Bangladesh: los cristianos en la incertidumbre tras el golpe de Estado

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Bejoy N. D'Cruze

La Iglesia católica acaba de decretar el cierre, por tiempo indefinido, de todos los establecimientos educativos de su propiedad en Daca y sus alrededores. Una decisión que surge tras las amenazas que las asociaciones estudiantiles, que acaban de derrocar al poder, plantean a las minorías religiosas.

"Los estudiantes están irrumpiendo en nuestras escuelas y amenazándonos; exigen que les informemos de nuestras finanzas y que suspendamos a ciertos miembros del personal docente". Jyoti F. Gomes, uno de los líderes del Bangladesh Catholic Education Board, entidad que gestiona la educación católica en el país, informó lo anterior a la agencia de noticias UCA News.

Consciente del peligro que pesa sobre los estudiantes y sobre el personal docente –laico y religioso–, el arzobispo de Daca, Monseñor Bejoy N. D'Cruze, se vio obligado a tomar una dolorosa decisión: cerrar los establecimientos educativos bajo la supervisión de la Iglesia en la capital y su región.

En una carta fechada el 25 de agosto, escrita para el gobierno, el prelado también pidió a las autoridades que garanticen la protección de las escuelas católicas en el país. Las escuelas volverán a abrir cuando “se hayan disipado todos los malentendidos” entre la Iglesia y los movimientos estudiantiles.

Una fórmula cautelosa que, de hecho, oculta la profunda preocupación de la jerarquía eclesiástica ante la actitud hostil de los movimientos estudiantiles hacia las minorías religiosas. Cabe señalar que el catolicismo representa aproximadamente el 0.3% de los 160 millones de habitantes del país.

El cierre de las escuelas cristianas se produjo poco más de dos semanas después de la caída del gobierno de Sheikh Hasina el 5 de agosto. La primera ministra Sheikh Hasina tuvo que huir de su país para refugiarse en la vecina India, luego de ser derrocada tras la fuerte represión que había ordenado contra las manifestaciones estudiantiles.

Estos últimos protestaban contra el sistema de cuotas de empleo en la función pública. Según la Agence France Presse, “más de 700 personas, entre ellos jóvenes estudiantes y niños, han sido asesinadas desde el 16 de julio”.

Los alborotadores también acusaron a Sheikh Hasina de manipular las elecciones y de haber desviado instituciones administradas por el Estado en beneficio suyo y de la Liga Awami, el partido político en el que se apoyaba para gobernar.

Una revolución liderada vigorosamente por una coalición conformada por la Students Against Discrimination que a su vez emana del Ganatantrik Chhatra Shakti (Fuerza Democrática Estudiantil), una “formación política nacida nueve meses antes de los disturbios”, recuerda Le Monde.

Esta nueva formación afirma querer romper con la política seguida hasta ahora en el país y no tener afiliación con los partidos existentes, pero su color la sitúa en la izquierda del espectro político.

Para garantizar una transición, el ganador del Premio Nobel de la Paz de 2006, Muhammad Yunus, de 84 años, fue elegido por el presidente Mohammad Shahabuddin, por los líderes del ejército y estudiantes para formar un gobierno interino que lucha por restablecer la calma en la actualidad.

Porque, como las calles les pertenecen, los estudiantes han creado un clima de terror, persiguiendo a quienes consideran comprometidos con el régimen caído: las minorías religiosas, principalmente católicas pero también hindúes, son las primeras en sufrir la peor parte de esta atmósfera de depuración que nadie sabe hacia dónde podría llevar al país en las próximas semanas.