
No son las armonías de la marcha pontificia de Charles Gounod las que actualmente resuenan dentro de los palacios apostólicos. El 19 de mayo de 2023, mientras Bretaña celebra a San Ivo -el abogado de las causas difíciles-, es otra causa, la de la moral cristiana, la que fue escenario de un enfrentamiento a distancia entre dos "pesos pesados" de la Curia romana.
Con motivo del congreso organizado por la Cátedra Internacional de Bioética Jérôme Lejeune –en el que participan durante dos días investigadores de varias importantes universidades católicas– el cardenal Luis Ladaria Ferrer, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, recordó a sus oyentes la necesidad de todos los fieles de defender la enseñanza contenida en la encíclica Humanae Vitae, en la que el Papa Pablo VI recuerda varias verdades sobre la moral sexual.
"Esta encíclica sigue siendo válida porque es la respuesta correcta del Magisterio a las antropologías dualistas cuyo objetivo es instrumentalizar el cuerpo y que no son nuevos humanismos, posmodernos y seculares, sino verdaderos antihumanismos", insistió el jefe del ex Santo Oficio.
Asimismo, aprovechó para condenar el "relativismo moral" y la "antropología anticonceptiva", que conducen, según sus palabras, a reducir el cuerpo a "un simple objeto manipulable", en conformidad con lo que promueve el "transhumanismo" y la "ideología de género". Un discurso bastante firme y claro del que no se hizo eco la intervención de monseñor Vincenzo Paglia, pocas horas después.
Un calamitoso presidente de la Academia Pontificia para la Vida
Más enfocado en los matices de gris que en la claridad del dogma, el sulfuroso presidente de la Academia para la Vida, afirmó que "la eterna cuestión de la relación entre los fines del matrimonio -la procreación de los hijos y su educación o fin primario-, y el mutuo apoyo con el remedio de la concupiscencia o fin secundario– debe ser superada". En otras palabras, relativizada e incluso eliminada.
Porque, para el prelado progresista, en materia de anticoncepción no puede haber una verdad prefabricada, y no duda en afirmar, refugiándose en la autoridad del actual Romano Pontífice: "Considero muy importante que sigamos reflexionando y discutiendo esta cuestión, como reiteró el Papa Francisco precisamente sobre el tema de los anticonceptivos, afirmando 'que el deber de los teólogos es la investigación, la reflexión teológica'".
Una disonancia que aparece incluso a plena luz del día en el portal informativo oficial del Vaticano, y que pone de manifiesto, una vez más, la confusión doctrinal que reina en el seno de la Pontificia Academia para la Vida. Y más ampliamente dentro de los confines de las murallas leoninas cuyas puertas ya no resisten a las doctrinas heterodoxas más que a los autos de carreras conducidos por locos furiosos...