El cardenal Müller reacciona a la prohibición de las misas privadas en San Pedro

Fuente: FSSPX Actualidad

La controversia no deja de aumentar desde que el Secretario de Estado impuso una prohibición a la celebración de misas privadas en la basílica de San Pedro, en Roma, transformando aún más la basílica del Vaticano en un museo sin alma. El último en reaccionar es el cardenal Ludwig Müller, exprefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

El 13 de marzo de 2021, FSSPX.Actualidad se hizo eco de las nuevas directrices litúrgicas de la primera sección de la Secretaría de Estado, que prohíben cualquier celebración privada en la basílica del Vaticano y relegan la misa tradicional al altar de la pequeña Capilla Clementina.

Edward Pentin, del National Catholic Register, visitó la basílica el 22 de marzo y descubrió que los altares laterales de la basílica de San Pedro ahora permanecían desiertos.

Incluso se le dijo al periodista en el Vaticano, que la directiva -notificada directamente, y de forma inusual, por el secretario de estado al personal de la basílica- fue "impuesta unilateralmente y sin ninguna consulta".

El Register también se enteró de que los cambios afectan principalmente a los sacerdotes que trabajan detrás de las murallas leoninas, y que hasta ahora celebraban su misa privada cada mañana en uno de los cuarenta y cinco altares laterales de la basílica: "estos sacerdotes se sorprendieron, muy pocos de ellos se unen a las misas concelebradas por la mañana para expresar su descontento", explicó una fuente bien informada al periódico católico estadounidense.

El cardenal Ludwig Müller, entrevistado por Edward Pentin, considera, por su parte, que la directiva es un "documento frío y autoritario, impuesto sin consulta, ni 'sinodalidad'": el colmo para un pontificado que pretende hacer de la consulta un modo de gobernanza...

Según el prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la prohibición de las misas privadas en la Basílica Vaticana constituye "una prueba más del movimiento de secularización que afecta a la Iglesia".

"Todo esto es muy sutil", considera el alto prelado alemán, quien no se anda con rodeos respecto a los redactores de la directiva: "hombres anónimos que han permanecido en las sombras, y que no saben nada de teología católica".

A partir de ahora, el clero que trabaja en el Vaticano se parecerá más a "un grupo de funcionarios con una identidad sacerdotal disminuida", concluye el cardenal Müller.

Las nuevas medidas, impuestas por el secretario de Estado, coinciden con la salida, el pasado mes de febrero, del cardenal Angelo Comastri, arcipreste de la basílica, conocido por haberse opuesto a cualquier cambio de disciplina en este ámbito.

Incluso se rumorea que la medida fue tomada por el Papa en persona, por consejo de uno de sus allegados, el cardenal Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el Clero.