Jóvenes, religión, laicismo: un estudio revelador

Fuente: FSSPX Actualidad

La religión rara vez ocupa un lugar en la vida de la mayoría de los jóvenes franceses: esta es una de las muchas lecciones de la encuesta publicada el 30 de noviembre de 2023 por el Instituto Kantar realizada entre una muestra representativa de 1,000 jóvenes de 18 a 30 años.

“El siglo XXI será espiritual o no será”, escribió André Malraux. En cualquier caso, no es un siglo religioso, según el último estudio de opinión realizado por el instituto Kantar y presentado en las columnas de Le Monde.

Un estudio que pretende evaluar la relación entre los jóvenes llamados "globalizados" y la "tolerancia a la diversidad": con la idea subyacente de poner fin a este "laicismo a la francesa" contra el que lucha una comunidad musulmana cada vez más grande en Francia. 

Primera lección de la encuesta realizada por el Instituto Kantar: el 52% de los jóvenes encuestados dicen no pertenecer a ninguna religión, el 18% se declaran católicos y el 12% musulmanes. Para la mayoría de ellos, la religión ocupa un papel mínimo o nulo en sus vidas personales.

Sin embargo, para un tercio de ellos, la religión tiene un lugar importante, especialmente entre los católicos (53%) y aún más entre los musulmanes (85%). Por tanto, la secularización afecta más a los jóvenes católicos, lo cual no es sorprendente, porque este flagelo de las sociedades posmodernas es a menudo consecuencia de un abandono de las tradiciones y, por tanto, de las convicciones por parte de las generaciones anteriores.

Una idea vaga y dispar del laicismo

La encuesta del Instituto Kantar también contiene una cierta cantidad de sesgos indicativos del paradigma progresista. El 89% de los jóvenes afirma conocer bien el término “laicismo”, pero si analizamos de cerca sus respuestas, podemos dudar de ello, a menos que la encuesta busque hacerles decir algo más.

Para el 29%, el principio del laicismo sería "poner a todas las religiones en pie de igualdad", para el 27% "la libertad de conciencia de los ciudadanos", para el 22% "separar las religiones de la esfera política y del Estado", y para el 15% “reducir la influencia de las religiones”. Lo que la encuesta pretende poner de relieve es más bien un “laicismo de apertura” – ¿o de entrismo? – a través de la igualdad entre religiones.

Porque, más allá de esta idea de "poner a todas las religiones en pie de igualdad", la cuestión se refiere a algo más que al laicismo: a saber, el reconocimiento por parte del Estado de un comunitarismo religioso que muchas veces resulta de la inmigración, es decir, la elección desesperada de un multiculturalismo que ya ha mostrado sus límites.

Desde esta misma perspectiva, no sorprende que un 44% de los jóvenes esté a favor de llevar símbolos religiosos -como el velo islámico-, a lo cual un 28% se opone, pero sobre todo un 25% no está ni a favor ni en contra.

Otro dato interesante: para la mayoría de los jóvenes franceses (60%), el laicismo es explotado por algunos políticos y periodistas que desean denigrar a los musulmanes. Este es particularmente el caso de los jóvenes musulmanes (87%). Los clichés del islamoizquierdismo –defensa de las minorías, fin de las fronteras, apertura a la inmigración, ecología radical– coreados por ciertos medios de comunicación progresistas, han dado visiblemente sus frutos en la opinión pública.

Más que nunca, la tesis de Jérôme Fourquet en L'Archipel français (Seuil, 2019) parece cierta: "La eliminación progresiva de la vieja Francia bajo la presión de la nueva Francia induce un efecto de “archipelización” de la sociedad en su totalidad: secesión de las élites, emancipación de las categorías populares, formación de una limitada comunidad católica, establecimiento de una sociedad multicultural de facto, dislocación de referencias culturales comunes (como lo ilustra, por ejemplo, la notable diversificación de los nombres)".

Es hora de que los obispos y la elite católica se den cuenta de la situación y dejen de pensar en el mundo actual según las categorías obsoletas que triunfaron en Vaticano II y en el posconcilio, las de los "quince años lastimosos", según la expresión de Patrick Buisson, quien falleció el pasado 26 de diciembre, descritos quirúrgicamente y denunciados en su último libro Décadanse (Albin Michel, 2023).