China: nuevas reglas para las actividades religiosas de los extranjeros

Fuente: FSSPX Actualidad

El edificio que alberga la Administración Nacional de Asuntos Religiosos

El 1 de abril de 2025 se publicaron en el sitio web de la Iglesia Católica en China, la conferencia episcopal títere que depende del Partido Comunista Chino (PCCh) y no está reconocida por Roma, las nuevas modalidades de aplicación del Reglamento sobre la administración de las actividades religiosas de los extranjeros en la República Popular de China. Entrarán en vigor a partir del 1 de mayo.

Sin embargo, el organismo responsable de la preparación y edición de estas normas es la Administración Nacional de Asuntos Religiosos (NRAA), que es el ejecutor del Frente Unido, siendo este último el brazo armado del PCCh para cuestiones religiosas. Dichas normas se refieren a los extranjeros que profesan cualquier religión, a través de un texto de 5 capítulos que contiene 38 artículos.

El artículo 4 afirma que "China respeta la libertad de creencia religiosa de los extranjeros en su territorio y protege las actividades religiosas de los extranjeros en China", pero lo que sigue muestra que el PCCh concibe esta libertad y protección bajo un estricto control y una total supervisión.

El artículo 5 afirma que los extranjeros deben respetar "el principio de la autogestión independiente de las religiones chinas y aceptar la gestión del gobierno chino de conformidad con la ley". Esta autogestión, como es bien sabido, está garantizada por cinco "asociaciones patrióticas", en particular la Asociación Patriótica de Católicos Chinos, totalmente subordinada al PCCh.

El capítulo 2 detalla todas las condiciones que deben cumplirse para llevar a cabo actividades religiosas colectivas. El lugar debe estar registrado como lugar de actividad religiosa; el número de participantes será determinado por el departamento de asuntos religiosos del gobierno popular a nivel provincial; y debe presentarse una solicitud por escrito al organismo religioso de la ciudad donde se lleva a cabo la actividad.

Además, se especifica "el calendario, el método, la frecuencia, el número de participantes, las medidas de seguridad, los derechos y obligaciones de ambas partes (extranjeros y anfitriones), la responsabilidad jurídica". La ceremonia debe estar presidida por personal chino (A 10), pero aparte de este personal, los chinos no pueden participar (A 16).

El capítulo 3 regula los intercambios religiosos. Estos deben llevarse a cabo a través de "grupos religiosos nacionales" (las asociaciones patrióticas mencionadas anteriormente). Bajo esta condición, los extranjeros pueden dar conferencias o sermones en iglesias o capillas si son invitados a hacerlo. Además, deben presentar el contenido principal de las conferencias o sermones que van a dar.

Todo material religioso introducido en China debe ser en "cantidad razonable", no poner en peligro la seguridad nacional, perjudicar los intereses sociales públicos o violar el principio de independencia y autonomía de China en materia religiosa (A 23). Las cantidades permitidas están especificadas y son mínimas (3 ejemplares para publicaciones periódicas, 10 para una publicación única).

El A 29 ofrece una larga lista de prohibiciones como: crear lugares de actividad religiosa, promover ideas religiosas extremistas, organizar sermones sin autorización, reclutar ciudadanos chinos, producir o vender libros y publicaciones periódicas religiosas, aceptar donaciones, impartir enseñanza religiosa, utilizar Internet para actividades religiosas ilegales...

Sin que la palabra aparezca en este Reglamento, se trata de "sinización". Más allá de una inculturación en el contexto y la cultura chinos —ese es el pretexto—, lo que realmente quieren las autoridades de Beijing es el control absoluto de lo que sucede dentro de los grupos religiosos. En los templos, las mezquitas y las iglesias, nada debe suceder fuera de lo que establece el Partido.

Así, en China, incluso para los extranjeros, no se permite ninguna expresión religiosa fuera del control del PCCh, ya que todas las religiones en China, incluida la Iglesia católica, deben aceptar ser autónomas y autogestionadas. El carácter universal de la Iglesia es solo una palabra en China, la realidad es la total sumisión a las directrices políticas nacionales.