
Una parte de los bienes inmuebles pertenecientes a los cristianos iraquíes confiscados durante la ocupación de la organización Estado Islámico (EI) finalmente han regresado a manos de sus legítimos propietarios, como prometió el líder chiíta Muqtada Al-Sadr, líder indiscutible de Irak actualmente.
Un rayo de sol comenzó a brillar en el cielo sombrío para los cristianos de Irak, este 21 de febrero de 2022: fue en esta fecha que el acto oficial de restitución de los bienes inmuebles, de los que habían sido despojados durante la ocupación de la organización Estado Islámico (EI), se firmó solemnemente en presencia de las autoridades iraquíes, incluido uno de los colaboradores cercanos de Muqtada Al-Sadr.
Ataviado con el turbante negro de los descendientes del "Profeta", el dignatario chiíta goza de gran popularidad en Irak, tanto por su linaje como por el papel político que ha desempeñado desde la invasión estadounidense en 2003.
Tras la muerte de su suegro, Mohamed Baqir Al-Sadr, reformador del islam chiita, ejecutado en 1980 por Saddam Hussein, y de su padre, el gran ayatolá Mohamed Sadiq Al-Sadr, asesinado junto a dos de sus hijos en Najaf en 1999, Muqtada tomó el mando de la corriente sadrista, combinando exitosamente el islam puritano y la acción social.
Fue a principios de 2021 –y probablemente para asegurar el voto de los cristianos unos meses antes de las elecciones legislativas que ganó el 10 de octubre– que el líder del partido sadrista creó un comité encargado de reunir y verificar las denuncias sobre expropiaciones de bienes cristianos.
Una iniciativa, según explicó el propio líder chiita, que pretende oficialmente restablecer la justicia, poniendo fin a las violaciones del derecho a la propiedad de las que eran víctimas sus "hermanos cristianos".
Cabe señalar que el creciente éxodo de estos últimos, tras la caída del régimen de Saddam Hussein en 2003 -gracias a una intervención estadounidense que se tradujo principalmente en la invasión yihadista del EI en la región- había dejado el campo libre para la expropiación "legalizada" y el robo de bienes, como lo atestiguan los más altos funcionarios católicos del país.
Por ejemplo, en una carta pastoral enviada a los fieles con motivo de la Navidad de 2015, el patriarca católico de rito caldeo, el cardenal Louis Raphaël Sako, se atrevió a hablar sobre las "familias víctimas de ataques selectivos y expropiaciones por parte de delincuentes y grupos extremistas".
En abril de 2017, el exparlamentario cristiano Yonadam Kanna, líder del Movimiento Democrático asirio, también retomó este espinoso tema, señalando con el dedo a "los delincuentes que producen documentos y certificados falsos, para reclamar propiedades, casas o negocios a los cristianos que han emigrado del país en los últimos años debido a las guerras y la violencia".
Aunque, ahora, más de 120 propiedades han sido devueltas a sus propietarios, el Comité para la Restitución de Propiedades Cristianas espera que esta política continúe, expresando además la esperanza de un "retorno rápido" de todos los cristianos orientales que han dejado su patria.