El cardenal Rossi revela algunos detalles del cónclave

El cardenal Angel Rossi, arzobispo de Córdoba
El cardenal Angel Rossi, arzobispo de Córdoba, Argentina, ha hablado en varias ocasiones ante los micrófonos sobre el cónclave y la elección de León XIV. En una reciente conferencia pública citada por el sitio web Infovaticana, ofreció información pintoresca, pero también detalles confidenciales, rozando así la violación del secreto pontificio.
El aislamiento en Santa Marta
El cardenal Rossi narró su llegada a Santa Marta, describiéndola con humor: "Te escaneaban de pies a cabeza, te quitaban el teléfono, el ordenador... Te quedabas allí mirando al techo sin saber qué hacer. No te quedaba más remedio que rezar o dormir". Incluso las ventanas estaban selladas: "Intenté abrir la ventana, pero estaba blindada. Imposible".
Las sesiones del cónclave se celebraron, como es habitual, en la Capilla Sixtina. "Allí no hay discursos, solo votos", señaló. Tras la misa inicial y el juramento televisado, "todos los que no son cardenales salen y se cierran las puertas. Comienza la votación". Rossi explicó que se celebraron dos votaciones por la mañana y dos por la tarde.
Los cardenales escriben su voto en un papel que depositan tras prestar juramento ante el Juicio Final de Miguel Ángel: "Y para colmo, se vota justo debajo de la parte más baja del infierno", bromea. Se eligen al azar seis cardenales para proceder al recuento y leer los nombres en voz alta. El umbral estaba fijado en 89 votos para la elección.
Si no se alcanzaba la mayoría, se destruían todas las papeletas: "Todo va al horno. No debía quedar nada". En la cuarta vuelta se decidió la elección: "Llamé a la puerta de la apostasía y a la puerta de la fe, los dos extremos en una hora. Pero cuando se alcanzaron los 89 votos, hubo una ovación y una experiencia de gran consuelo".
El cardenal Rossi dio a entender que León XIV había obtenido más de 100 votos, una cifra inusual: "Superó los 100. Cuando eso ocurrió, el camarlengo le preguntó si aceptaba. Él dijo: 'Sí', y hubo de nuevo un fuerte aplauso".
"Le preguntaron cómo se llamaría y él respondió: 'León'. Todos nos miramos, como diciendo: '¿Qué hacemos con ese nombre?'", contó el cardenal. El nuevo papa explicó entonces el significado y, una vez conocido, "hubo aplausos y una sensación general de alivio. Más de uno lloró".
Añadió que solo algunos cardenales mostraron su descontento: "Algunos parecían indios a los que les habían robado su chicha [bebida fermentada. NDLR]. El nuevo papa fue conducido a la "capilla de las lágrimas", donde rezó a solas ante Cristo crucificado. A continuación, se vistió con una sotana blanca y salió para recibir el homenaje de los cardenales.
Finalmente, apareció en el balcón central de San Pedro. "Una explosión de alegría, eso nunca se olvida", comentó Rossi. Aunque lamentó, riendo, que le hubieran quitado el primer puesto: "Me quitaron el primer puesto y me quedé en segunda fila. Pero veía perfectamente la plaza".
El cardenal admitió finalmente que el cónclave también fue escenario de "miserias humanas": ambiciones, competiciones y rivalidades. Sin embargo, subrayó que "la gracia supera todos estos límites. Al final, existe una especie de armonía en torno a la gracia que permite superar todo".
Fuente: Infovaticana – FSSPX.Actualités
Imagen: Flickr / Romanus Pontifex (CC BY-SA 2.0)