
¿Debería verse esto como una mera coincidencia? El primer mártir en China que recibió el honor de los altares era un sacerdote francés, muerto por asfixia, en la horca, en Wuhan (China), ciudad tristemente célebre por ser el supuesto origen de la pandemia de neumonía viral causada por el SARS-CoV-2.
Jean-Gabriel Perboyre (1802-1840) nació en Quercy. El futuro mártir ingresó a los Lazaristas, donde ya se encontraba su hermano mayor, y fue ordenado sacerdote en 1826, para luego desempeñarse como profesor de teología en el seminario de Saint-Flour.
"Oren para que mi salud se fortalezca y pueda ir a China a predicar a Jesucristo y morir allí por él", solía decir el Padre Perboyre a sus seminaristas. Su deseo se haría realidad algunos años más tarde.
Llegó a China en 1835, pero su labor apostólica despertó rápidamente la furia de los mandarines locales. Traicionado por uno de sus catecúmenos, el Padre Perboyre fue cruelmente torturado antes de ser condenado a muerte. Sufrió el martirio en Wuhan, el 11 de septiembre de 1840, muriendo asfixiado en una horca en forma de cruz.
Declarado beato por el Papa León XIII, el Padre Perboyre se convirtió en el primero del grupo de mártires de China en ser inscritos en el catálogo de los santos. Santa Teresa del Niño Jesús tenía una especial devoción por él.
Wuhan, ciudad conocida por ser el origen probable de la epidemia de coronavirus, fue, en otros tiempos, un puesto avanzado para los misioneros católicos, quienes fundaron varios dispensarios en este lugar para ayudar a los más necesitados.
Debido a su peculiar martirio -el estrangulamiento lento- muchos católicos chinos consideran al Padre Jean-Gabriel Perboyre como un intercesor ideal en la lucha contra la pandemia actual que provoca la muerte por asfixia.