Asamblea eclesial: las contradicciones del cardenal Grech

Fuente: FSSPX Actualidad

El cardenal Mario Grech

Según informó esta web, el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos, envió un carta a los obispos de todo el mundo el 15 de marzo de 2025, para anunciar "un proceso de acompañamiento y evaluación de la fase de implementación" de las conclusiones del Documento final de la Asamblea sinodal, celebrada el pasado mes de octubre, que puso fin a cuatro años de trabajo.

Este nuevo proceso, que se parece extrañamente, al menos en las etapas previstas, al desarrollo del Sínodo, fue explicado por el cardenal Grech en una entrevista concedida a Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para la Comunicación desde diciembre de 2018.

Esta entrevista es rica en descubrimientos y pone de manifiesto las contradicciones del secretario del Sínodo, así como sus omisiones visiblemente calculadas y su incapacidad para describir con precisión la naturaleza y composición de esta famosa asamblea eclesial que debe poner el punto culminante al Sínodo, según sus propias palabras. 

El Sínodo no ha terminado

Todo el mundo pensaba que, con la promulgación del Documento final por parte del Papa Francisco, el Sínodo sobre la Sinodalidad había terminado. Pero, como explica el cardenal maltés: "Muchos pensaban que el Sínodo terminaba con la celebración de la segunda sesión de la Asamblea. En realidad, la Constitución Apostólica Episcopalis communio ha 'transformado' el Sínodo, de un evento a un proceso articulado en tres fases: preparatoria, de celebración y de implementación (Art. 4)."

Este último punto es el que ahora debe llevarse a cabo: "Lo que se anuncia ahora es más bien un proceso de acompañamiento y evaluación de la fase de aplicación que ya está en curso: una decisión que el Santo Padre también ha madurado con la contribución del Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo, compuesto en gran parte por miembros elegidos durante la Asamblea".

Por lo tanto, es necesario realizar una tercera fase del Sínodo que puede definirse como "implementación" o también como "proceso de acompañamiento o evaluación". O más exactamente, "se trata de un proceso destinado a favorecer el diálogo entre las Iglesias sobre la base de los conocimientos adquiridos durante la fase de implementación".

En otras palabras, la implementación o aplicación, que ya está en curso en las diversas partes de la Iglesia, debe ser evaluada por una nueva asamblea, llamada "eclesial": "La implementación y la evaluación deben ir de la mano, entrelazándose en un proceso dinámico y compartido", completa el cardenal Grech.

En una primera parte (local, luego regional) "se nos invita a hacer que todos los miembros del Pueblo de Dios sean actores activos de la vida de la Iglesia (...). Este primer año y medio también será la ocasión de implicar a aquellos que, hasta ahora, participaban menos activamente", es decir, intentar enrolar a aquellos que hasta ahora se han quedado atrás.

La sinodalidad, más sinodalidad, siempre la sinodalidad...

El secretario general del Sínodo explica que "este camino de implementación es un desafío. (...) El compromiso consiste en vivir el recorrido eclesial de cada Iglesia con una mentalidad sinodal, en un horizonte sinodal, madurando un estilo sinodal que es la condición previa para una forma de Iglesia sinodal". Parece que la repetición de la palabra podría producir el resultado...

¿Qué hay de la asamblea eclesial?

Pero si se trata de decirnos cómo será la Asamblea eclesial, el discurso se vuelve tortuoso, inconsistente y finalmente contradictorio. Cuando se le pregunta sobre esta Asamblea, el cardenal Grech comienza reconociendo que "es la primera vez que se reúne una Asamblea eclesial", que "se celebra a nivel de toda la Iglesia" y que "aún hay que precisar muchas cosas".

Insatisfecho con esta respuesta, el periodista insiste: "¿Cuáles serán sus características?" El cardenal maltés lo explica en primer lugar por su objetivo "que (...) no es otro que el indicado por el Documento final de la tercera fase, a saber, concretar la perspectiva del intercambio de dones entre las Iglesias y en la Iglesia entera".

Luego termina admitiendo que "la Asamblea es eclesial, lo que equivale a subrayar su diferencia de naturaleza y función con respecto a la Asamblea sinodal que ya hemos celebrado, que es y sigue siendo esencialmente una Asamblea de obispos".

¿Se da cuenta el cardenal Grech de la enorme contradicción que plantea con esta respuesta? Dejando de lado el hecho de que no responde a la pregunta y que se ve incapaz de definir la Asamblea eclesial [algo inédito], nos dice que tiene una diferencia de naturaleza y función con respecto a la Asamblea sinodal, y nos da una clave: esta es una Asamblea de obispos.

Resumamos. El secretario general del Sínodo nos ha explicado que el proceso iniciado hasta 2028 es la tercera fase de un Sínodo episcopal (implementación). Admite que un Sínodo episcopal es una asamblea de obispos. Pero la Asamblea eclesial, punto culminante de esta tercera fase, no será una asamblea de obispos...

Así, el Sínodo debe concluir cambiando de naturaleza. Esta declaración es importante. De ahora en adelante, según la constitución del Sínodo de los Obispos, Episcopalis communio, conforme a la interpretación del secretario general del sínodo, un Sínodo debe concluir en una entidad hasta ahora totalmente desconocida en el derecho canónico, y que no es específicamente una asamblea de obispos...

En otras palabras, una asamblea sin legitimidad alguna, ya que tendrá una composición contradictoria con la denominación de Sínodo de obispos. Y un nuevo decreto papal no cambiará nada. Como mucho, podrá nublar la vista de los que ya están ciegos y que guían a ciegos, como el cardenal Grech.