
El Tribunal Supremo de Austria otorgó al gobierno un año para legalizar la práctica del suicidio asistido en el país. La jerarquía católica denunció una sociedad fría y cínica, en la que la creciente presión afectará a las personas más vulnerables.
"Hasta ahora, en Austria, había un acuerdo generalizado de que la vida de todas las personas, hasta la muerte natural, tiene un valor incondicional. Con la sentencia recién dictada por el Tribunal Constitucional, se ha roto un dique". Con estas palabras, expresó su gran consternación Monseñor Franz Lackner, presidente de la Conferencia Episcopal de Austria (OBK).
El "jefe" de los obispos austriacos, arzobispo de Salzburgo, reaccionó el 11 de diciembre de 2020 a la sentencia dictada ese mismo día por el máximo tribunal del país, afirmando que Austria viola la Constitución, al hacer de la eutanasia una figura penal.
"La decisión plenamente consciente de suicidarse debe ser respetada por el poder legislativo", dijo a los periodistas Christoph Grabenwarter, presidente de la Corte Constitucional, quien agregó que la despenalización de la eutanasia debería ser efectiva para el 31 de diciembre de 2021.
Esta decisión obliga al Parlamento, controlado por una coalición heterogénea que alía y agrupa a conservadores y ecologistas, a legislar antes de enero de 2022. Como subraya Stefan Bayer en el Tagespost, "una vez más, el Tribunal Supremo ha intervenido en la política de Austria. Una vez más, una sentencia del Tribunal Constitucional crea una nueva situación fáctica que, a la vez sacude y cambia profundamente a la sociedad a largo plazo".
Haciendo hincapié en la falsa noción de libertad implícita en la sentencia de la Corte, Monseñor Lackner aclaró que "la decisión de suicidarse no es un ejercicio de la libertad, sino, más bien, una trágica expresión de la desesperación".
El riesgo de la presión ejercida sobre los ancianos
Y el presidente de la OBK señaló otro peligro, el de la eutanasia abusiva, porque nadie "quiere ser una carga para los padres ni para la sociedad, por los costes económicos que esto conlleva". Lamentablemente, la experiencia de Suiza y otros países, donde el suicidio asistido ya está autorizado, muestra de manera impactante que el número de suicidios está aumentando drásticamente, especialmente entre los ancianos", advirtió Monseñor Lackner.
La sentencia del Tribunal Constitucional también fue condenada por el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, figura histórica de la Iglesia de Austria.
En una entrevista concedida al Kronen Zeitung el 13 de diciembre pasado, el alto prelado advirtió que "los ancianos y los enfermos se enfrentarán a una presión cada vez mayor que los empujará a optar por el suicidio asistido".
Debido a esto, el cardenal apela al desarrollo de los cuidados paliativos para que "el asesinato no se convierta en una rutina": una posición encomiable, y más inspirada que otras del discípulo de Benedicto XVI, a las que tiene acostumbrados a los austriacos. Todavía recordamos el concierto de Navidad organizado en la catedral de Viena durante tres años consecutivos, de 2017 a 2019, por grupos de presión LGBT...