Argentina: éxito histórico de la Marcha por la Vida

Fuente: FSSPX Actualidad

El 25 de marzo de 2018, cientos de miles de argentinos invadieron las calles de más de 250 ciudades del país para denunciar un proyecto de ley que planea legalizar el aborto y que será examinado en el Parlamento después de Pascua.

Han pasado 20 años desde que Argentina celebró por primera vez el Día Nacional del Niño por Nacer, un 25 de marzo, día de la fiesta de la Anunciación que recuerda el "sí" de la Virgen María a su misión de convertirse en la Madre de Dios, y al mismo tiempo la concepción de Cristo en su seno virginal.

Una fuerte movilización

En el país del Papa Francisco, la edición del 2018 de la Marcha por la Vida fue un éxito total: según las cifras dadas a conocer por los manifestantes y publicadas por Vatican Insider, dos millones de personas se movilizaron a través de todo el país.

En un soleado 25 de marzo, en Buenos Aires, los Porteños - nombre con el que se denomina a los habitantes de la capital - recorrieron en un flujo ininterrumpido las principales arterias ubicadas entre las avenidas Sarmiento y Libertador.

Los participantes, provenientes de todas las clases sociales, eran jóvenes en su mayoría. No se veía ningún lema ni eslogan perteneciente a algún partido político, sino únicamente las banderas argentinas y los banderines a favor de la protección de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte.

Varias manifestaciones similares tuvieron lugar en más de doscientas ciudades argentinas. A continuación mencionamos algunas de las más importantes: Córdoba, Mendoza, Rosario, Bahía Blanca, Resistencia, Concordia, Paraná, Mar del Plata, Río Gallegos y Ushuaia, al extremo sur del continente.

El vaticanista Andrea Tornielli cree que las escasas palabras del Papa Francisco en su carta a los argentinos, con fecha del 16 de marzo de 2018, fueron tomadas como un apoyo discreto pero real. En dicha carta, el Santo Padre dijo: "Les pido a todos que sean canales de bien y de belleza, para que puedan contribuir a la defensa de la vida y de la justicia."

El proyecto de ley en cuestión

Este año, la Marcha por la Vida se llevó a cabo en un contexto muy particular. La Cámara de Diputados discute un proyecto de ley que autoriza el aborto durante las primeras 14 semanas de gestación en tres situaciones (la primera ya ha sido despenalizada):

1) Cuando el embarazo es fruto de una agresión criminal; el aborto en estas circunstancias ya es legal en Argentina - como si un mal (la violación) volviera legítimo otro mal (la muerte del inocente);

2) Cuando la vida de la madre está en peligro físico o psicológico;

3) En caso de malformación genética del niño.

El proyecto inicial preveía un período de 12 semanas, que eventualmente se extendió a 14 semanas, y estaba basado en el derecho a la salud de la madre para decidir sobre el niño en su vientre: "En el ejercicio de su derecho a la salud, toda mujer tiene el derecho de decidir voluntariamente interrumpir su embarazo durante las primeras catorce semanas del proceso de gestación."

El artículo 3 establece las condiciones de acceso al aborto. Una simple declaración bajo juramento delante del personal médico de que el embarazo es producto de una violación basta para tener acceso al aborto. Concretamente, una chica puede, aun en contra de la opinión de sus padres o del padre del niño, abortar si declara haber sido violada - su sola palabra es más que suficiente.

El mismo artículo menciona, de manera confusa, los peligros que representa un niño para su propia madre: "peligro para la vida o la salud física, mental o social de la mujer, considerada en términos de salud integral como un derecho humano." Con esto se abren las puertas a una legalización sin importar la razón, en nombre de un derecho que, en realidad, no es más que una autorización.

La Cámara de Diputados se encuentra dividida sobre este tema, afirma el sitio web La Crux. Pero si se aprueba el proyecto de ley, se espera que el Senado, en el que la mayoría de los miembros se opone al aborto, lo rechace.

El presidente de la República, Mauricio Macri, quien afirma estar personalmente a favor de la vida, señaló que no pondrá su veto en la balanza si la ley - defendida por su propio gobierno - es aprobada. Esta postura expectante y poco valiente corresponde totalmente a sus convicciones liberales.

Un argumento muy trillado

Una de las razones presentadas por el gobierno argentino es que su ley permitiría regular las prácticas clandestinas peligrosas para la salud de las mujeres, sobre todo de las más vulnerables debido a la pobreza. Se puede reconocer aquí el argumento empleado en todas partes, especialmente en Francia, cuando se aprobó la ley Veil en 1975.

Para denunciar este sofisma, 22 sacerdotes que ejercen su apostolado entre los pobres, en las "villas miseria" de Buenos Aires, han firmado un documento para informar a la opinión pública. Estos pastores de almas declaran que es muy fácil usar como pretexto los intereses de los pobres para justificar el proyecto de ley, pero la realidad es que "el aborto jamás es sentido como una necesidad para las personas de escasos recursos con las que tenemos contacto diariamente."

Para estos sacerdotes, es todo lo contrario, "la lucha contra la pobreza" es lo que debería estar en el centro de la mira del gobierno", y no su preocupación hipócrita por los abortistas.

Los obispos católicos de Argentina se unieron en forma masiva a la Marcha por la Vida. A diferencia de lo que sucede con sus colegas europeos, quienes marchan en escasas filas por las calles, los argentinos creen que la batalla no se ha perdido todavía.

Ana Belén Marmora, portavoz de la organización Unidad Provida, declaró al término de la Marcha del 25 de marzo en Buenos Aires: "Hoy, en cada marcha que se llevó a cabo a lo largo del país, nos hemos unido para hacerle saber a nuestros representantes que debatirán este tema en el Congreso, que el aborto no resuelve absolutamente nada, que es una falla social y un retroceso en materia de derecho."

El progresismo no soluciona nada, sino que acelera la decadencia moral de nuestras sociedades.