La Santa Sede y Hanoi anuncian un acuerdo

Fuente: FSSPX Actualidad

El Papa Francisco con el presidente Vo Van Thuong, 27 de julio de 2023

Casi 50 años después de la expulsión del delegado apostólico decidida por el gobierno comunista en 1975, un diplomático de la Santa Sede podrá regresar definitivamente al país. El anuncio oficial se realizó luego de la reunión del presidente Vo Van Thuong con el Papa Francisco.

El gobierno de Vietnam y la Santa Sede llegaron a un acuerdo sobre el estatus del representante permanente del Papa y su oficina en el país. La noticia oficial se produjo en un comunicado bilateral emitido por la Santa Sede al final de la visita al Vaticano del presidente de Vietnam, Vo Van Thuong, quien se reunió con el Papa Francisco y el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin.

El acuerdo, que abre la puerta a la presencia permanente de un representante de la Santa Sede en Hanoi, marca así un salto cualitativo en las relaciones diplomáticas, y pone fin a negociaciones que se han prolongado desde hace años.

La Santa Sede ha tenido hasta ahora un representante para Vietnam, en la persona de monseñor Marek Zalewski, nuncio en Singapur que tiene autorización para realizar visitas al país. El acuerdo permitirá la reapertura de una representación vaticana en el país, casi 50 años después de la expulsión del delegado apostólico en Vietnam decidida por el gobierno comunista en 1975.

"Ambas partes", indica la declaración conjunta, "expresaron su gran agradecimiento por el considerable progreso en las relaciones entre Vietnam y la Santa Sede y por las contribuciones positivas de la comunidad católica vietnamita".

"Ambas partes también expresaron su confianza en que el representante pontificio residente cumplirá el papel y el mandato que le confiere el acuerdo, que brindará apoyo a la comunidad católica vietnamita en sus compromisos, en el espíritu de la ley e inspirado siempre en el Magisterio de la Iglesia, para llevar a cabo la vocación de 'acompañar a la nación', de ser 'buenos católicos y buenos ciudadanos', y de contribuir al desarrollo del país, mientras que el representante será un puente para hacer avanzar las relaciones entre Vietnam y la Santa Sede".

“Ser buenos católicos y buenos ciudadanos”

La mención explícita de ser "buenos católicos y buenos ciudadanos" es una obsesión de los regímenes comunistas. Esta fórmula ha surgido varias veces en el enfrentamiento entre Roma y Beijing: la cuestión de la lealtad a la patria frente a las "influencias extranjeras" es un punto de fijación del Partido Comunista Chino (PCCh).

Este último siempre ha insistido, a través de la Asociación Patriótica Católica China, en el principio de la "autonomía" de los católicos chinos. Benedicto XVI, en su Carta a los Católicos Chinos de 2007, precisó que la Iglesia enseña a los fieles a ser buenos ciudadanos en su país, pero pide a las autoridades que no se inmiscuyan en cuestiones de fe y disciplina de la Iglesia.

También conviene recordar que "la apertura de una oficina de enlace permanente de la Santa Sede" -similar a la prevista con Vietnam- es una de las peticiones dirigidas públicamente a la República Popular de China por el cardenal Parolin, en su reciente entrevista con los medios de comunicación del Vaticano, sobre el nombramiento de monseñor Joseph Shen Bin como obispo de Shanghai.

Queda, sin embargo, una ambigüedad importante: ¿cómo ser un buen ciudadano católico en un país comunista, cuyo sistema es "intrínsecamente malo", y que solo busca subyugar toda oposición, y en particular la religión?