
Uno de los portavoces de la coalición gobernante en España hizo un llamamiento al nuevo gobierno de Pedro Sánchez para garantizar la neutralidad religiosa prevista por la constitución, aboliendo la función de los capellanes católicos en los hospitales públicos.
A fin de lograr la formación de un gobierno, Pedro Sánchez tuvo que aliarse con formaciones políticas heteróclitas, impulsado por el oportunismo. Uno de los líderes del grupo "Compromís", una alianza de la izquierda radical que reúne a nacionalistas y ambientalistas de Valencia, y que forma parte de la nueva coalición gubernamental, interpeló al gobierno en el Senado, el 9 de enero de 2020. La cuestión tiene que ver con la existencia misma de la función de los capellanes, ejercida por sacerdotes católicos en centros médicos.
"Hasta donde yo sé, la asistencia religiosa no forma parte de ninguna rama reconocida por la medicina moderna", se mofó Carles Mulet. En su opinión, la presencia de sacerdotes reconocidos oficialmente como capellanes en los hospitales públicos iría "en contra del estatus no confesional del Estado en los centros de salud" y sería "un acto discriminatorio" en relación con los no católicos.
En términos más generales, el portavoz de "Compromís" en el Senado de Madrid resumió claramente su pensamiento: "es necesario evitar que las religiones se involucren en los centros de salud", para "prevenir las interferencias religiosas, mitológicas, mágicas o pseudocientíficas en los hospitales públicos".
Cuando habló sobre la presencia de sacerdotes en el espacio público, Carles Mulet se enfureció por completo: "¡Parece que todavía estamos en la Edad Media!"; y procedió a explicar en términos particularmente ofensivos -comparando la religión con un vicio-, la razón por la que desea que la presencia de los capellanes se limite únicamente a establecimientos privados: "después de todo, cuando tienes un vicio, debes pagarlo con tu dinero, y no con fondos públicos".
El 68.4% de la población española que se reconoce como católica seguramente apreciará esta perversa "ocurrencia", dicha en la más pura tradición anarco-marxista, y tal vez algún día se arrepientan por haber permitido que tales hombres llegaran al poder. De Dios nadie se burla...