Beijing viola el acuerdo China-Vaticano al nombrar un obispo

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor John Peng Weizhao

El 24 de noviembre de 2022, un obispo "clandestino" fue instalado como jefe de la diócesis de Jiangxi, que no es reconocida por Roma, convirtiéndose así en obispo "oficial", adscrito a la Asociación Patriótica Católica China. Este nombramiento viola el acuerdo entre China y el Vaticano que protestó mediante un comunicado oficial. De vuelta al génesis y las consecuencias del evento.

El origen de la situación

Monseñor John Peng Weizhao, de 56 años, se convirtió en sacerdote en 1989. Fue ordenado en secreto obispo de Yujiang por mandato del Papa Francisco el 10 de abril de 2014, para suceder a Monseñor Thomas Zeng Jingmu, quien pasó 23 años en prisión y murió a los 96 años en 2016.

Pocas semanas después de su ordenación, Monseñor Peng fue arrestado. Liberado en noviembre de 2014, siempre ha estado severamente restringido por las autoridades en el ejercicio de su ministerio. Según Beijing, era un obispo "clandestino" y sometido, junto con su clero, a presiones constantes.

En una ceremonia celebrada el 24 de noviembre, Monseñor Peng fue instalado como "obispo auxiliar de la diócesis de Jiangxi". La ceremonia fue presidida por Monseñor Li Suguang, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Católica China, el órgano colegiado no reconocido por la Santa Sede.

La diócesis para la cual el prelado fue nombrado obispo, Yujiang, existe desde 1885. En la provincia de Jiangxi, por lo tanto, hay actualmente dos obispos: Monseñor Li Suguang, de 58 años y obispo oficial de Nanchang, y Monseñor Peng, que se ha convertido en su asistente.

Se construirá una nueva arquidiócesis en Nanchang, presentada por las autoridades católicas controladas por el Partido Comunista Chino (PCCh) como un modelo de sinización, palabra clave señalada por Xi Jinping para el futuro de las religiones en China.

Según el sitio web chinacatholic.cn, el sitio de los organismos católicos controlados por el PCCh, durante la ceremonia de instalación, Monseñor Peng leyó el siguiente juramento: "Juro observar los mandamientos de Dios, cumplir con los deberes pastorales de obispo auxiliar, predicar fielmente el Evangelio, guiar a los sacerdotes y fieles de la diócesis de Jiangxi;

"respetar la Constitución Nacional, salvaguardar la unidad de la patria y la armonía social, amar la patria y la religión, y persistir en el principio de las Iglesias independientes y autónomas, adherirme a la dirección del catolicismo en mi país, China, liderando activamente el catolicismo para adaptarse a la sociedad socialista y contribuyendo a la realización del sueño chino del gran rejuvenecimiento de la nación china".

Esto confirma la presión ejercida por las autoridades chinas sobre los obispos oficiales y no oficiales para que prosigan con su proyecto de adecuar los límites de las diócesis según sus objetivos políticos, sin dar mucha importancia a las negociaciones con el Vaticano.

La reacción del Vaticano mediante un comunicado de prensa

El 26 de noviembre, la Santa Sede emitió un comunicado condenando la nueva situación. "La ceremonia de instalación" de Monseñor John Peng Weizhao como obispo auxiliar de la "diócesis de Jiangxi" no se llevó a cabo de conformidad con las disposiciones del acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos entre el Vaticano y la República Popular de China, renovado hace apenas un mes".

Esta intervención oficial especifica que el prelado, al "oficializar" su cargo en una diócesis distinta a la que había sido designado, tomó una decisión con la que Roma no estaba de acuerdo. 

El comunicado también señala que la diócesis de Jiangxi no está reconocida por la Santa Sede, y que el evento no se desarrolló de acuerdo al espíritu de diálogo existente entre el Vaticano y China ni a lo estipulado en el acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos del 22 de septiembre de 2018.

Finalmente, señala que el reconocimiento de Monseñor Peng fue precedido, según los informes, "por una larga y fuerte presión de las autoridades locales". Y la nota concluye afirmando que "la Santa Sede, espera que no se repitan episodios similares, (…) y reafirma su plena disposición a continuar el diálogo respetuoso en todos los asuntos de interés común".

Pero lamentablemente hay que decir que tal medida, tomada de esta manera, confirma una vez más el poco peso que Beijing da al acuerdo sobre el nombramiento de obispos. Y el lenguaje tranquilizador del comunicado de la Santa Sede no mejora en nada la situación.

Cabe añadir el agravante del juramento pronunciado por Monseñor Peng, que hace referencia a la autonomía de la Iglesia china y al objetivo de adaptar el catolicismo a la sociedad socialista, lo que deja entrever claramente que detrás de esto hay una presión constante.

Por último, cabe recordar que en China no se ha nombrado ningún obispo desde el 8 de septiembre de 2021, a pesar del gran número de diócesis vacantes, y de la renovación del acuerdo el pasado mes de octubre. De hecho, el acuerdo ni siquiera fue mencionado en los textos oficiales de la asamblea de católicos chinos celebrada en Wuhan el verano pasado bajo el estricto control del Partido.