El jefe de la diplomacia vaticana hace un balance sobre los acontecimientos actuales
El cardenal-secretario de Estado, Monseñor Pietro Parolin, expresó su sentir, cosa poco habitual en él, en una entrevista concedida a La Stampa. El prelado compartió sus esperanzas para la situación en Corea, sus inquietudes sobre Siria, la paciencia que hay que tener en las negociaciones con China, y su tristeza en relación con la muerte programada del niño Alfie Evans.
Al preguntarle sobre Corea, el número 2 del Vaticano expresó su "gran esperanza" de lograr una paz duradera en la región: Kim Jong-un ha utilizado, según el alto prelado, su potencial nuclear "como una amenaza para llevar a los estadounidenses a la mesa de negociaciones y terminar, de este modo, con el aislamiento de su país, para poder impulsar el crecimiento económico que tanto necesita el Norte."
Sobre el tema de China, Monseñor Parolin habló acerca de los "avances" logrados, destacando que si el gobierno chino "no fuera comunista y respetara la libertad de la Iglesia en materia de religión, no habría nada más que negociar."
El objetivo de la Santa Sede en las relaciones con China es "lograr la unidad" y "libertad" para la Iglesia, la cual debe poder vivir en este país "una vida normal en comunión con el papa, comunión fundamental para nuestra fe", declaró Monseñor Parolin. Esta "vida normal" que el alto prelado desea, parece estar en peligro en estos momentos, dadas las reiteradas vejaciones sufridas por los católicos chinos desde la reelección de Xi Jinping como jefe del país.
Monseñor Bux considera muy "preocupante" el caso de Siria, e insiste en que ganar la guerra contra el Estado Islámico o los rebeldes "no conseguirá la paz automáticamente, puesto que el país está sumergido en la división y el odio."
Al preguntarle sobre el caso Alfie Evans, un niño que padecía una degeneración neurológica, y que murió en Liverpool sin que pudiera ser transferido al Hospital Bambino Gesú, Monseñor Parolin expresó su "profunda tristeza" por el hecho de que se haya negado el permiso solicitado por los padres y por el Estado italiano para trasladar al niño a Roma: "me siento muy afligido por esta decisión que me parece completamente incomprensible", declaró el prelado, afirmando que hasta el final, y a pesar de la terquedad de la justicia británica, "el Papa y la Santa Sede hicieron todo lo posible para garantizar el acompañamiento del niño durante su enfermedad, y esto a pesar de un pronóstico vital pesimista."
Fuentes: La Stampa - FSSPX.Actualités - 21/05/2018