El arte sacro profanado por el mundo de la moda... ¡con la bendición de un cardenal!

Fuente: FSSPX Actualidad

El Cardenal Gianfranco Ravasi con Donatella Versace (a la izquierda), diseñadora, y Anna Wintour (a la derecha), editora en jefe de la revista de moda "Vogue".

La Santa Sede prestó alrededor de cuarenta importantes obras de arte litúrgico al Museo Metropolitano de Nueva York (MET) como parte de la exposición "Cuerpos Celestiales: la moda y la imaginación católica" Sin embargo, la exhibición del 7 de mayo de 2018 ofreció una parodia escandalosa para la Iglesia Católica.

El Cardenal Gianfranco Ravasi es presidente del Consejo Pontificio para la Cultura. El 26 de febrero de 2018, el New York Times lo fotografió en Roma, con una sonrisa de oreja a oreja. Se encontraba en el palacio Colonna, posando al lado de los diseñadores más célebres del mundo de la moda: Versace, Castelbajac, Valentino, sin olvidar a Anna Wintour, directora de la revista Vogue, para presentar la exposición Cuerpos Celestiales: la Moda y la Imaginación Católica que se llevaría a cabo en el mes de mayo, en Nueva York.

El Cardenal explicó porqué el Vaticano decidió prestar cuarenta obras invaluables de arte litúrgico: tiaras, casullas y capas papales, con el pretexto de que "representan perfectamente la dimensión trascendental del misterio religioso" - Es verdad que estos ornamentos litúrgicos heredados de los siglos pasados tienen un aspecto muy distinto a las patéticas vestimentas que se suelen utilizar en la liturgia moderna, tan alejadas de la trascendencia de los santos misterios.

Además de los vestidos y accesorios, los visitantes podrán descubrir los esplendores del arte sacro en materia litúrgica. Por ejemplo, una capa blanca bordada con hilo de oro, portada por Benedicto XV, una mitra de diamantes con esmeraldas y zafiros utilizada por León XIII, así como tiaras y bordados sagrados.

Sin embargo, con el fin de "explorar el vínculo entre la moda y la religión", según indicaba la presentación de la exposición, la gala inaugural del 7 de mayo fue testigo de un desfile incongruente de celebridades, algunas abiertamente anti-católicas, exhibiendo de manera grotesca e indecente imágenes de la Virgen, vestimentas que hacían alusión al santo hábito religioso, mitras, etc. Tal era la indecencia de estas vestimentas que no es posible que un sitio católico de información, digno de este nombre, las publique.

Resulta muy escandaloso que una exposición consagrada a los tesoros de la liturgia católica sea el pretexto para este espectáculo abominable y ofensivo para Cristo, su Santa Madre y su Iglesia. La exposición en sí no está exenta del carácter vulgar y vilmente provocativo propio de la bien llamada "industria del espectáculo" (show-biz). Definitivamente, el dinero lo ensucia todo, y el supuesto diálogo con el bajo mundo de la moda tiene sus límites.

No está permitido colaborar con industrias que bordean el sacrilegio o la profanación de objetos sagrados. Pero el mundo de la moda desacraliza absolutamente todo lo que toca. Una mitra o una tiara son símbolos religiosos, y no un tocado mundano. Esta revoltura de estilos es perversa y menosprecia la religión. El Cardenal Ravasi se niega a escuchar las objeciones de "algunos que podrían considerar el mundo de la moda como un medio inapropiado o poco conveniente para acercarse a lo sagrado o lo divino." ¡Sin embargo, eso es exactamente lo que es"