El apostolado de la FSSPX en el Líbano
Como los cedros, la fe cristiana se esfuerza valientemente por permanecer en el Líbano. Con todas las restricciones impuestas al apostolado, la crisis del coronavirus ha sido allí, como en muchos otros países, un indicador de la desaparición del espíritu de fe. En lugar de pedir la ayuda del Cielo, las medidas decretadas por la OMS se aplicaron despreocupadamente, incluso de forma anticipada, y las iglesias fueron cerradas.
Uno de nuestros colegas canadienses, el Padre Joseph Stannus, entonces prior de Innsbruck en Austria, viajó al Líbano en la primavera de 2020 para visitar a nuestros fieles allí. Su estancia, que duraría diez días, se prolongó por fuerza de las circunstancias y duró dos meses.
No podíamos permitirnos pasar semanas enteras sin misa. Además, el apartamento de uno de nuestros fieles que sirvió de alojamiento durante la estancia del sacerdote se transformó en capilla e incluso en un verdadero priorato provisional desde febrero hasta mayo de 2020. Un sacerdote de la Fraternidad establecido en el lugar y la misa todos los días: una buena época para aquellos que estaban presentes en aquel entonces.
Al mismo tiempo, un sacerdote maronita se ofreció a colaborar con nosotros. Después de la partida del Padre Stannus, continuó celebrando la Santa Misa al menos los domingos, esta vez, en el rito maronita, en la capilla temporal. Desafortunadamente, después de dos años, ya no le fue posible continuar con su ayuda. Por tanto, desde la Pascua de 2022, nos esforzamos por hacer una visita corta al Líbano cada mes.
[Una capilla permanente]
Desde entonces, fue puesto a nuestra disposición gratuitamente durante tres años un edificio que necesita ser renovado. Circunstancias sumamente afortunadas ya que no nos es posible celebrar la misa en las iglesias. Ahora hemos construido una capilla en esta casa, en un valle que desciende del Monte Sannine y cuyo río, llamado Nahr el Kalb ("Río del Perro"), desemboca en el mar cuando no está seco, lo que suele suceder durante el verano.
El lugar, ubicado a 15 km al norte de Beirut, es bastante céntrico y de fácil acceso evitando los embotellamientos.
Actualmente, alrededor de cuarenta personas asisten a la misa dominical. Estas últimas conocen el rito latino, ya sea porque son familias en las que uno de los cónyuges es europeo (francés, suizo o belga), o porque han asistido a retiros con nosotros. Algunas también porque vivieron un tiempo en Francia y aprendieron a conocer y apreciar la misa tradicional.
Durante mucho tiempo, una visita anual de un sacerdote de la Fraternidad con la predicación de un retiro era el ritmo habitual de nuestro apostolado, precario por las tensiones militares, las salidas al extranjero (Canadá, Australia, Francia y varios países africanos) y las divisiones políticas vinculadas al trágico pasado del país.
En los últimos años, el grupo se ha fortalecido y muchos fieles han sido víctimas de las medidas de la crisis que sacude a la Iglesia católica, incluso en el Líbano. Además, muchos piden una presencia permanente de la Fraternidad en el Líbano.
Desgraciadamente, tenemos que contentarnos con alentarlos diciéndoles que esperen, porque el grupo aún no es lo suficientemente grande y faltan los medios financieros en un país cuya economía está arruinada por la guerra y la corrupción, mientras que por todas partes llegan llamamientos urgentes pidiendo la ayuda de sacerdotes adicionales.
Y, sin embargo, aunque la situación política es inestable y la economía catastrófica, el Líbano y el Medio Oriente parecen estar abriéndose a la Tradición. Desde Turquía y otros países de la región, vienen catecúmenos a recibir el bautismo según el rito tradicional. Un priorato en el Líbano podría animar y acelerar este movimiento, y sería un apoyo para los fieles, muchos de los cuales tienen la tentación de emigrar.
[El Líbano: antiguo semillero de vocaciones]
Es interesante saber que en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, el Líbano fue un semillero de vocaciones y pronto florecieron las congregaciones latinas que allí se establecieron, con muchas vocaciones autóctonas.
Jesuitas, Hermanos de las Escuelas Cristianas, Hermanos Maristas, Hijas de la Caridad, Hermanas de la Caridad de Besançon, Hermanas de San José de la Aparición, Franciscanas Misioneras de María, sin mencionar a los Franciscanos, Carmelitas y Lazaristas que viven en el Líbano desde hace siglos. Todos gozan de gran reputación por sus escuelas, clínicas y hospitales.
Por eso muchos libaneses nos dicen que no tengamos miedo de establecer un Priorato en el Líbano y que pronto aparecerán los frutos en este país todavía fundamentalmente religioso (el 69% de los católicos asisten a misa semanalmente frente a menos del 10% en Francia).
Actualmente hay un seminarista libanés en la Fraternidad y dos hermanas dominicas. Un joven también se prepara para ingresar al seminario, pero está esperando para obtener su pasaporte, ¡que en la situación actual lleva meses!
¡No hay duda de que la intercesión de Charbel Makhlouf (1828-1898), el ermitaño de Annaya tan venerado en estas tierras, y la generosidad de los fieles permitirán que la fe tradicional siga fertilizando este país mártir!
Padre Patrice Laroche
Fuentes: Le Chardonnet – FSSPX.Actualités
Imagen: Olivier BEZES, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons