Maitines del Jueves Santo grabados por los seminaristas de Écône (Suiza)

Estos responsorios del Jueves Santo nos llevan al Huerto de los Olivos, a contemplar la Agonía de Cristo. En el primer nocturno, la liturgia le hace hablar para decirnos que su alma está triste hasta la muerte y nos pide que velemos y oremos con Él, mientras que con Isaías lo vemos herido y abatido por nuestra salvación.

En el segundo nocturno, Cristo se queja de haber sido traicionado por un beso, el beso de Judas, vendido por treinta piezas de plata. El Señor recuerda la maldición que había pronunciado sobre aquel por quien iba a ser traicionado.

En el tercer nocturno, Jesucristo se aplica a sí mismo las palabras de Isaías: "Lo maltrataron y humillaron, y Él se sometió y no abrió la boca, como cordero que es llevado al matadero". El Señor reprocha también a sus Apóstoles, y a nosotros mismos: "No pudisteis velar una hora conmigo".