
El 27 de febrero de 2022, cuarto día de la invasión de Ucrania, el patriarca ortodoxo Cirilo de Moscú habló sobre los acontecimientos actuales en una homilía pronunciada en la Catedral de Cristo Salvador. En particular, denunció a las "fuerzas del mal que luchan contra la unidad de la Rus".
El fondo de esta homilía es un llamado a orar por la paz y por la unidad de la Iglesia, y en especial por el Metropolita Onufry, primado de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (IOU), dependiente del Patriarcado de Moscú. Pero, ¿cuál es el significado real de las palabras del Patriarca de Moscú?
"Hagamos todo lo necesario para proteger nuestra Patria histórica común"
Las palabras del patriarca Cirilo no pueden entenderse sin su contexto, el cual se da un poco más adelante: "Que el Señor guarde la tierra rusa". Cuando digo "ruso", uso la antigua expresión de la "Crónica de tiempos pasados": "El origen de la tierra rusa". Una tierra que hoy incluye a Rusia, Ucrania, Bielorrusia, otras tribus y otros pueblos".
Esta "tierra rusa" tiene sus raíces en el hecho de que Rusia y Ucrania surgieron de la "misma pila bautismal" y están unidas por una sola cultura religiosa que no debe romperse.
Como explica Jacques Berset: es "la idea tan querida por los ultranacionalistas rusos, de un espacio sociocultural y supranacional que engloba no solo a Rusia, Bielorrusia y Ucrania, sino que debe extenderse también a otros territorios de Eurasia donde la ortodoxia, la cultura y la lengua rusa están presentes. Esta civilización, desde el punto de vista tanto del Patriarcado como del Kremlin, debe definirse fuera de la civilización occidental calificada de 'decadente'".
Sin embargo, el Metropolita Onufry ha hecho suya la causa de su país, Ucrania. Expresó su apoyo "a los militares que protegen y defienden nuestra tierra y nuestra gente. ¡Que Dios los bendiga y los guarde! En defensa de la soberanía y la integridad de Ucrania, nos dirigimos al presidente de Rusia y le pedimos que ponga fin de inmediato a la guerra fratricida.
"Los pueblos ucraniano y ruso salieron de la pila bautismal del Río Dniéper y la guerra entre estos pueblos es la repetición del pecado de Caín, que por celos mató a su hermano. Tal guerra no encuentra su justificación ni ante Dios ni ante los hombres".
Una fractura insoportable
Como se explica en el artículo "Ucrania: las claves de una guerra de dimensiones religiosas", la mayoría de los ortodoxos ucranianos se separaron de Moscú, con la bendición del patriarca de Constantinopla. Los que permanecieron fieles están unidos en la IOU del Metropolita Onufry. Su posición es una nueva fractura intolerable para el Patriarca de Moscú. Por eso señala:
"Dios no permita que en la situación política actual en Ucrania, un país hermano y cercano a nosotros, prevalezcan las fuerzas del mal, que siempre han luchado contra la unidad de la Rus y la Iglesia rusa. Dios no quiera que entre Rusia y Ucrania se extienda una línea terrible, enrojecida por la sangre de nuestros hermanos".
El mensaje de Cirilo es, por tanto, ambiguo: por un lado, desea que la IOU y su Metropolita permanezcan fieles al patriarcado moscovita, en una visión tanto religiosa como política: "Debemos orar por el retorno a la paz, por el restablecimiento de las relaciones fraternales entre nuestros pueblos. Nuestra Iglesia Ortodoxa unida, representada en Ucrania por la Iglesia Ortodoxa Ucraniana presidida por Su Beatitud Onufry, es la garante de esta fraternidad".
Por otra parte, pide "que el Señor les dé la fuerza y la sabiduría para resistir (...) los ataques del maligno y, al mismo tiempo, para servir fielmente a su pueblo, especialmente trabajando para la paz por todos los medios".
Así, evitando condenar el patriotismo de su Metropolita, Cirilo aboga por la unidad de la Rus, tanto desde el punto de vista político como religioso. A pesar de la habilidad de las fórmulas, su discurso, de hecho, se refiere a una visión de una unidad territorial y religiosa de la "tierra rusa".