
El esfuerzo de la Santa Sede por lograr transparencia en materia financiera, iniciado hace varios años, parece estar dando sus frutos: esto reveló el último informe publicado por la Autoridad de Información y Supervisión Financiera (ASIF) el 10 de mayo de 2023.
La AIF, creada por Benedicto XVI en 2010 para luchar contra el blanqueo de dinero, la financiación del terrorismo y promover la inteligencia financiera, que luego se convirtió en la ASIF, sigue reforzando su acción, según Carmelo Barbagallo: una lucha que el presidente de la ASIF califica incluso como "incisiva".
"Se han mejorado los mecanismos de gastos y se han fortalecido los órganos de control", precisó Barbagallo, así como "el conocimiento de posibles amenazas externas y las correspondientes garantías procesales y organizativas".
La gestión "sana y sostenible" del Instituto de Obras Romanas (IOR) -llamado inadecuadamente "Banco del Vaticano"- también fue puesta de relieve por el informe publicado el 10 de mayo, así como el "firme compromiso" de la Santa Sede para asegurar la cooperación e intercambio de información a nivel internacional "con el fin de prevenir la evasión fiscal y promover el cumplimiento de las obligaciones tributarias por parte de los ciudadanos extranjeros y de las personas jurídicas que tengan relación con el IOR".
Una extraña omisión
Sin embargo, como señala Ed Condon en The Pillar, hay una gran omisión en el informe de la ASIF: la corrupción financiera interna, un riesgo ya destacado en el informe de Moneyval -comité de expertos europeos- que señaló, en 2021, el riesgo de "fraude, apropiación indebida, soborno y abuso de poder" dentro de la administración del Vaticano.
No cabe duda de que la ASIF está haciendo un esfuerzo para combatir este riesgo, pero el hecho de que este objetivo no se mencione en ningún momento en su último informe no ha dejado de llamar la atención de los observadores: cabe señalar que dos exjefes del organismo que desempeña el papel de "policía financiera del Vaticano" -René Brühlart y Tommaso Di Ruzza- se encuentran actualmente en el banquillo de los acusados del "juicio del siglo" que hace temblar los muros del recinto leonino.
Sin embargo, el número relativamente elevado de informes de actividades sospechosas –algunos de los cuales han sido transmitidos a la Oficina del Promotor de Justicia– así como los sesenta y siete protocolos de acuerdo internacionales firmados hasta la fecha, muestran un progreso real en la capacidad de cooperación de la ASIF.
¡Especialmente cuando se considera lo fácil que es cambiar los hábitos -reflejos de opacidad, dirían algunos- de una institución tan venerable como la Curia romana!