Cuando el congelamiento de la USAID enfría al Vaticano

La congelación de la financiación de la USAID decretada por el nuevo inquilino de la Casa Blanca, con el argumento de que a veces se utiliza para poner en marcha proyectos impulsados por una ideología progresista y woke, ha golpeado con fuerza las obras benéficas dependientes de la Santa Sede. El Vaticano teme perder influencia en algunos países en desarrollo.
Hay al menos una cosa que comparten actualmente la diplomacia de la Santa Sede y la administración estadounidense: las manzanas de la discordia. Después de la preferencia del Papa por los migrantes y, en general, por los países del Sur, la cuestión de la guerra en Ucrania y la congelación de la ayuda estadounidense a las ONG amplían la brecha que separa a la primera potencia mundial del país más pequeño del mundo.
Decidida por Donald Trump a su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025, la congelación casi total de la financiación de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha supuesto un duro golpe para el Vaticano, que ve cuestionados muchos de sus proyectos en los países en vías de desarrollo.
Ahora bien, más allá de su dimensión caritativa —a menudo eclipsada, por desgracia, por motivos puramente humanitarios y filantrópicos—, estos proyectos son poderosos instrumentos que la diplomacia vaticana no puede ignorar, so pena de ver mermada su influencia en el mundo.
Como se ha explicado en este sitio web, la USAID es una agencia gubernamental estadounidense que proporciona ayuda al desarrollo en todo el mundo. Financia varias ONGs, incluidas organizaciones confesionales como Caritas o Catholic Relief Services (CRS), el órgano de acción humanitaria de la Iglesia católica en Estados Unidos, que además es socio clave de Caritas Internationalis.
Así, CRS recibe una parte significativa de su financiación anual de la USAID (casi la mitad de su presupuesto de 1,500 millones de dólares), y una parte de estos fondos puede redistribuirse o utilizarse en proyectos conjuntos con Caritas en diferentes regiones.
Además, CRS a menudo apoya a otras ramas de Caritas, como Caritas Asia o Caritas Bangladesh: por ejemplo, Caritas Asia ha indicado que depende de CRS para programas cruciales, que a su vez dependen de la financiación de la USAID. Sin embargo, las arcas del Vaticano están vacías y, dado su déficit presupuestario, el microestado no puede asumir las tareas de la USAID...
El cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, exhortó a Estados Unidos a respetar los "principios cristianos de solidaridad", subrayando el impacto "devastador" de esta congelación, en su opinión. La organización Caritas tampoco tardó en agitar la bandera roja, denunciando una medida "inhumana" e "irresponsable", y estimando que "matará a millones de personas" al privar a las poblaciones vulnerables de recursos vitales.
En efecto, Donald Trump ha decidido congelar durante 90 días los fondos públicos asignados a la USAID, con el fin de examinar los proyectos financiados por los contribuyentes estadounidenses: algunos de estos proyectos serían "criminales", en palabras de Elon Musk, debido a su carácter abiertamente woke: lo cual está ampliamente demostrado, según el artículo de este sitio ya citado.
Por lo tanto, bastaría con que el Vaticano demostrara que los proyectos apoyados por sus organismos humanitarios están alejados de cualquier ideología progresista. Pero ahí radica la dificultad. En 2012, Benedicto XVI decidió poner Caritas Internationalis bajo la égida del Consejo Pontificio Cor Unum, para evitar desviaciones: se había descubierto que la rama canadiense de Caritas apoyaba el aborto. Actualmente, es el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral el que está a cargo de esta supervisión.
Una reforma que no ha permitido aclarar las cosas: en marzo de 2024, la agencia de información religiosa ACI reveló, estudio en mano, que el ya mencionado Catholic Relief Services estaba implicado en programas de anticoncepción y aborto en varios países de África.
Si a esto le sumamos la marcada implicación de Caritas en los programas de ayuda y apoyo a los migrantes en Europa y Estados Unidos, es difícil imaginar que el nuevo inquilino de la Casa Blanca cambie su posición. En Roma se dice que tal vez deberían haber estado más atentos y no confundir la caridad con la filantropía...
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Fuentes: ACI/Associated press – FSSPX.Actualités
Imagen: Caritas internationalis