El padre de la teología de la liberación ha muerto
El Padre Gustavo Gutiérrez con el director del Banco Mundial, Jim Yong Kim, en 2013
El Padre Gustavo Gutiérrez falleció el 22 de octubre de 2024. El dominico peruano, de 96 años, fue el creador de un movimiento teológico cuestionado dentro de la Iglesia por sus excesos ideológicos. En 2018, el Papa Francisco rehabilitó al religioso y, a través de él, una corriente de pensamiento que es una de las fuentes de inspiración del actual pontificado.
"Gustavo fue para mí un sacerdote que dio su vida por amor a Cristo, a la Iglesia, a la humanidad, especialmente a los pobres". El cardenal peruano Pedro Barreto reaccionó emocionado al anuncio del fallecimiento de su mentor, el Padre Gustavo Gutiérrez o.p. El alto prelado habló desde Roma, al margen de la segunda sesión de la XVI asamblea del sínodo en el que participa.
Habiéndose hecho dominico en el último momento de su vida, el Padre Gustavo Gutiérrez se formó en las escuelas de teología de Lovaina y Lyon, que desempeñaron un papel destacado en la nueva eclesiología desarrollada durante el Concilio Vaticano II.
En 1968, el Padre Gutiérrez, entonces capellán de los estudiantes peruanos, publicó la obra Teología de la Liberación, un movimiento de pensamiento que pretende manifestar a los más pobres el mensaje de Cristo desde la perspectiva de la liberación de los diversos males sociales que los azotan.
“La creación de una sociedad justa y fraterna es la salvación del ser humano, si por salvación entendemos el paso de menos humano a más humano. No podemos ser cristianos hoy sin un compromiso de liberación", escribe Gustavo Gutiérrez. Pero define su pensamiento de esta manera: “Lo que entendemos por teología de la liberación es la participación en el proceso político revolucionario”.
Y explica esta participación. "Solo superando una sociedad dividida en clases (...) y aboliendo la propiedad privada de la riqueza creada por el trabajo humano, estaremos en condiciones de sentar las bases de una sociedad más justa. Por eso los esfuerzos por programar una sociedad más justa en América Latina se orientan cada vez más hacia el socialismo".
Esta escuela teológica, nacida en un continente con sus propios problemas, fue luego sedimentada en la Iglesia universal. En 1984, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el cardenal Josef Ratzinger, intervino por primera vez para denunciar los excesos marxistas en acción en esta nueva escuela de pensamiento, aunque sin condenar al Padre Gutiérrez.
Un año después se publicó una segunda instrucción del mismo Dicasterio, más mitigada, que buscaba resaltar ciertos aspectos considerados positivos de la llamada teología de la liberación, al tiempo que advertía contra la tentación ideológica que conlleva si no se le ponen límites.
Posteriormente, ciertos directivos de la Curia Romana afirmaron pertenecer a esta escuela teológica, como el cardenal Ludwig Müller, enérgico defensor del Padre Gutiérrez a la vez que crítico de la evolución disciplinaria del actual pontificado.
El propio Papa Francisco rindió homenaje en junio de 2018 al fundador de la teología de la liberación, “por su contribución a la Iglesia y su amor preferencial por los pobres”, como informó entonces el portal de noticias del Vaticano. Sin embargo, el pontífice argentino no es un seguidor incondicional del movimiento del Padre Gutiérrez.
Isabelle Schmitz, reportera de Le Figaro que trabajó en Radio Vaticano, recuerda que el cardenal Jorge Bergoglio, antes de su elección al pontificado soberano, “advirtió contra la tentación de ideologizar el mensaje evangélico mediante una 'reducción socializadora', 'una pretensión interpretativa sobre la base de una hermenéutica acorde a las ciencias sociales, (que) abarca los más variados campos: desde el liberalismo de mercado hasta las categorías marxistas'".
En efecto, el actual pontífice romano reivindica más la llamada teología del "pueblo", un movimiento teñido de peronismo que surgió en Argentina a raíz de la teología de la liberación con el Padre Lucio Gera, que retoma la opción preferencial por los pobres, rechazando la lucha de clases y prefiriendo concentrarse en la cultura popular vista como un camino real hacia la liberación.
El fallecimiento del Padre Gutiérrez llega en un momento en que el catolicismo sudamericano es desafiado por las sectas pentecostales y una secularización creciente: si ha habido liberación, es más bien en el sentido de una pérdida de influencia creciente de la Iglesia. Definitivamente el infierno está pavimentado de buenas intenciones...
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Fuentes: Infobae/Le Figaro/Vatican News – FSSPX.Actualités
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