
Un artículo publicado el Jueves Santo en l'Osservatore Romano, escrito por Andrea Monda, director del periódico, reveló que el Papa Francisco tiene una pintura particular de Judas y Cristo resucitado colgada en su oficina personal.
La cuestión es bastante simple: un cuadro colgado en la oficina del Papa. Pero esta pintura tiene una historia, implicaciones y ecos del pasado, que nos permiten vislumbrar el pensamiento del Papa y su concepción de la misericordia. Este es el análisis que busca llevar a cabo este artículo. Para el lector que quiera examinar este lienzo, se encuentra al comienzo del artículo de Monda, en este enlace.
Una génesis parcialmente conocida
El periodista romano explica la génesis del cuadro al que se refiere el artículo citado. El Papa Francisco ha aludido varias veces a un capitel en la Basílica de Santa María Magdalena de Vézelay, del que también tiene una reproducción en su oficina. Este capitel representa el ahorcamiento de Judas, luego en un segundo momento, a Cristo cargando al traidor muerto sobre sus hombros, como hace el buen pastor con sus ovejas.
El afecto que siente por este capitel y la explicación dada han sido expuestos al menos en dos ocasiones por Francisco: el 16 de junio de 2016, en su discurso inaugural del Congreso Eclesial de la diócesis de Roma, y el 27 de julio del mismo año, en un intercambio con los obispos polacos en Cracovia. También lo mencionó en su homilía del 8 de abril de 2020.
El periodista del l'Osservatore Romano explica que un fiel francés, impresionado por esta explicación, intentó plasmarla en un cuadro que luego regaló al Soberano Pontífice.
La interpretación papal cuestionada
Independientemente del valor artístico o estético de este lienzo, surge una primera pregunta: ¿es válida la descripción de este capitel de Vézelay? ¿Quería realmente el artista medieval representar a Cristo como un buen pastor cargando a Judas sobre sus hombros?
La investigación sobre este asunto ya se ha realizado. En 2016, en el sitio web benoitetmoi, un especialista en iconografía medieval realizó una extensa investigación sobre este tema. Su respuesta es inequívoca.
En primer lugar, no puede tratarse de Cristo por varias razones: su vestimenta, la ausencia de barba y, lo más importante, su expresión facial que es ambivalente, mitad sonriente y mitad neutral.
Podría ser el demonio tomando a su presa. Varios detalles lo sugieren.
Pero parece que este capitel tiene una conocida historia extraída del "Libro de los Milagros de Santiago", "el colgado descolgado". Esta es la conclusión a la que llegó la investigación de nuestro especialista. (Ver el artículo de benoitetmoi).
El destino de Judas según Francisco
Pero la segunda cuestión más importante es la del destino de Judas. Si consideramos la enseñanza del Papa Francisco sobre este tema, cabe señalar que estigmatiza su actitud y su traición, que toma como ejemplo del mal contemporáneo.
Pero, por otro lado, también ha afirmado que no conoce el destino de Judas, haciéndose la siguiente pregunta: "¿Significa esto que Judas está en el infierno? No lo sé" (8 de abril de 2020). Inmediatamente agregando: "Miro el capitel [de Vézelay]. Y escucho la palabra de Jesús: 'Amigo'."
En una homilía del 6 de diciembre de 2016, volvió a decir: "Hay una palabra en la Biblia que dice que Judas se ahorcó y se arrepintió. Yo creo que el Señor tomará esa palabra y la tomará consigo, no sé, puede ser, pero esa palabra nos hace dudar".
También cabe señalar que el Papa Benedicto XVI dijo algo similar durante la audiencia general del 18 de octubre de 2006. Hablando de Judas: "Aunque luego se marchó para ahorcarse (cf. Mt 27, 5), no nos corresponde a nosotros juzgar su gesto, tomando el puesto de Dios, que es infinitamente misericordioso y justo".
La doctrina tradicional sobre el destino de Judas
La tradición y la teología distan mucho de ser tan inciertas y tener dudas sobre el destino de Judas. Así, los Padres de la Iglesia son casi unánimes al afirmar la perdición eterna del traidor. Es difícil encontrar una voz disonante. La misma unanimidad se presenta entre los teólogos.
El catecismo del Concilio de Trento afirma que la condenación de Judas es "cierta" en su tratado sobre la penitencia, así como en el tratado sobre el sacramento del orden.
El principal argumento de la doctrina tradicional es la palabra de Cristo relatada por los evangelistas San Mateo (26, 24) y San Marcos (14, 21): "¡Ay de aquel por quien el Hijo del Hombre es entregado! Más le valdría a ese hombre no haber nacido". Esta terrible desgracia solo puede interpretarse como la perdición eterna.
San Juan también relata unas palabras de Cristo sobre este tema (17,12): "A los que Tú me diste guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura fuese cumplida". La expresión "hijo de perdición" significa: "digno de muerte eterna".
El terrible final del traidor por medio del suicidio, relatado por San Pedro en los Hechos de los Apóstoles (1,18), solo corrobora la sentencia del Hijo de Dios.
De estos textos, los teólogos concluyen que la condenación de Judas pertenece a la revelación. Pero ¿de qué manera? ¿Se trata de un dogma? No, ciertamente, porque la Iglesia debe declarar un dogma, y este no es el caso, y nunca lo será, porque la Iglesia no decide solemnemente sobre una condenación.
Sin embargo, los teólogos afirman que esta condenación es "cierta", porque se puede deducir de la palabra de Cristo. Esta verdad es vinculante para nuestra adhesión bajo pena del pecado de "temeridad" o incluso de "error en la fe"1. Quien, por tanto, se opone a esta verdad, pone en peligro la fe y desprecia la tradición que la sustenta.
Sería necesario analizar cómo una falsa misericordia puede conducir a alguien a mostrarse tan "temerario" con una afirmación extraída de la Sagrada Escritura, y pronunciada por el mismo Cristo.
- 1. Cf. L'Ami du clergé, 1931, p. 393.
