El fin de la vida en el centro de los debates en España y Portugal

El debate sobre la legalización de la eutanasia ocupa un lugar central en varios países de la Comunidad Europea: mientras España acaba de despenalizar la asistencia a la muerte, el máximo tribunal de Portugal acaba de revocar un proyecto de ley similar.
Un respiro concedido a Portugal...
¿Puede verse esto como una intervención de la Virgen de Fátima en favor de su tierra adoptiva? En cualquier caso, los obispos portugueses celebraron con alivio la sentencia del Tribunal Constitucional del 15 de marzo de 2021, que rechazó por una estrecha mayoría de siete votos sobre doce el proyecto de ley sobre la eutanasia aprobado por el Parlamento el pasado 29 de enero.
"La postura adoptada por la Iglesia a lo largo de este proceso ha sido afirmar a tiempo y a destiempo que la vida humana permanece inviolable. Cualquier legalización de la eutanasia y del suicidio asistido es contraria a la afirmación de la dignidad de la persona humana y a la Constitución de la República Portuguesa", recordó sobriamente la Conferencia Episcopal de Portugal (CEP) en un breve comunicado de prensa.
Tras su aprobación en el Parlamento, el jefe de Estado lusitano, Marcelo Rebelo de Sousa, transmitió la ley al Tribunal Constitucional. Fue este último el que tachó el texto legislativo por inconstitucional, señalando la ausencia de "reglas claras, precisas y controlables" en torno a la práctica del suicidio asistido.
Luego de haber sido rechazado, el texto debe volver a los diputados: los defensores del derecho a la vida han ganado una batalla que no es nada despreciable, aunque la guerra está lejos de haber sido ganada.
...pero no a España
La vecina España no sigue el mismo camino: el congreso de diputados aprobó definitivamente, por 198 votos contra 142, la ley que ahora legaliza la eutanasia más allá de los Pirineos.
La nueva legislación española, que entrará en vigor el próximo mes de junio, permite tanto la eutanasia, es decir, cuando el cuidador provoca la muerte del paciente, como el suicidio asistido médicamente, cuando el propio paciente toma la dosis prescrita.
España se convierte así en el cuarto país europeo y el sexto del mundo en permitir que un paciente con una enfermedad incurable recurra a la eutanasia.
El episcopado español lamentó profundamente la decisión del Parlamento: "¿Podemos considerar como 'evolucionada' una sociedad que empuja a los enfermos a poner fin a su existencia?", se pregunta el cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal de España (CEE).
El primer ministro español, que encabeza una coalición heterogénea que va desde socialistas a marxista-leninistas, celebró con satisfacción la adopción del texto que, según él, convierte a España "en un país más humano, más justo y más libre": un tuit que hace preguntarnos si las palabras todavía significan algo, cuando la humanidad y la libertad se comparan con una muerte impuesta o una muerte autoinfligida.
Fuentes: Religion Digital/Infocatolica – FSSPX.Actualités
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