Análisis sobre el documento final del Sínodo Sobre la Juventud

El 27 de octubre de 2018, se publicó el documento final del Sínodo de los Obispos sobre el tema "La Juventud, la Fe y el Discernimiento Vocacional".
El documento está dividido en tres partes, 12 capítulos, 167 párrafos y tiene menos de 60 páginas. Los Padres Sinodales aprobaron este documento, votando párrafo por párrafo del texto en italiano, porque no se les proporcionó una traducción a otros idiomas. El vaticanista Marco Tosatti no dejó de señalar este hecho:
El documento sólo estaba en italiano. El arzobispo Charles Chaput (de Filadelfia) protestó al respecto, y alguien escribió en Twitter: "¿Cómo pueden los Padres Sinodales pronunciarse sobre un documento que no tuvieron tiempo de leer, en un idioma que muchos de ellos desconocen, con una nueva "Caja de Pandora", abierta por la inserción de temas polémicos en el texto final?" Incluso Robert Mickens, (un periodista progresista y gran defensor de Bergoglio - Nota del Editor) de La Croix International comentó: ¿Cómo rayos se supone que aquellos que no hablan italiano puedan proporcionar una crítica responsable, proponer enmiendas o votar sobre algo que no pueden entender?... Esto es un verdadero "escándalo", en el sentido de un obstáculo.
Hasta el día de hoy, más de un mes después de la conclusión del Sínodo, sólo el texto en italiano está disponible en el sitio web del Vaticano, en el que no se ofrece ninguna traducción oficial.
Los "temas polémicos" que menciona Marco Tosatti son la cuestión de la sinodalidad y el problema de la homosexualidad, temas que recibieron la menor cantidad de votos a favor, como señala, Sandro Magister, otro vaticanista:
Los Padres sinodales aprobaron el texto por una gran mayoría en prácticamente todos los casos
... Sólo hay dos puntos que recibieron más de 50 votos negativos, que en cualquier caso son mucho más bajos que el mínimo de 83 votos negativos, o un tercio de los votantes, lo cual habría sido necesario para negarse a aprobar un párrafo.
En cuanto al primer caso, con 51 votos negativos, está la cuestión de una mayor "sinodalidad" en la Iglesia. Los seis párrafos finales sobre este tema obtuvieron más de 30 votos negativos. En cuanto al segundo caso, tenemos, con 65 votos negativos, el controvertido punto sobre la sexualidad y la homosexualidad, una palabra que aparece sólo dos veces en todo el documento, en los párrafos 39 y 150, ... aunque su sombra se cierne sobre todo el Sínodo, incluso en donde el documento trata de ignorarla silenciosamente, por ejemplo, respecto al tema de los seminarios para la formación de futuros sacerdotes, o el flagelo de los abusos atribuidos al llamado "clericalismo".
La "sinodalidad" como remedio para el "clericalismo"
"¡El clericalismo es el enemigo!": El eslogan de Léon Gambetta, parece ser ahora el tema principal de los documentos romanos. Se emplea en el texto final del Sínodo tanto para la cuestión de la sinodalidad ("el clericalismo que descarta un gran número de procedimientos decisorios") como para la cuestión del abuso de menores, del cual supuestamente es la principal causa... Esto provocó la reacción de Lorenzo Bertocchi en un artículo en la edición del 28 de octubre de La Nuova Bussola Quotidiana titulado "El Documento Final del Sínodo entre lo vago y lo ambiguo", donde señala:
El meollo del problema se identifica con este "clericalismo" que el Papa Francisco ya había señalado como una causa varias veces en los últimos meses. Después de recordar que existen diferentes tipos de abuso, 'de poder, de conciencia; abuso económico o sexual", el texto (Final) (del Sínodo) sostiene que para "llegar a la raíz" del problema debemos referirnos al "clericalismo" que surge especialmente de una visión elitista y exclusiva de la vocación, que interpreta el ministerio recibido como un poder para ejercer más que como un servicio gratuito y generoso.
En contraposición a este "clericalismo", la "sinodalidad" aparece como el remedio adecuado. Lorenzo Bertocchi muestra su impacto en la vida de la Iglesia:
...esta sinodalidad no es más que la aplicación práctica de uno de los puntos esenciales del pontificado de Francisco, a saber: "la apertura de los procesos". Esto queda bastante claro cuando leemos el párrafo 120: 'El cierre de las actas de la asamblea y del documento que recoge sus resultados no cierra el proceso sinodal, sino que sólo es una etapa... Invitamos a las Conferencias Episcopales y a las Iglesias Particulares a continuar este viaje, participando en procesos de discernimiento comunitario que incluyen también en sus deliberaciones a los que no son obispos, como lo ha hecho este Sínodo." Por lo tanto, se trata de un método que siempre debe estar en progreso (la frase aparece en inglés en el texto) y abierto. El objetivo de Francisco es claramente guiar a la Iglesia hacia una sinodalidad misionera continua; "De esta manera", dice el documento, "podemos avanzar hacia una Iglesia participativa y corresponsable".
Esta insistencia en la sinodalidad también atrajo la atención de Sandro Magister, quien en su blog Settimo Cielo, el 12 de noviembre, informó que el Arzobispo de Sydney, Monseñor Anthony Fischer, en la edición del 1 de noviembre del National Catholic Register, describió esta forma de proceder como "una manipulación obvia", con lo cual "dio voz a la protesta de muchos Padres Sinodales sobre esta forma contradictoria de imponer una idea de gobierno colegial con un acto de soberanía proveniente de las esferas más altas". Además, el vaticanista romano compara este Sínodo con el de 1999, cuando el cardenal progresista Carlo Maria Martini,
...un jesuita al igual que Jorge Mario Bergoglio, esbozó el 'sueño' de una Iglesia en un estado sinodal perenne, enumeró una serie de 'difíciles problemas disciplinarios y doctrinales" que debían abordarse colegialmente, y concluyó que para tales cuestiones "ni siquiera un sínodo podría ser suficiente,' pero que era necesario 'un instrumento colegial más universal y con autoridad', en esencia un nuevo concilio ecuménico, listo para 'repetir la experiencia de comunión y de colegialidad' que fue el Vaticano II.
Magister continúa:
Entre las cuestiones enumeradas por Martini se encuentran las que hoy están en el centro del pontificado de Francisco: la posición de las mujeres en la Iglesia, la participación de los laicos en algunas responsabilidades ministeriales, la sexualidad, la disciplina del matrimonio, la práctica penitencial, las relaciones ecuménicas con otras iglesias, la relación entre las leyes civiles y las leyes morales.
Y al igual que el cardenal Martini, Francisco también critica el "estilo" en el que la Iglesia debería abordar tales cuestiones. Un "estilo sinodal" permanente, o "una forma de ser y trabajar juntos, jóvenes y viejos, en la escucha y en el discernimiento, para llegar a decisiones pastorales que hagan frente a la realidad".
Hoy, la idea de un nuevo concilio ecuménico es promovida por pocos. Lo más pujante, con el apoyo de Francisco, es la discusión sobre cómo lograr la evolución no solo de los sínodos, tanto locales como universales, consultivos y deliberativos, sino también de las conferencias episcopales, descentralizando y multiplicando sus poderes e incluso dotándolas de alguna "autoridad doctrinal genuina" (Evangelii gaudium 32).

El 1 de noviembre, el periodista Aldo Maria Valli denunció en su blog esta "retórica de la escucha":
En el documento final del Sínodo tenemos la retórica del acompañamiento, o "caminar juntos" y de la escucha, sin que se exprese claramente el objetivo de todo este acompañamiento, de este "caminar" y esta escucha. El resultado es una Iglesia que ya no enseña el temor de Dios y no advierte contra el pecado, sino que da consejos para el bienestar general.
Además, hace una mención muy apropiada de un artículo publicado al otro lado del Atlántico [de Europa]:
Samuel Gregg, en un artículo para el Catholic World Report (29 de octubre), dedica un interesante análisis a este tema, señalando que el sentimentalismo ahora predominante se manifiesta sobre todo en la forma de presentar a Jesucristo. El Cristo que a menudo desconcierta a sus discípulos por su dureza contra el pecado, se transforma en un simpático maestro liberal, un Jesús inofensivo, amigo de todos, que parece no tener ningún deseo de transformar nuestras vidas, sino que se limita estrictamente a acompañar y consolar, y sobre todo evita cuidadosamente cualquier referencia a la Verdad, porque si hablara sobre eso, trastornaría la conciencia de los posmodernos, quienes hemos dejado de preguntarnos sobre las grandes verdades absolutas y pensamos que la única respuesta puede provenir de la coexistencia de varias respuestas.
Este Jesús sentimentalista te alienta a que te sientas bien con tu vida tal y como ésta sea, a ser fiel a tu conciencia, a aceptar tu historia. Se trata de un Jesús que no juzga sino que garantiza el cielo en general a todos, porque Él acompaña a todos, y escucha a todos.
Para convencernos de que los comentarios de Aldo Maria Valli están bien fundados, basta con leer estas frases extraídas de la Carta de los Padres Sinodales a los Jóvenes, que se publicó al final del Sínodo y está escrita en un estilo que el Vicario Saboyano (un personaje ficticio que supuestamente predicó un "sermón" publicado por Rousseau) no habría repudiado al profesar la fe de Rousseau y provocar copiosas y consoladoras lágrimas de algunos de sus oyentes:
Nosotros, los Padres sinodales, ahora nos dirigimos a ustedes, jóvenes del mundo, con una palabra de esperanza, confianza y consuelo. En estos días, nos hemos reunido para escuchar la voz de Jesús, 'el Cristo eternamente joven', y para reconocer en Él sus muchas voces, sus gritos de júbilo y sus momentos de silencio... Deseamos ser partícipes de su alegría, para que sus expectativas cobren vida. Estamos seguros de que con su entusiasmo por la vida, estarán listos para involucrarse en el cumplimiento de sus sueños y que estos se realicen y tomen forma en su historia [algunas traducciones dicen: nuestra historia humana]... La Iglesia es su madre; ella no los abandona; está lista para acompañarlos en nuevos caminos, en caminos más altos donde los vientos del Espíritu soplan con más fuerza, barriendo las nieblas de la indiferencia, la superficialidad y el desaliento... La Iglesia y el mundo necesitan urgentemente su entusiasmo... Ustedes son el presente; sean un futuro más brillante.
Alegría, entusiasmo por la vida, sueños, nuevos caminos... ¡todo está ahí para iluminar el futuro! Las mañanas que cantan y los días futuros que cautivan...
Aldo Maria Valli hace suya la opinión de de Samuel Gregg, quien sostiene:
...el mundo occidental se está ahogando en el sentimentalismo... Tan sólo hay que prender la computadora para comprobarlo. Inmediatamente veremos el gran emotivismo que impregna la cultura popular, los medios de comunicación, la política y las universidades. En este mundo, la moralidad está relacionada con nuestro compromiso a las causas particulares. Lo que importa es cuán 'apasionados' (tomemos nota del lenguaje utilizado) somos hacia nuestros compromisos, y el grado de corrección política de la causa, no si la causa en sí es razonable". Un poco antes en su artículo, el periodista italiano escribe sin rodeos: “La misericordia y el perdón están solo a un paso del misericordismo [la misericordia como ideología] y del perdón light, y ese paso se puede tomar rápidamente. Simplemente hay que eliminar la ley divina y sustituirla por la conciencia individual, ahora transformada en un absoluto.
El 12 de noviembre, Aldo Maria Valli retomó este tema durante una entrevista a Ettore Gotti Tedeschi con motivo de la publicación de su último libro, L’arte maieutica della polemica (El método socrático en la polémica). Con respecto al relativismo prevaleciente, el ex presidente del Instituto para las Obras de Religión dijo:
Si las ideas no influyen en el comportamiento, entonces el comportamiento termina influyendo en las ideas. Pero la notoria "realidad" en la que debemos reconocernos a nosotros mismos es, esencialmente, el producto de ideas confusas o corruptas. Si queremos ser "la sal de la tierra", no debemos suspender nuestro juicio sobre la realidad. Debemos entender sus causas y debemos intentar influir en ella... Debido a esta confusión, lo que se ha convertido en "ético" es un comportamiento realista, que es lícito desde una perspectiva pragmática. Actualmente, en la práctica, coincide con los dos dogmas de la modernidad: no crear conflictos con nadie y no dañar el medio ambiente.
Fuentes: vaticannews/NBQ/Settimo Cielo/ NCR/jeannesmits/benoitetmoi/aldomariavalli/CWR – DICI no. 379, December 2018