Una importante ausencia en el Sínodo

"Cuatro siglos después de su nacimiento, Pascal sigue siendo para nosotros el compañero de viaje que acompaña nuestra búsqueda de la verdadera felicidad y, según el don de la fe, nuestro reconocimiento humilde y gozoso del Señor muerto y resucitado", explicó el Papa en su carta apostólica Sublimitas et miseria hominis, firmada el 19 de junio de 2023, día en que Pascal celebró su 400 cumpleaños.

Un "compañero de viaje" exigente y poco complaciente hacia la modernidad, como demuestra Pierre Manent en un notable ensayo publicado por Grasset: Pascal et la proposition chrétienne.

Fue durante el siglo XVII, cuando se construía el Estado soberano –donde el Estado pretendía convertirse en la medida de todas las cosas– que Pascal sintetizó de forma "fragmentada e inacabada pero poderosa" lo que Pierre Manent llama la "propuesta cristiana": un conjunto de dogmas vinculados en la medida en que se ofrecen a la consideración de nuestra inteligencia y al consentimiento de nuestra voluntad, y que conducen una conversión hacia una forma particular de vida: la vida cristiana.

Pascal intuye, en efecto, un peligro, el gran peligro de lo que la Historia ha consagrado con el nombre de "siglo de las almas": la aparición, entre la Iglesia, por una parte, y este nuevo Estado absoluto, del espacio de quienes "no examinan" el fondo de las cosas. Un espacio a merced de los líderes de opinión que, aunque sean competentes o incluso estén instruidos en materia de religión, se dejan llevar por la pasión de dominar más que por la atención a la verdad". ¡Qué diría en la era de los Think-Tanks y la inteligencia artificial!

El autor del libro Pensamientos pretende revelar un abuso de autoridad en la Iglesia, un oscurecimiento de la enseñanza cristiana del que, según él, eran culpables los jesuitas. Los hijos de San Ignacio habrían adaptado así la propuesta cristiana para "no desanimar a nadie" y "no traer desesperación al mundo". Pascal hace decir a la Compañía de Jesús: "Tenemos, pues, máximas para todo tipo de personas", en su Sexta Carta a los Provinciales.

Multiplicar las propuestas significa instaurar en la Iglesia, ante litteram, un pluralismo de opiniones religiosas y éticas como el que domina hoy, particularmente en lo que el enfoque sinodal nos ha dejado ver hasta ahora.

Ahora bien, para Pascal, "toda fe consiste en Jesucristo y Adán, y toda moral en la concupiscencia y la gracia". Como señala Pierre Manent, en esta perspectiva pascaliana, la cuestión principal de la vida humana reside para el cristiano en la relación de los hombres con Dios, y no en la relación de los hombres entre sí.

Por tanto, creer que "amar al prójimo" es "lo mismo" que amar a Dios nos hace creer que estamos exentos de amar a Dios. Así pues, aunque los "valores cristianos" siguen siendo importantes, ya no son para salvar al pecador, sino para hacer más justa a la humanidad: "esta representación de las cosas tiene poco que ver con el cristianismo, o más bien presupone un olvido casi total de lo que lo constituye", explica Pierre Manent, en una hermosa crítica de la modernidad –y de las falsas nociones de misericordia o caridad– que hoy parece haberse arraigado en gran medida en la Iglesia.

Si bien no estamos obligados a seguir a Pierre Manent en todas sus reflexiones –como en su oposición entre San Anselmo y Pascal, por un lado, Santo Tomás de Aquino y Descartes, por el otro–, lo cierto es que el autor muestra a los cristianos cómo la propuesta de Dios como amigo de los hombres, propuesta que constituye el centro del planteamiento pascaliano, es radical y no puede concebirse sin una conversión y fidelidad a la tradición del cristianismo.

Pierre MANENT, Pascal et la proposition chrétienne, Grasset, 2023, 23€