
La reciente inauguración de un templo masónico en presencia del obispo de Terni-Narni-Amelia causó asombro y consternación en Umbría (Italia). Relaciones peligrosas que se multiplican desde hace varios años en Roma.
Una sorprendente luna de miel entre el obispo y el gran maestre... ¡El colmo en la ciudad natal de San Valentín!
Asombroso, especialmente para los fieles de la diócesis de Terni, que se han quedado boquiabiertos desde el 27 de septiembre de 2022, día en que su obispo participó, todo sonrisas, en la inauguración del nuevo templo masónico erigido en el corazón de su ciudad, en la compañía del Gran Maestre del Gran Oriente de Italia (GOI) Stefano Bisi.
La polémica que siguió hizo que Monseñor Francesco Soddu perdiera la sonrisa rápidamente, lo que lo llevó a realizar un intento de justificación, en vano, por medio de un comunicado de prensa publicado en el sitio web de su diócesis.
En él se puede leer: "Con respecto a la apertura de la nueva estación del GOI en Terni, una lectura instrumental deliberadamente equívoca y mal entendida de la presencia de monseñor Soddu en esta ocasión ha suscitado asombro, perplejidad y amargura.
"La interpretación de los hechos, que ni siquiera tuvo en cuenta el contenido de lo dicho por el obispo, desvirtúa totalmente el sentido de su presencia que, sin identificarse con una corriente ajena a la doctrina cristiana, tiene como único fin testimoniar la fidelidad al Evangelio y a la Iglesia, especialmente en el momento de sinodalidad que la caracteriza".
¿"Asombro" y "perplejidad"? Dos eufemismos que los católicos de Terni tendrán dificultad en digerir teniendo en cuenta las doscientas excomuniones con las que la Iglesia ha golpeado a la masonería desde hace casi tres siglos...
Para el "jefe" del Gran Oriente italiano, entrevistado por La Nuova Bussola Quotidiana, todo esto es cosa del pasado: "El tiempo de las Cruzadas ha quedado atrás", explicó Stefano Bisi, quien precisó en qué medida el artículo firmado por el cardenal Gianfranco Ravasi, titulado "A nuestros queridos hermanos masones" y publicado el 14 de febrero de 2016, en el semanario Il Sole 24 ore, ha removido las líneas.
El expresidente del Consejo Pontificio para la Cultura -que acaba de cumplir 80 años- enumera las supuestas "convergencias" entre la Iglesia y la masonería: "Una antropología basada en la libertad de conciencia y de intelecto y en la igualdad de derechos, y un deísmo que reconoce la existencia de Dios, dejando sin embargo móviles las definiciones de su identidad".
Además, el alto prelado relativizó las condenas realizadas por la Iglesia, considerando que "no impedían el diálogo", y que es necesario "superar la actitud de los círculos fundamentalistas católicos, que para atacar a los miembros de la jerarquía que no son de su agrado, recurren al arma de la acusación de pertenencia masónica".
Una contribución vista por varios observadores como el cheque en blanco de un príncipe de la Iglesia otorgado a los obispos que desean trabajar por el "diálogo" entre católicos y masones, aunque eso signifique aumentar un poco más la confusión, como si fuera necesario.
Así, a lo largo de los meses y años, varias diócesis –Gubbio, Massa Marittima, Bolzano, Pinerolo, Syracuse, Arezzo, Ravenna y ahora Terni– han ido en esta dirección.