
La síntesis del proceso de consulta entre los católicos estadounidenses con miras al Sínodo fue publicada por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB) el 19 de septiembre de 2022, más de un mes después de la fecha límite impuesta por el Vaticano. Sin embargo, el contenido y la forma del documento están lejos de ser unánimes.
Es lo que parece reconocer monseñor Daniel Flores, presidente de la comisión doctrinal de la USCCB, cuando calificó el informe hecho público el 19 de septiembre como "un intento de sintetizar y contextualizar alegrías, esperanzas y heridas comunes".
En lo referente a la alegría, el documento contiene solo dos párrafos sobre la importancia de la Eucaristía en la vida del cristiano.
La síntesis pone mayor énfasis en las "heridas", de muy diversa índole: la "falta de unidad" entre los obispos estadounidenses y el Santo Padre por supuestas "ideologías políticas", se une a las críticas de un acceso demasiado "limitado" a la misa tradicional, a raíz del motu proprio Traditionis Custodes.
Por no hablar de una Iglesia considerada insuficientemente acogedora para los "miembros de la comunidad LGBT", los divorciados "vueltos a casar", las víctimas del "racismo" y las mujeres con frecuencia "marginadas", con las que se debería "fortalecer el liderazgo".
No tardaron en alzarse voces de protesta en el episcopado, como la de monseñor Thomas Tobin, obispo de Providence, conocido por sus posiciones conservadoras, quien lamentó que las consultas hayan dado lugar a un "documento bastante austero, centrado en las heridas, las luchas y las quejas", dejando en un segundo plano la "gran y generosa labor que se realiza cada día en la Iglesia".
Además, cabe cuestionar la pertinencia de una síntesis que se basa en aproximadamente 700,000 contribuciones a nivel diocesano, cuando 73 millones de estadounidenses se identifican como católicos.
Algunos informes diocesanos también han señalado el bajo número total de participantes, sin mencionar el hecho de que las "sesiones de escucha locales" fueron frecuentadas por personas ya mayores, de la generación de 1968: varios testimonios procedentes de las diócesis de Pittsburgh, Omaha y San Francisco van en esta dirección.
Para responder a la objeción de las consultas no representativas, los coordinadores del Sínodo intervinieron explicando que el proceso sinodal es "una empresa espiritual, no una empresa científica; requiere de un discernimiento de oración más que de un análisis cuantitativo". Una forma de admitir a medias las carencias de la síntesis.
El informe ahora se incorporará a un instrumentum laboris, o documento de trabajo, que servirá como base para la reflexión durante la "fase continental" del Sínodo que debe comenzar a fines de año. Se espera que todo el proceso del Sínodo sobre la Sinodalidad culmine en una reunión mundial de obispos en octubre de 2023.