Anestesia presidencial administrada a los obispos franceses

El jefe de estado declaró a los prelados: "Tanto ustedes como yo sabemos que la voz de la Iglesia no puede imponer nada." En otras palabras: puede ser escuchada, pero no puede obligar a las personas a escuchar, y mucho menos a seguirla. Emmanuel Macron incluso predicó a los obispos sobre la virtud de "la humildad del cuestionamiento." En términos concretos: sería recomendable que los católicos que se oponen al próximo proyecto de ley sobre la procreación asistida médicamente lo hagan únicamente a través de marchas silenciosas, y no con otro ruidoso y ensordecedor Manif pour tous (Manifestación para Todos, una abrumadora demostración francesa de apoyo popular al matrimonio tradicional].

Para que no quedara ninguna duda, el presidente de la república declaró:

Mi papel es asegurarme de que todos y cada uno de nuestros ciudadanos tenga absoluta libertad para creer o no creer, pero,. al mismo tiempo, le pediré que respete absolutamente, y sin ningún tipo de infracción, todas las leyes de la República.

Porque el laicismo es un "criterio de bronce" que impone "una absoluta libertad de conciencia" - en este caso "absoluto significa por encima de la ley natural y divina": el ego frente al credo. Y los obispos celebraron los comentarios presidenciales con una ola de fervientes aplausos.

Sin embargo, el diario católico La Croix escribió, diplomáticamente, que el presidente "parecía estar preparando a los católicos para una decepción sobre algunas de sus aspiraciones". Ciertamente parecía estar administrando un sedante a sus oyentes, quienes ya están anestesiados por la "libertad religiosa" y cloroformizados por un "laicismo positivo."

Esa noche, en el aséptico entorno del Colegio de los Bernardinos, la audiencia parecía estar bajo la influencia de la hipnosis. Lo más probable es que estos pacientes terminen en el área de terapia intensiva.

- Padre Alain Lorans, FSSPX