Anticoncepción y PMA: la Pontificia Academia para la Vida vuelve a remover el tema

Atrás quedaron los días en que las noticias religiosas del Vaticano marcaban una pausa estival, mientras el sucesor de Pedro abandonaba los palacios apostólicos a su letargo canicular, para dirigirse a la campiña fresca y apacible de Castel Gandolfo.

En julio de 2022, la Pontificia Academia para la Vida reavivó la polémica en el mundo católico sobre diversas cuestiones bioéticas –que van desde la anticoncepción hasta la fecundación in vitro– que parecían haber sido suficientemente tratadas y resueltas desde hace varias décadas.

Todo comenzó con la publicación del libro Ética teológica de la vida. Escritura, tradición y retos prácticos, al inicio del verano. Un libro que incluye varias contribuciones presentadas en una conferencia patrocinada por la Academia en 2021.

Dichas contribuciones defienden la distinción entre un supuesto ideal moral presentado por la Iglesia -como el rechazo de la anticoncepción- y la aplicación concreta y pastoral de este ideal, que justificaría apartarse de la enseñanza tradicional.

Bajo el fuego de las críticas de quienes lo acusan de haber dado autoridad a teólogos considerados heterodoxos, el presidente de la Academia se justificó en el micrófono de Radio Vaticano: "Más bien queríamos reunir diferentes opiniones sobre temas controvertidos, ofreciendo numerosos puntos de discusión", explicó monseñor Vincenzo Paglia.

El debate se encendió a principios de agosto, a raíz de un tuit publicado en la cuenta oficial de la Academia para la Vida, en el que se afirmaba que el contenido de la encíclica Humanae Vitae, promulgada por el Papa Pablo VI en 1968, que prohibía, entre otras cosas, el control artificial de la natalidad, no estaba revestido del sello de la infalibilidad, y por lo tanto era reformable.

El argumento es bastante desconcertante, porque equivale a decir que cualquier cosa fuera del ámbito de la infalibilidad estaría sujeta a evolución.

Además, una parte de la doctrina no necesita ser declarada formalmente infalible para que lo sea efectivamente: ningún Papa ha proclamado jamás "infalibles" las enseñanzas morales de la Iglesia sobre la mentira, el robo o el asesinato, lo que no significa que un día sea posible degollar al prójimo con total tranquilidad.

Pero la Academia para la Vida parece ignorar los argumentos de lógica y sentido común: uno de sus miembros destacados, Rodrigo Guerra –también secretario de la Comisión Pontificia para América Latina y miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales- afirmó que era "necesario ir más allá de Humanae Vitae".

De manera similar, la revista italiana Civilta Cattolica, controlada por los jesuitas, anunció, el 2 de julio, que el Santo Padre podría promulgar próximamente "una nueva encíclica o exhortación apostólica sobre bioética, que podría llevar por título Gaudium vitae (La alegría de vivir)".

¿Sería pertinente "ir más allá de Humanae Vitae"? Lo que sabemos es que cuanto más crítica y negativa es la recepción de la encíclica por parte de los episcopados conquistados por las ideas liberales y el espíritu de 1968, más se acentúa la decadencia de la teología moral en las regiones involucradas.

No se trata aquí de zanjar la cuestión del estatuto doctrinal de la encíclica Humanae Vitae: al menos podemos considerarla investida de un alto grado de autoridad, porque pertenece al magisterio ordinario del Papa y repite una enseñanza constante.

Ciertamente, el magisterio pontificio ordinario sigue siendo falible -y la evolución de la crisis que atraviesa la Iglesia desde hace varias décadas apunta en esa dirección-, pero por el simple hecho de ser más constante, ¿se puede suponer que es irrelevante?: ¿sería este el caso de la enseñanza dada en Humanae Vitae? Los teólogos darán su opinión y el Magisterio decidirá en su momento.