El cardenal Eijk advierte contra algunas posiciones sinodales

Fuente: FSSPX Actualidad

El cardenal Willem Jacobus Eijk

El cardenal Willem Jacobus Eijk, arzobispo de Utrecht, Holanda, concedió una entrevista a Communio, revista internacional, en su edición holandesa. En ella describe la situación de la Iglesia en su país, sin duda uno de los más secularizados de Europa, y advierte contra ciertas propuestas del Instrumentum laboris discutidas en el Sínodo.

El cardenal comienza considerando la situación de la Iglesia holandesa.

La secularización de los Países Bajos

El cardenal Eijk informa que una encuesta de 2022 revela que, por primera vez, más del 50% de los holandeses se declararon ateos o agnósticos. La fractura se produjo durante los años 1960 “entre 1965 y 1975, la asistencia a la iglesia se redujo a la mitad”, y al mismo tiempo “la vida asociativa católica se desplomó rápidamente”.

“En 2012”, añade, “todavía teníamos 250,000 practicantes. Después de la pandemia, ese número cayó a menos de 90,000, y ahora ronda los 100,000, lo que representa alrededor del 2.5% de quienes se identifican como católicos".

Y señala la causa principal de esta secularización: “La secularización comenzó con el aumento de la prosperidad”, afirma. “La prosperidad conduce a la individualización y la individualización a la secularización”, explica. “En los Países Bajos, esto ocurrió cuando la prosperidad aumentó a un ritmo sin precedentes”, a partir de 1965.

A continuación, el arzobispo de Utrecht hace una crítica de este proceso. "El Estado toma cada vez más decisiones en materia de derechos fundamentales". Desapareció la idea de que el hombre fue creado a imagen de Dios, que lo protegía de los excesos del Estado, y “ahora es el Estado el que reemplaza a Dios”. Luego pone como ejemplo la “legalización y uso generalizado del aborto”.

A continuación, cita el aumento de la eutanasia, que se espera que alcance los 10,000 casos este año, y el hecho de que casi el 40% de los matrimonios terminan en divorcio, así como la investigación sobre embriones, el proyecto para permitir a los niños a partir de los 16 años elegir su género en sus documentos de identidad. Acusa a la ONU y en particular a la OMS de promover estos cambios.

El resultado es "un individualismo creciente que conduce a la soledad, especialmente entre los ancianos", y a la desorientación "de muchos jóvenes que sufren problemas psicológicos, a menudo debido a una falta de valores". Y concluye: "El experimento social de establecer un orden ético sin Dios terminará a la larga en el fracaso".

Crítica del proceso sinodal

A una pregunta que toma el ejemplo de Alemania según el cual es necesario “superar los obstáculos para el cambio”, el cardenal Eijk responde: "Pueden aprender de la Iglesia en los Países Bajos. El que siembra confusión aleja a la gente de la Iglesia. No se trae a nadie de regreso de esa manera". Y añadió el ejemplo del “Concilio Pastoral Holandés”.

Este "Concilio", del que ya se ha hablado en este sitio, se toma como una similitud con el actual movimiento sinodal: comenzó "con mucho entusiasmo", pero terminó estancado. El prelado señala un problema que algún día surgirá en el actual Sínodo: “En aquel momento también había expectativas excesivas, por ejemplo, en lo que respecta a la abolición del celibato”.

Muy tarde, Pablo VI intentó intervenir. Pero la votación sobre la abolición del celibato se llevó a cabo bajo la autoridad del cardenal Bernard Alfrink y obtuvo una mayoría casi unánime. Sin embargo, Pablo VI intervino de nuevo –acababa de escribir una encíclica sobre el tema– y ese fue el fin de las esperanzas infundadas. La Iglesia holandesa perdió su credibilidad.

En cuanto a los temas espinosos del sínodo, el cardenal recuerda que "las votaciones del año pasado demostraron que la mayoría de los participantes no estaban tan entusiasmados con temas como el género o la consagración de las mujeres". Añade que “Europa es solo una pequeña –y cada vez más pequeña– parte de la Iglesia global”, y en otros lugares "hay opiniones marcadamente divergentes sobre estas cuestiones".

Finalmente, afirma que no debemos perder la unidad en la predicación de la Iglesia porque “la Iglesia pierde entonces su credibilidad”. Cita la experiencia de los Países Bajos durante los últimos 50 años, que ha creado ambigüedad y confusión. “La gente sentía que la Iglesia misma no sabía realmente” la verdad.

El prelado hace también referencia al Instrumentum laboris (n° 103) que propone que “la reflexión sobre las modalidades de ejercicio del ministerio petrino debe realizarse también en la perspectiva de una 'sana descentralización' (EG 16), recomendada por el Papa Francisco y solicitada por numerosas conferencias episcopales. (…)

Esto implica "dejar a la competencia de los pastores la facultad de resolver, en el ejercicio de sus propias funciones docentes y pastorales, cuestiones que conocen bien y que no afectan la unidad de doctrina, de disciplina y de comunión de la Iglesia, siempre actuando con corresponsabilidad'".

Una disposición así provocaría a corto plazo una confusión total en la Iglesia, como teme el cardenal Eijk.