Francia: El Informe Sauvé o el abuso de los abusos (1)

Diciembre 31, 2021
Origen: fsspx.news

El 5 de octubre de 2021, la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia (CIASE), presidida por Jean-Marc Sauvé, hizo público el informe que le fue encargado por la Conferencia Episcopal de Francia (CEF) y por la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Francia (COREFF).

El veredicto cayó como una cuchilla: el presidente anunció que 216,000 menores fueron víctimas de agresiones por parte del personal eclesiástico o personas consagradas: sacerdotes, diáconos, religiosos o religiosas, cifra que incluso se eleva a 330,000 si se toma en cuenta el personal laico adscrito a la Iglesia. Obviamente, estas cifras tuvieron el efecto de una bomba. Fueron transmitidas y tomadas como definitivas y firmemente establecidas.

El informe también presenta una serie de causas explicativas, de las cuales extrae una lista de 45 recomendaciones para implementar las sugerencias, e incluso las reformas que propugna.

Pero ante este cuadro, surge una serie de inquietantes preguntas. Preguntas que la comisión no se hizo, o que descartó con un revés de la mano. Además, cabe señalar que, entre las recomendaciones, un cierto número de ellas quedan totalmente fuera de la competencia de la comisión y de cada uno de sus miembros en particular.

Por eso es posible hablar de un "abuso de los abusos", como muestra una lectura atenta del informe.

La validez del informe

No es nuestra intención minimizar las faltas cometidas, al contrario. Un solo abuso en sí mismo es demasiado. Pero la verdad debe mantenerse y el exceso pone en peligro esta misma verdad. La verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad.

Uno de los que mejor lo ha demostrado es el periodista de Le Figaro, Jean-Marie Guénois en su carta "Solo Dios sabe" n° 31, del 1 de noviembre de 2021: "El Informe Sauvé sobre los abusos sexuales en la Iglesia: ¿un segundo incendio en Notre-Dame de París?"

Una presentación tendenciosa

El columnista religioso destaca que el impacto de este informe es "un número y una palabra": el número de víctimas, "216,000", y la palabra "sistémico". Y explica: "La opinión general - y no la de las sacristías- se habrá quedado solo con este mensaje: la Iglesia Católica es una empresa pedófila sistémica masiva".

Es necesario protestar enérgicamente contra esta conclusión. ¿Cómo se puede hablar de un "sistema" cuando el 97% de los sacerdotes no pueden ser incluidos en este "sistema" que se pretende denunciar?

Ciertamente, un solo sacerdote que abusa es una desgracia para la Iglesia, para las víctimas y para sus hermanos sacerdotes. Deja una marca sangrienta en las almas y daña a todos de alguna manera. Pero presentar estos crímenes como un sistema empaña la probidad y el compromiso de quienes son inocentes y lloran con las víctimas.

Si existía un sistema, era más bien por parte de los obispos. Desafortunadamente, practicaron una "ley del silencio", quizá no de forma sistemática, pero sí demasiado frecuente. Este es un dato a tener en cuenta, pero que sobre todo es necesario explicar. Y es en este punto donde el Informe Sauvé está muy por debajo de la realidad, e incluso distorsiona la perspectiva mezclando planos que deberían estar separados entre sí.

La cuestión del Código de Derecho Canónico

Será necesario retomar más adelante y en detalle las recomendaciones de la CIASE relacionadas con el derecho canónico, pero ahora conviene precisar que el período considerado (1950-2020) se divide en dos según el derecho canónico. Hasta 1983, la ley se regía por el Código elaborado por San Pío X y publicado por Benedicto XV en 1917. El Papa Juan Pablo II publicó una reforma del Código en 1983, para adaptarlo al Concilio Vaticano II.

Sin embargo, las deficiencias señaladas por la CIASE se refieren a este Código de 1983. La Comisión es consciente de ello. Por tanto, es deshonesto atribuir al Código de 1917 las faltas cometidas por los obispos antes de esa fecha. La cuestión del Código de 1983 se examinará a continuación.

En este sentido, vale la pena mencionar la opinión de Anne Philibert, en la conclusión de su libro Los Sacerdotes y los Escándalos. En la Iglesia de Francia del Concilio de Trento a la Etapa Posterior al Concilio Vaticano II, (1545-1978), Cerf, 2019.

Esto es lo que escribe en la p. 401 sobre los años 1920-1930: "Estos obispos [de sacerdotes condenados por abusos] no parecen haber aplicado, en el estado de la información reunida, las recomendaciones del Código de Derecho Canónico de 1917 ni de la carta del Santo Oficio de 1922. Los sacerdotes no fueron suspendidos, etc".

Y continúa: "Los obispos mantuvieron únicamente la regla del secreto de la decisión del Santo Oficio de 1922 (y, más tarde, de 1962 de la congregación competente). Esto resultó en un fiasco. (…) La Santa Sede quería sanción y secreto. La práctica parece haber sido el secreto sin la sanción".

Por lo tanto, lo que esta autora admite sin ninguna dificultad es que las herramientas para actuar de manera justa y eficaz estaban en manos de los obispos, pero algunos las utilizaron indebidamente. La culpa no es en absoluto de la ley de la Iglesia, al menos no de la ley anterior a 1983. Porque esta última, es otra historia.

Al confundir estas épocas, el Informe Sauvé desacredita el Código de Derecho Canónico promulgado por San Pío X de manera completamente injusta y, a su vez, a la misma Iglesia.

El valor de las cifras presentadas

El segundo interés fundamental del artículo de Jean-Marie Guénois, es el cuestionamiento franco y documentado de las cifras propuestas por la CIASE.

El autor comienza afirmando que "no se trata en absoluto de modificar o negar nada". No es difícil admitir que "las víctimas se cuentan por miles sin considerar las que nunca se atrevieron a hablar". Pero eso no impide que hagamos preguntas, que "ajustemos las proporciones", que "delimitemos la parte exacta de un problema gravísimo e inadmisible, para identificarlo mejor", y erradicarlo eficazmente, en beneficio de las víctimas.

Sin embargo, la cifra propuesta por la CIASE se mantuvo como una certeza, y "no como una proyección aritmética resultante de una encuesta declarativa que conduce a una estimación". En otras palabras: "el Informe Sauvé habría sacado a la luz una lista de más de 300,000 víctimas.

"¿Cómo se llegó a este punto?"

La explicación de J.-M. Guénois es muy instructiva: "Se utilizaron dos fuentes para el recuento de víctimas", precisa. Una contabilidad, nominal, acompañada de la labor en los archivos de las diócesis, tribunales, prensa, testimonios, que llevó la cifra a 2,738 casos": un resultado menor a diez mil. El propio Jean-Marc Sauvé, en febrero de 2021, había anticipado en L’Obs una cifra de 10,000 víctimas.

J.-M. Guénois señala que esta cifra corresponde a informes equivalentes en el mundo: Estados Unidos, Irlanda, Alemania, Australia, Holanda, han publicado cifras del orden de diez mil. En Alemania: 3,677 víctimas y 1,670 sacerdotes agresores. En Australia: 4,756 víctimas por 1,880 sacerdotes o religiosos agresores. En Estados Unidos, para el período 1950-2010, 13,000 abusos sexuales cometidos por 5,000 sacerdotes. En Irlanda, un informe nacional de 1936 a 2009 menciona más de 2,000 casos.

Surge entonces la pregunta: "¿cómo, en seis meses, el número de víctimas se multiplicó por diez, o incluso por 30? Y sobre todo: "¿cómo puede ser que 3,000 sacerdotes agresores identificados por la CIASE hayan tenido en promedio 72 víctimas cada uno?"

La CIASE descarta la objeción: "Es cierto que [este resultado] implicaría un número muy elevado de víctimas por agresor. Pero tal resultado no es imposible a la luz de la literatura científica que muestra que un depredador sexual puede atacar a muchas víctimas".

No es imposible, pero hay que demostrarlo. Porque imaginemos que, entre estos 3,000 agresores, la mitad agredió "solo" a 36 víctimas, lo que ya es mucho para la literatura de la que se habla. La otra mitad tendría que haber agredido a más de 100 víctimas. Lo cual es altamente improbable. Ahora bien, en estadística, lo que es altamente improbable es nulo y sin valor, como seguramente saben los estadísticos.

Y J.-M. Guénois lo dice enérgicamente: "¿Cómo, durante más de 70 años, la Iglesia en Francia pudo haber ocultado 3,000 casos anuales de agresión? ¿O 30 casos por diócesis al año, en el mayor silencio? Me refiero a 216,000 víctimas, divididas entre 70 años, luego divididas entre 100 diócesis, lo que da 30 casos por año durante setenta años. Una diócesis es del tamaño de una región francesa.

"Tal índice de agresiones, con tanta recurrencia y regularidad, no pudo haber pasado tanto tiempo desapercibido, aunque el informe explica cómo la cobertura psicológica del silencio de la víctima, sumada al peso de la cobertura del silencio institucional, podía bloquearlo todo".

"¿Cómo se obtuvieron estos cientos de miles?"

El cronista religioso de Le Figaro continúa su demostración explicando cómo se produjo esta cifra: "No por los métodos de un notario o historiador, una contabilidad de hechos, personas, nombres, registros. Este método se utilizó para la primera parte de la encuesta".

"Para la segunda parte, la comisión utilizó una encuesta declarativa por correo electrónico con una muestra de 28,010 personas. Lo que dio el siguiente resultado: de estas 28,010 personas, 117 declararon haber sido agredidas por un miembro del clero, 92 hombres, 25 mujeres. Es decir, un porcentaje respectivo de 0.69% y 0.17%". 

Ahora es necesario entender cómo pasamos de 117 víctimas a 216,000. "Simplemente multiplicando este porcentaje de 0.69% de hombres y 0.17% de mujeres con el número actual de hombres y mujeres en Francia, al 1 de enero de 2021. (…) Es decir, un total de 216,000 víctimas estimadas en los últimos 70 años".

¿Puede aplicarse a nuestro estudio esta extrapolación estadística, que se basa en la técnica de la encuesta? Podemos dudar muy seriamente de eso. Y lo que es más importante, esta estimación no refleja la realidad de los archivos. Pero esta es ahora la realidad para la opinión común.

Una última fuente de confusión

El informe de la CIASE dividió su estimación en tres períodos. Pero el informe, que según su título cubre los años comprendidos entre 1950 y 2020, proporciona resultados para el período comprendido entre 1940 y 2020.

Precisa que la primera fase, entre 1950 y 1970, es "la más alta". Pero el resultado, 56% de los actos de violencia cometidos, abarca el período comprendido entre 1940 y 1969. Una forma muy curiosa de tener un enfoque "científico". Antes de hablar sobre la etapa "más alta", se debería haber indicado el porcentaje del intervalo definido por el título del párrafo.

Esto genera gran confusión. ¿Cuál es la cifra exacta? ¿Qué se quiere esconder ante nuestros ojos? Estas son preguntas que la Comisión debe responder. Pero lo que sí se puede decir es que, en la materialidad de los hechos presentados en este informe, hubo un "abuso de los abusos".

Padre Arnaud Sélégny +

Continuará...