
Arzobispo de Melbourne, miembro del Consejo de Cardenales encargado por el Papa Francisco de reformar la Curia, la vida del cardenal George Pell –un prelado conservador que en el ocaso de su vida declaró públicamente celebrar la Misa Tradicional todos los días– resume en sí misma las sacudidas que atraviesa la Iglesia desde hace varias décadas.
Fue el 10 de enero de 2023, en Roma, a donde había acudido al funeral del Papa emérito -a quien admiraba-, que el cardenal George Pell falleció a los 81 años, tras una operación de cadera que le provocó complicaciones cardíacas que resultaron fatales.
"Para muchas personas, especialmente los fieles católicos, este es un día doloroso y expreso mis condolencias a todos los afectados por el fallecimiento de hoy", declaró el primer ministro australiano, Anthony Albanese.
"Queda para los historiadores evaluar el impacto del cardenal Pell en la vida de la Iglesia en Australia e incluso más allá, pero este impacto es considerable y continuará en el tiempo", comentó Monseñor Anthony Fisher, sucesor del difunto como arzobispo de Melbourne.
Considerado durante gran parte de su vida como un "conservador conciliar" en la línea de Benedicto XVI, miembro del Consejo de Cardenales, encargado por el Papa Francisco de la Secretaría de Economía, Monseñor Pell, tras haber sentado las premisas de la investigación sobre supuestas inversiones fraudulentas de la Secretaría de Estado en el extranjero, de repente se encontró en el banquillo de los acusados, por presuntos abusos a menores en Australia.
Aunque los hechos alegados pareciesen de lo más increíbles, el alto prelado fue condenado, no obstante, a seis años de prisión, en primera y luego en segunda instancia, en una operación de linchamiento mediático y judicial destinada a deshonrar la imagen de la Iglesia.
Afortunadamente, la ley prevaleció y el cardenal australiano, después de largos meses tras las rejas, fue finalmente absuelto en tercera instancia por el Tribunal Superior de Australia, el más alto tribunal del país, de todos los cargos presentados en su contra, por unanimidad de los jueces.
En el ocaso de su vida, Monseñor Pell dijo sobre el elegido para el próximo cónclave: "Me gustaría decirle al futuro Papa que uno de los desafíos más importantes es mantener la pureza de la tradición apostólica. Somos servidores y defensores de la enseñanza de Cristo y de los apóstoles. No estamos autorizados a quitarle partes ni a despreciarla. No somos los dueños de la tradición apostólica".
Capaz de ver el mundo futuro con gran lucidez, el cardenal declaró: "En cierto modo, volvemos a lo que era la sociedad en el Imperio Romano: una sociedad brutal hecha de esclavitud, violencia e infanticidio donde no había ninguna obligación hacia los enfermos".
En una de sus últimas entrevistas, concedida a OSV News, el anciano arzobispo afirmaba: "Ahora me he entregado por completo a la Misa Tridentina que celebro todos los días". Que descanse en paz.