El evangelio de las finanzas limpias según el Vaticano
Moralizar las finanzas, las inversiones y el accionariado, midiéndolos a la luz de la fe: este es el objetivo propuesto por la Santa Sede en el último documento publicado por la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, el 25 de noviembre de 2022.
"Ninguna inversión es moralmente neutral; o hacemos avanzar el reino de Dios mediante la forma en que se administran sus bienes, o lo hacemos retroceder". Esta es la idea principal que se desarrolla en el documento de cuarenta y seis páginas titulado Mensuram Bonam (MB) -"la buena medida" con referencia al Evangelio (Lc 6, 38)- firmado por la Academia Pontificia de las Ciencias, para proponer "medidas coherentes con la fe, para los inversores católicos".
El documento, que pretende ser un "punto de partida" y un "llamado a la acción", enumera veinticuatro problemáticas, desde el aborto, la gestión del agua y la pornografía, que deben tenerse en cuenta en cualquier estrategia de inversión.
En cuanto a la metodología del documento, el New York Times afirma que combina dos cosas: por un lado, una amplia reflexión espiritual que, junto a bellas reflexiones -hay que reconocerlo- sobre la lucha por la vida, mezcla otras que se relacionan con una equívoca concepción de la dignidad humana o de la llamada ecología "integral".
Por otro lado, las conclusiones del fondo de inversión Vanguard, que ha sido encargado por el Vaticano para ayudar a centralizar y armonizar la gestión de su patrimonio, de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia.
Previsto para ser publicado hace casi un año, y luego reeditado en enero pasado, MB señala numerosas inversiones que deben evitarse, como "sitios de juegos de azar, aquellos que se benefician de la guerra, la pornografía, el aborto y, en general, todo lo relacionado con los ataques a la vida y la protección de la naturaleza".
Mensuram Bonam también advierte a los inversores contra los "daños colaterales" de estas inversiones tóxicas, y señala las "áreas grises" en las finanzas, como el "abuso de productos especulativos o de técnicas de inversión", o "el uso de prácticas contables que explotan la protección otorgada por paraísos fiscales".
Jean-Baptiste de Franssu, presidente del Consejo de Supervisión del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el "banco" del Vaticano, fue fundamental en la redacción del documento presentado por el cardenal Peter Turkson, nuevo canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales.
Mensuram Bonam, cualesquiera que sean sus límites, tiene el mérito de poner el dedo en la llaga en un tema cuya importancia va mucho más allá de la cuestión de las inversiones financieras realizadas por los institutos religiosos: en efecto, los activos invertidos en diversas capacidades por entidades jurídicas católicas o por simples fieles en el mundo se estiman en más de 2,000 millones de euros.
Fuentes: The New York Times/The Catholic Register – FSSPX.Actualités
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