Compendio de la conferencia de Mons. Fellay durante el congreso de Angelus Press

Durante el congreso de Angelus Press llevado a cabo los días 11 y 12 de octubre de 2013, Mons. Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad San Pío X, dio una conferencia y un sermón el día domingo. En esta ocasión habló de la situación de la Iglesia y del Papa Francisco. En Catholic Family News John Vennari hizo un resumen de estas intervenciones, con el siguiente título: “Mons. Fellay habla del Papa Francisco: ‘¡Tenemos ante nosotros un verdadero modernista!’” Presentamos a continuación la traducción en castellano de esta síntesis de la conferencia del 12 de octubre, cuya grabación integral está disponible en inglés sobre el sitio dici.org/en.
Mons. Bernard Fellay advirtió el 12 de octubre: “La situación de la Iglesia es una verdadera catástrofe, y el Papa actual hace que su estado sea 10.000 veces peor.” Declaró esto en una alocución durante el Congreso de Angelus Press, el cual se llevó a cabo los días 11 y 12 de octubre pasado, en Kansas City. Mons. Fellay, Superior General de la Fraternidad San Pío X, dio una larga conferencia el sábado por la tarde, dedicada al Tercer Secreto de Fátima y a la predicción que parece encontrarse en él, relativa a un castigo material y una gran crisis en la Iglesia.
Nuestro sumario retomará algunos de los aspectos más impresionantes de su conferencia del sábado 12. Mons. Fellay citó detalladamente a Sor Lucía, a los que leyeron el Tercer Secreto y a los que conocieron dicho secreto. Observó que Sor Lucía había dicho que si quisiéramos conocer el contenido del Tercer Secreto, bastaba leer los capítulos 8 a 13 del Apocalipsis. (Detalles relativos el Tercer Secreto serán publicados en la entrega de noviembre de Catholic Family News).
La referencia de Sor Lucía a los capítulos 8 a 13 del Apocalipsis causa escalofríos de una manera particular, puesto que el final del capítulo 13 habla de la venida del Antecristo. Mons. Fellay recordó, que el Papa San Pío X había dicho en los comienzos de su pontificado que el “hijo de perdición” ya podía estar sobre la tierra. Notó, asimismo, que la oración original a San Miguel del Papa León XIII menciona que Satanás busca establecer su sede en Roma.
El Superior General citó al Cardenal Luigi Ciapi, teólogo de todos los papas desde Pío XII hasta Juan Pablo II, el cual dijo: “En el Tercer Secreto leemos, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comienza por la cumbre.” Comentó asimismo la famosa y espectacular entrevista del Padre Fuentes con Sor Lucía en 1957, durante la cual ella reafirmó que “las diversas naciones desaparecerán de la faz de la tierra”, y que “el diablo hará todo lo posible para vencer las almas consagradas a Dios”. Puesto que esta confusión y desorden afecta a los ministros de Dios, los fieles están abandonados a sí mismos por lo que respecta su salvación.
La ayuda que normalmente debe ser proporcionada por eclesiásticos no está. Es “la mayor tragedia que se pueda imaginar para la Iglesia”. Los tiempos son muy graves. Debemos realmente preocuparnos por nuestra salvación “y, para alcanzarla, estamos privados de un elemento muy importante, que es el apoyo de las autoridades [de la Iglesia]. ¡Qué tragedia!” Habló de las palabras reconfortantes de Sor Lucía que decía que Dios nos dio los dos últimos remedios: el Santo Rosario y la devoción al Corazón Inmaculado.
Roma y la Fraternidad San Pío X
Mons. Fellay aludió a la situación difícil de 2012, cuando las relaciones entre la Fraternidad San Pío X y el Vaticano: “Cuando vemos lo que sucede ahora [con el Papa Francisco], damos gracias a Dios, damos gracias a Dios de que hayamos sido preservados de cualquier género de acuerdo el año pasado. Podemos decir que uno de los frutos de la cruzada [del Rosario] que hemos hecho, es haber sido preservados de semejante desgracia. A Dios gracias.
Por supuesto no se trata de que nosotros no queramos ser católicos; queremos ser católicos y somos católicos, tenemos el derecho de ser reconocidos como católicos. Pero no vamos a arriesgar nuestros tesoros por eso. Por supuesto que no.” Prosiguió: “¡Cómo imaginar que algunas personas sigan pretendiendo que [todavía] tengamos la intención de lograr un acuerdo con Roma! ¡Pobre de ellos! Les hago un reto: ¡que me lo demuestren! Pretenden que pienso diferente de lo que hago. No están en mi cabeza.” Respecto de las discusiones con Roma: “Cualquier género de procedimiento con vistas a un reconocimiento se acabó cuando las autoridades romanas me entregaron el documento para firmar, el 13 de junio de 2012. Ese día les dije: ‘No puedo aceptar este documento’.
Les dije desde el comienzo, en septiembre del año anterior, que no podíamos aceptar aquella ‘hermenéutica de la continuidad’, puesto que no es verdad, no corresponde con la realidad. Va en contra de la realidad. Por eso no la aceptamos. El Concilio no está en continuidad con la Tradición. Es así. Entonces cuando el Papa Benedicto XVI pidió que reconociésemos que el Concilio es parte integrante de la Tradición, hemos dicho: ‘Disculpe, pero no es así, por lo tanto no vamos a firmar. No vamos a reconocer eso’.” “Lo mismo respecto de la misa. Quieren que reconozcamos no sólo que la [nueva] misa es válida con la condición de que sea celebrada correctamente, etc., sino también que es lícita. Yo les dije: no usamos esta palabra.
Es un poco confusa, nuestros feligreses ya están un poco confundidos en lo relativo a la validez, por eso les decimos: ‘La misa nueva es mala, es mala; y eso lo comprenden bien. ¡Punto final!’ Por supuesto las autoridades romanas no estaban muy contentas.” Añadió: “Jamás, asimismo, fue nuestra intención pretender que el Concilio sea considerado como bueno, o que la misa nueva sea ‘legítima’. “El texto [del 15 de abril de 2012] que hemos presentado a Roma era, digamos, un texto delicado que debía ser comprendido bien, se lo debía leer a la luz de un gran principio que lo dirigía todo. Ese gran principio no era para nada nuevo en la Iglesia: ‘no fue prometido a los sucesores de Pedro el Espíritu Santo para que por revelación suya manifestaran una nueva doctrina, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y fielmente expusieran la revelación trasmitida por los Apóstoles, es decir el depósito de la fe.’ Es un extracto de la definición de la infalibilidad [definida por Vaticano Iº].
Este era el principio, la base de todo el documento, el cual excluye desde el principio cualquier género de novedad. “De este modo, tomar cualquier oración del texto, excluyendo este principio, corresponde a tomar frases que nunca fueron nuestro pensamiento ni nuestra vida. Estas frases, en sí mismas, son ambiguas, y por esta razón, a fin de disipar esa ambigüedad, queríamos introducir este principio.
Lamentablemente quizás era demasiado sutil y por eso hemos retirado ese texto, porque tal como estaba escrito no era suficientemente claro. “Por consiguiente está muy claro que nuestro principio sigue siendo el mismo: ¡permanecer fieles! Hemos recibido un tesoro. Este tesoro no nos ‘pertenece’. Lo hemos recibido y debemos entregarlo a la generación siguiente. Lo que se nos pide, es la fidelidad. No tenemos el derecho de poner en peligro estos tesoros. Son tesoros que tenemos en nuestras manos y no vamos a ponerlos en peligro.”
El Papa Francisco
Luego Mons. Fellay volvió a hablar de la declaración de Sor Lucía, en 1957, recordando que el Rosario y la devoción al Corazón Inmaculado son los dos últimos remedios entregados por Dios a la humanidad. Explicó que “seguramente nos espera un castigo ‘material’ del mundo. Estamos ante algo grave. ¿Cómo? ¿Cuándo? No sé. Pero si reunimos todos los elementos, está claro que Dios está cansado de los pecados cometidos por el hombre.”
Hizo alusión en ese momento a los pecados que claman al cielo, como el aborto y los pecados contra naturaleza, lo cual se refería a la ‘re-definición’ contra naturaleza del matrimonio y de los pecados originados por ello. Habló asimismo de la persecución de los cristianos que parece acercarse. “¿Qué debemos hacer? No entren en pánico, puesto que el pánico no sirve para nada. Uds. deben hacer su trabajo –su deber cotidiano–. Esta es la mejor manera de prepararse.” Continuó diciendo que atravesamos “tiempos muy espantosos”, pero que algo podemos hacer. Observó que “la situación de la Iglesia es una verdadera catástrofe. Y el Papa actual hace que su estado sea 10.000 veces peor.” “Al comienzo del pontificado de Benedicto XVI, yo dije: ‘la crisis de la Iglesia va a continuar, pero el Papa trata de apretar los frenos.’
En otros términos, la Iglesia va a seguir cayendo, pero con un paracaídas. Y desde el inicio del presente pontificado [el del Papa Francisco], digo: ‘él corta los cordones, y le ata un cohete [orientado hacia abajo]’.” “Si el Papa actual conserva la misma dirección que adoptó, va a dividir la Iglesia. Hace volar todo. Entonces algunos dirán: es imposible que sea papa, no lo aceptamos. Otros dirán [esta es la posición de Mons. Fellay]: ‘Esperen, considérenlo como papa, pero no lo sigan. Él provoca enojo. Mucha gente se va a desalentar por todo lo que se hace en la Iglesia’ y serán tentados de ‘colgar la toalla’.” Pero Dios, recordó él, es “mucho, mucho más grande que nosotros. Dios es capaz de permitir a la Iglesia de continuar” y puede obrar aun por medio de estos ministros imperfectos. “Pero nuevamente”, repitió, “no los sigan. Síganlos cuando dicen la verdad, pero cuando les digan tonterías, no los sigan en esos puntos.
La obediencia, para ser verdadera, debe ser ligada a Dios. Cuando decimos que obedecemos a una persona, ella debe ser un ‘espejo de Dios’. Pero cuando el espejo me dice lo contrario de lo que Dios dice, ya no es espejo y entonces no lo sigo más.” Mons. Fellay notó que no podemos obedecer simple y ciegamente a los papas actuales, puesto que eso sería destruirnos, sería poner en peligro nuestra fe. Siguiendo a Sor Lucía, a los Papas León XIII y a San Pío X, Mons. Fellay advirtió con más fuerza todavía que tal vez estamos entrando en el tiempo del Anticristo, pero que no podemos conocer con precisión el lugar, ni dentro de cuánto tiempo esto pueda suceder.”
(Fuente : Catholic Family News – Traducción castellana DICI n°283 del 18/10/13)