
El Papa Francisco ha tomado una decisión: es monseñor Jorge García Cuerva quien presidirá a partir de ahora el destino del arzobispado de Buenos Aires, el más importante de Argentina, donde el actual Romano Pontífice ejerció su episcopado durante quince años. Una elección divisiva como el huésped de Santa Marta: deleita a los sacerdotes de los barrios marginales y preocupa a los católicos conservadores.
El Vaticano no tardó en anunciar el nombre del sucesor de monseñor Mario Poli, cardenal-arzobispo de Buenos Aires (Argentina) quien renunció debido al límite de edad previsto por el derecho canónico vigente. Muestra de la implicación tan particular del pontífice argentino en este nombramiento.
Monseñor Jorge García Cuerva -hasta ahora obispo de Río Gallegos- ocupa el asiento que otro Jorge (Bergoglio) tuvo que dejar cuando fue elegido obispo de Roma para el pontificado soberano en 2013.
Una elección en línea con la doctrina sobre las "periferias" tan importante para el Papa Francisco. Monseñor García Cuerva ejerce su ministerio desde hace mucho tiempo entre reclusos, drogadictos y habitantes de barrios marginales: en sí mismo una excelente obra de misericordia.
Pero el nuevo primado de Argentina también está a favor de acoger a las "parejas" del mismo sexo en las comunidades parroquiales, otorgando voluntariamente el bautismo a los hijos de estas "parejas". Un hecho que deleita a los progresistas y preocupa a los católicos apegados a la fe de sus antepasados.
Para colmo de males del nuevo arzobispo, un video en el que aparece celebrando la misa de 2016, defendiendo el peronismo en una homilía que mezcla al azar política y citas bíblicas, se ha vuelto viral en el país.
Cabe señalar que el peronismo es una doctrina fundada por el coronel Juan Domingo Perón (1895-1974). Georges Kletch, en Politique étrangère (febrero-marzo de 1950 p. 87), explica esta doctrina como "préstamos simultáneos de la solidaridad cristiana –dignidad de la persona humana, 'dignificación' del trabajo, humanización del capital– a la Constitución estalinista de 1936, y a los preceptos propagados en Francia durante la guerra conocida como revolución nacional, sin olvidar ciertas máximas Mussolinianas".
En definitiva, una especie de mezcla sulfurosa que puede asustar a muchos católicos argentinos. Por otra parte, en un artículo publicado por uno de los principales diarios del país, La Nación, un obispo que desea permanecer en el anonimato dijo que las declaraciones de monseñor García Cuerva eran "desafortunadas e imprudentes", y que tendrían como consecuencia intensificar las divisiones, particularmente políticas, en Argentina.
Una división inoportuna para los servicios diplomáticos de la Santa Sede, dado que el Papa Francisco tiene previsto visitar su país de origen en 2024 por primera vez desde su acceso al pontificado soberano. Pero los argentinos, apasionados por el fútbol y un poco pícaros, lo saben bien: cuando un jugador no está realmente en su sitio, es sobre todo al entrenador al que hay que culpar...
Finalmente, cabe recordar que los vínculos entre el actual Papa y el peronismo no son claros. El vaticanista Sandro Magister dedicó un artículo a este controvertido tema: "Cuando Bergoglio era peronista. Algo que sigue siendo todavía".