuando vio los desarrollos que siguieron, constató la diferencia entre lo que quería el Concilio y lo que la Comisión de aplicación de la Constitución Sacrosanctum Concilium había hecho con la liturgia. Esta última se había convertido en un campo de batalla entre frentes opuestos, haciendo de la celebración de la liturgia latina un baluarte a defender o una fortaleza a desmantelar". [traducción libre]

El diálogo con la Fraternidad también tenía como objetivo sanar una gran herida, o más bien contribuir a sanar una gran herida. Porque todavía está sangrando, está sangrando en este momento. La Iglesia sufre más que nunca por esta herida que no deja de agrandarse. Se ha convertido en un forúnculo venenoso que sume todo el cuerpo en un terrible estado de fiebre. En este sentido, Desiderio Desideravi (61) debe tomarse muy en serio cuando evoca la liturgia y su vínculo con la unidad de la Iglesia:

“Por eso, escribí  Traditionis custodes, para que la Iglesia pueda elevar, en la variedad de lenguas, una única e idéntica oración capaz de expresar su unidad. Esta unidad que, como ya he escrito, pretendo ver restablecida en toda la Iglesia de rito romano”.

Pero surge la pregunta de si la unidad se puede restaurar de esta manera. ¿Suprimiendo la auténtica liturgia? – Es simplemente ilegítimo, porque esta liturgia forma parte, por la fuerza de la Tradición, del tesoro de la fe de la Iglesia, y por tanto corresponde al derecho divino.

11. Persecución interna en la Iglesia

A través de sus declaraciones, el Papa Benedicto XVI hace referencia a un hecho que lamentablemente preocupa hoy a toda la Iglesia, y que debe incluirse en la descripción de la situación eclesial actual: la persecución dentro de la Iglesia. Al igual que San Basilio el Grande (+379) que se lamentaba en la época del arrianismo, también nosotros debemos admitir hoy:

“Una persecución nos ha sobrevenido, venerables hermanos, se puede decir que es la más violenta de las persecuciones. Se persigue a los pastores para que se disperse el rebaño: y lo peor es que las víctimas no experimentan sus sufrimientos con la conciencia de ser mártires, como tampoco el pueblo venera como mártires a los combatientes, porque los mismos perseguidores se llaman a sí mismos 'cristianos'. La fiel observancia de las tradiciones de los Padres es ahora terriblemente castigada como un crimen. Aquellos que temen a Dios son expulsados ​​de su patria y exiliados a lugares desiertos. Los jueces inicuos ya no respetan las canas, ni la observancia de la religión, ni el andar según el Evangelio al que se ha permanecido fiel desde la juventud hasta la vejez... Les escribimos esto, aunque ustedes ya lo saben muy bien; no hay un solo lugar en la tierra donde no se conozcan ya nuestras desgracias” (Epístola 243).

Así se expresaba San Basilio.

Sí, esta descripción del santo Padre y Doctor de la Iglesia puede realmente aplicarse, casi de manera idéntica, a la situación eclesial actual.

Las medidas contra la liturgia tradicional que se han tomado recientemente, con Traditionis Custodes, Desiderio Desideravi y las ordenanzas que las acompañan, no son más que una cacería contra los fieles que reconocen, con justa razón, en esta liturgia, el verdadero y prístino culto de la Iglesia romana. Se ignora descaradamente el hecho de que tienen derecho a recibir los sacramentos en esta forma que se ha transmitido durante siglos. Es el mismo descaro que prevaleció después del Concilio y que tanto sufrimiento causó.

12. Una pregunta al Papa

Me gustaría hacerle una pregunta al Papa. Sí, ¿qué me gustaría preguntarle al Papa si me recibiera? Me gustaría preguntarle por qué le quita el pan a los niños.

¿Qué le incita a dejar que se mueran de hambre? ¿Qué le incita a dejarlos perecer? Porque tienen derecho a este alimento –insisto: a este alimento– insisto: tienen derecho. Es el alimento del que sus padres se alimentaron y les transmitieron. No es su propia receta. No lo compusieron ellos mismos, por así decirlo, a su antojo. Lo aceptaron de quienes lo transmitieron fielmente. ¿Por qué el Papa se los quita y deja que se mueran de hambre? ¿Por qué quiere administrarles a la fuerza algo que les es ajeno? Nuestro Señor dijo: “Un padre de familia no le da a su hijo una piedra cuando le pide pan, una serpiente cuando le pide un pescado, o un escorpión cuando le pide un huevo” (cf. Mt 7,9). y Lc 11,11-12). Pero aquí ni siquiera se trata de que el Papa les esté dando algo, sino de que deje algo a sus hijos, algo que es vital para ellos: el santo sacrificio de la Misa de los Padres.

Cuando Monseñor Lefebvre fue recibido en audiencia por el Papa Pablo VI en 1976, le hizo la siguiente petición: “¿No sería posible autorizar en las iglesias una capilla donde las personas puedan acudir a rezar como lo hacían antes del Concilio? Hoy se permite todo a todo el mundo; ¿por qué no permitirnos también algo a nosotros?” No se trataba entonces de un deseo extravagante. Tampoco se trata hoy de algún deseo fantasioso. Se trata de la fe, de la posesión más preciosa de nuestra fe. Se trata realmente de nuestro alimento, del pan para sobrevivir.

Por eso vuelvo a hacer la pregunta: ¿por qué el Papa le quita el pan a los niños? ¿Qué lo impulsa a dejarlos morir de hambre, a dejarlos perecer?

13. Justicia y gratitud

Vuelvo al 9 de enero de 2015, a la carta romana donde se me pedía iniciar un diálogo con los representantes de la Fraternidad San Pío X. A pesar de las circunstancias adversas, cumplí este mandato y lo sigo cumpliendo. Terminaré, pues, con una petición dirigida a las autoridades de la Iglesia: pido justicia para la Fraternidad San Pío X. El estudio de su situación exige esta petición. La Iglesia debería disculparse con esta Fraternidad, como lo ha hecho en otros casos. Como lo ha hecho incluso en casos de tumbas fantasma. No se trata aquí de fantasmas, sino de personas vivas, de almas que tienen derecho a la asistencia pastoral que la Iglesia les concedía antes del Concilio, y que sigue siendo un derecho permanente incluso ahora. No es un privilegio ni un indulto, es un derecho.

Sería también oportuno que las autoridades eclesiásticas, con estas disculpas, expresaran su agradecimiento por el trabajo realizado por la Fraternidad, y su agradecimiento sin reservas por esta obra auténticamente católica.