Detroit: los frutos de las innovaciones litúrgicas tienen un sabor muy amargo

Un sacerdote de la arquidiócesis de Detroit se enteró, a principios de agosto de 2020, que el bautismo, que creía haber recibido hace treinta años, es inválido, y que la mayoría de los sacramentos conferidos por él como parte de su ministerio, también lo son. Triste consecuencia de la anarquía litúrgica conciliar.
La historia, transmitida por la arquidiócesis de Detroit (Estados Unidos) el 22 de agosto de 2020, parece increíble e incluso irrisoria, si no fuera testigo de las profundas heridas infligidas a la Iglesia por las innovaciones litúrgicas que aparecieron a raíz del Concilio Vaticano II, y que están muy lejos de haber cesado.
Matthew Hood creía firmemente, hasta principios de agosto de 2020, que había recibido el sacramento del orden sacerdotal en 2017, y que había ejercido legítimamente su ministerio en una parroquia en Dearborn, Michigan.
Pero el 6 de agosto, una nota doctrinal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, estipulaba que el uso de fórmulas personalizadas en el sacramento del bautismo -como "en el nombre de la comunidad, nosotros te bautizamos en el nombre del Padre etc."- lo invalida, y obliga a repetirlo absolutamente, según la fórmula aprobada por la Iglesia.
Matthew Hood leyó el documento y sintió que un escalofrío recorría su cuerpo: tomó el video filmado durante su bautismo, unos días después de su nacimiento, en 1990, y lo que vio allí le heló la sangre.
En la pantalla, se puede ver claramente a un diácono -Mark Springer, responsable de la mayoría de los bautismos en la parroquia entre 1986 y 1999- usando la fórmula errónea "nosotros te bautizamos", en lugar de "yo te bautizo".
Después de una rápida investigación llevada a cabo por la jerarquía, Matthew Hood recibió todos los sacramentos en el transcurso de algunos días: bautismo, confesión, comunión, confirmación y orden sacerdotal, luego de un breve retiro canónico.
No obstante, la tarea de la arquidiócesis apenas está comenzando: desde agosto, los clérigos de la curia episcopal están haciendo todo lo posible para localizar a las personas bautizadas inválidamente por Mark Springer, así como a todos aquellos que recibieron desde 2017 algún sacramento de las manos de Matthew Hood.
Para justificar su posición, en su comunicado de prensa del 22 de agosto, la arquidiócesis de Detroit recuerda: "En cuanto a los sacramentos, no solo debe existir la buena intención del ministro sino también la materia y la fórmula adecuadas. Si falta uno de estos elementos, el sacramento no es válido".
El hombre por el que se produjo el escándalo, el diácono Mark Springer, ya ha sido despedido: "ya no está en servicio activo", explicó cuidadosamente la autoridad eclesiástica.
La cuestión aquí es saber si, como sucede en las mejores novelas de Agatha Christie, no se están equivocando de culpable: ¿Mark Springer -y tantos otros clérigos como él- hubiera quedado atrapado en el pantano de las innovaciones litúrgicas, de no haber tenido el triste ejemplo de las comisiones litúrgicas diocesanas, creadas durante el Concilio Vaticano II, para "adaptar" la liturgia e insistir en su "dimensión comunitaria"?
Recomendamos volver a leer la serie de artículos publicados en FSSPX.Actualidad con motivo de los cincuenta años de la Misa Nueva, en particular el análisis de la constitución dogmática Sacrosanctum Concilium, promulgado en 1963.
Fuentes: The Detroit News/Catholic News Agency - FSSPX.Actualités