Continúa la discordia entre el Rin y el Vístula

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Stanislaw Gadecki

Camino sinodal, reparación de los daños causados ​​por la Segunda Guerra Mundial... No faltan los motivos de discordia entre las Iglesias de Polonia y Alemania, como lo demuestra el último discurso del presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia.

Atrás quedó la época de los años 60, cuando los obispos de las orillas del Rin y del Vístula emprendieron una obra de reconciliación, multiplicando los gestos simbólicos, para curar las heridas de un pasado entonces muy reciente.

Desde hace varios años, la brecha se ha ido ensanchando inexorablemente entre las Iglesias de Alemania y Polonia, hasta haber llegado a un punto de ruptura: en cuestión, el Camino Sinodal alemán y sus fines progresistas.

Los prelados polacos se enfrentan, en efecto, a la labor de socavamiento de la doctrina y la moral católica emprendida por sus colegas alemanes, hacia quienes la desconfianza reina más que nunca, aunque esto signifique traer a la superficie los fantasmas que se creían perdidos en las brumas del pasado.

El último episodio tuvo lugar el 3 de septiembre de 2022: monseñor Stanislaw Gadecki, arzobispo metropolitano de Poznan y presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia (KEP), publicó una declaración tras un informe del gobierno titulado "Las pérdidas de Polonia como resultado de la agresión y ocupación alemanas entre 1939 y 1945".

El prelado polaco justifica la iniciativa del gobierno de reclamar a los alemanes reparación por los daños sufridos durante la guerra: "La misericordia y el perdón -sobre todo en la vida política- deben, sin embargo, ir acompañados de prudencia y justicia. (…) No puede haber contradicción entre el perdón y la justicia. Porque el perdón no resta ni disminuye la necesidad de reparar el mal, lo cual pertenece al orden de la justicia".

Y monseñor Gadecki insiste: "Si la tarea de la Iglesia es recordar a los fieles el valor de la conversión, del perdón y de la reconciliación, corresponde al Estado decidir sobre las modalidades concretas del restablecimiento de la justicia".

Este comunicado representa una piedra arrojada al jardín del episcopado alemán que, por el contrario, llama a hacer borrón y cuenta entre los dos países.

Pero los prelados a orillas del Rin no tienen muchos argumentos que oponer a sus colegas polacos: si bien la Iglesia polaca no desprecia la ayuda económica de su hermana mayor alemana, para esta última, el período de vacas gordas se acerca a su fin.

Por el contrario, las envejecidas diócesis alemanas dependen más que nunca de los fieles polacos que están presentes en su suelo y que a menudo representan las fuerzas vivas de un catolicismo en constante declive.

No hay duda de que la próxima Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Alemania (DBK), que se reunirá en Fulda en otoño, considerará la espinosa cuestión de las relaciones con los prelados polacos.