
A través de una acción que parece una empresa concertada de sectarismo ideológico combinado con un ataque contra las familias españolas, el gobierno de Madrid quiere excluir a las escuelas privadas, en su mayoría católicas, del plan de recuperación económica posterior a la epidemia de Covid-19.
Dos mil millones de euros es la cantidad asignada por el ejecutivo español al sector educativo, un área que está luchando por recuperarse después de las largas semanas de confinamiento causadas por la epidemia de Covid-19.
Aunque la suma es generosa, su asignación no lo es tanto. En el poder desde el 13 de enero de 2020, el gobierno de Pedro Sánchez se basa en una alianza heterogénea entre los socialistas del PSOE y los marxistas de Podemos. Al menos los une el mismo odio a la España católica.
En esta limitada visión de una historia que comienza a partir de la muerte del general Franco, el desmantelamiento de las escuelas privadas, principalmente católicas en el país, se presenta como una prioridad. Por lo tanto, el proyecto de ley aprobado en el Congreso el 3 de julio de 2020 prevé la exclusión total y completa de las escuelas privadas de la lista de beneficiarios del fondo para la recuperación.
Pablo Casado, presidente del Partido Popular, el principal partido de oposición, acusó al PSOE y a Podemos de cometer "un gran error que viola directamente la libertad de elección de las familias", a causa del "sectarismo ideológico".
Un sectarismo del que ya no se defiende la coalición gobernante: "con nuestra ideología, respetamos las elecciones y a los votantes que nos han elegido", replicó la portavoz del PSOE en el Congreso, María Luisa Carcedo.
Queda por ver si -y cuándo- el episcopado español saldrá del letargo estival que parece haber caído sobre él prematuramente. El actual presidente de la Conferencia Episcopal de España, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, abogó en marzo de 2020 por el "diálogo entre la Iglesia y el gobierno", porque "es momento", según el alto prelado, de "escucharnos unos a otros".
Por ahora, el monólogo es unilateral: "Se necesita una cuchara muy larga para comer con el diablo", escribió Shakespeare.