La oración interreligiosa por la paz en el Coliseo

Noviembre 01, 2022
Origen: fsspx.news

El 25 de octubre, la Comunidad de Sant'Egidio concluyó un nuevo encuentro de oración por la paz en el Coliseo, en presencia del Papa y de representantes de numerosos grupos religiosos. La referencia a la reunión de Asís de 1986 fue explícita.

Este año volvió a tener lugar "El Grito de la Paz", el encuentro organizado por la Comunidad de Sant'Egidio desde hace treinta y seis años, es decir, desde el 27 de octubre de 1986, cuando Juan Pablo II convocó a Asís a los representantes de las religiones del mundo para orar juntos, unidos, pidiéndoles continuar "viviendo el espíritu de Asís".

El ecumenismo, uno de los frutos más venenosos del Concilio, permite invitar a la oración a los miembros de todas las religiones, revelando así la verdadera naturaleza del modernismo: ningún dogma expresa verdades externas al hombre, capaces de determinar nuestro comportamiento y el orden correcto de las cosas. Por el contrario, cada religión se asimila a un mero producto del espíritu humano.

Y como cualquier producto del espíritu humano, las religiones también son buenas en la medida en que procuren el bien de la sociedad humana y se adapten a ella. Es en este sentido que se debe leer el discurso de Marco Impagliazzo, presidente de la poderosa Comunidad de Sant'Egidio, quien explicó que desde la época de Juan Pablo II, las religiones se han acercado mucho más que las naciones, y atribuyó la caída del Muro de Berlín a la oración interreligiosa.

Impagliazzo concluyó con unas palabras que no dejan dudas sobre la visión indiferentista y modernista: "si las religiones escuchan el grito de la paz y unen su oración, su capacidad creadora, incluso esta guerra mundial en pedazos puede detenerse".

Todo sucedió según el patrón establecido desde 1986: durante el día, los representantes de las religiones rezaron en varios lugares de la ciudad, y luego a las 5 de la tarde todos se reunieron en el Coliseo. El Papa se sentó junto a los representantes de las diversas herejías y cismas, así como representantes del judaísmo, del islam, de muchas religiones paganas, etc., sin ninguna diferencia de rango y en total confusión entre la verdad y el error.

También estuvieron presentes el alcalde de Roma y el recién instalado ministro de cultura italiano. Las reuniones ecuménicas son verdaderamente la liturgia más consumada de la llamada Iglesia conciliar, o quizás de la nueva religión civil mundial única.

Entre los diversos conflictos discutidos durante la reunión, el de Ucrania fue obviamente el más mencionado. El Papa insistió en que las religiones, para ser verdaderas, solo deben aportar paz. Según él, la guerra nunca puede ser sagrada y no se puede invocar el nombre de Dios para justificar el conflicto. Todos los presentes firmaron un llamamiento final.

Este tipo de eventos no pueden pasar desapercibidos, incluso si se han convertido en algo común. Debemos seguir denunciándolos precisamente para que no tengan su propio y principal efecto, que es hacernos indiferentes a las verdades de la fe, reduciendo la religión a una entidad de promoción humana.