El papa nombrará 5 nuevos e inesperados cardenales provenientes de 4 continentes

El miércoles 28 de junio, el papa Francisco anunció inesperadamente que habrá un consistorio durante el cual creará cinco nuevos cardenales.
El Santo Padre explicó este hecho: "Su origen de distintas partes del mundo manifiesta la catolicidad de la Iglesia difundida por toda la tierra." El papa anunció este evento desde la ventana de sus apartamentos pontificales, donde dirigió el Regina Caeli dominical.
Evidentemente, la primera observación que viene a la mente con estas nominaciones es que el papa permanece fiel a su deseo de crear una Iglesia menos centralizada en Europa, pero sin ignorarla por completo: tres de los cinco "porporati" provienen de las fronteras del viejo continente. Aunque todavía habrá que ver lo que dicen los perfiles de los cinco novatos sobre esta catolicidad, tal y como el papa la ve.
Para el Santo Padre, la Iglesia es una sociedad que debe enfrentarse a los desafíos de la realidad: es decir, aceptar su condición como minoría religiosa en el siglo XXI. No es ninguna coincidencia que tres de los nuevos cardenales provengan de países donde el catolicismo es una minoría extrema: Suecia, Laos y Mali. En este último, los cristianos representan únicamente el 2.4% de los 17 millones de habitantes, de los cuales el 94% son musulmanes.
¿Acaso el papa Francisco no declaró durante una entrevista con La Repubblica, en septiembre del 2016, cuando se le preguntó sobre el futuro de la Iglesia católica que "ser una minoría es, de hecho, una fortaleza"? Para el Soberano Pontífice, la "catolicidad" del siglo XXI consiste en el esfuerzo lúcido que la Iglesia debe hacer para reconocerse a sí misma como una minoría - tanto en número como en el eco de su mensaje cristiano a las sociedades modernas - pero sin renunciar a ser testigo de la fuerza siempre presente del Evangelio.
Cardenales provenientes de áreas problemáticas
Es claro que el papa Francisco también desea resaltar las regiones del cristianismo que ilustran la pasión que la Iglesia está viviendo: al crear cardenal a un obispo de Laos, Monseñor Louis-Marie Ling Mangkhanekhoun, quien ya tiene 73 años de edad, el Santo Padre desea rendir homenaje a un país donde los católicos son víctimas de persecuciones diarias, y donde el clero hace todo lo que puede para asegurar la supervivencia de la Iglesia.
Igualmente, al elevar al rango cardenalicio a Monseñor Jean Zerbo, arzobispo de Bamako, quien se enfrenta al desafío del islam radical, el papa está consagrando un prelado que no dudó en declarar que "los cristianos de Mali están pasando por una prueba comparable con la de los discípulos de Cristo de los primeros siglos."
El bautismo de sangre no es la única forma de persecución a la Iglesia: la guerra silenciosa librada contra el ideal evangélico por la sociedad secularizada es otro modo. Esto puede verse en la elevación al rango cardenalicio de Monseñor Andres Arborelius: carmelita de 67 años y obispo de Estocolmo, quien vive en el mundo escandinavo donde los católicos representan menos del 2% y donde la presencia de la Iglesia es generalmente vista como una "anomalía". No obstante, esta región del cristianismo no ha cedido ante el desánimo, y en los últimos años, las conversiones del luteranismo se han multiplicado. Esto a pesar del falso ecumenismo, mismo que es alentado por el obispo de Estocolmo.
¿Creación de cardenales para promover intereses personales?
En la mente del papa Francisco, la catolicidad va de la mano con el cuidado de los desvalidos: seguramente ésta es la idea detrás de la nominación de Monseñor Gregorio Rosa Chavez, obispo auxiliar de San Salvador. Monseñor Chavez está estrechamente vinculado con la figura del arzobispo Oscar Romero, quien fue asesinado en 1980, y debe, en parte, su vocación a este testaferro de la Iglesia de los pobres en Latinoamérica. No falta mucho para una confabulación con el progresismo y la teología de la liberación.
Con la nominación del arzobispo Juan José Omella, apenas dieciocho meses después de haberlo nombrado arzobispo de Barcelona, el papa Francisco propone un pastor que es conocido por mantener una estrecha relación con los fieles y por tener un perfil similar al suyo. Ordenado sacerdote en 1970 para la diócesis de Zaragoza, se convirtió en obispo auxiliar de la misma diócesis en 1996. Ha sido miembro de la Congregación Episcopal durante veinte años.
En definitiva, las figuras de los nuevos cardenales son un eco de las palabras del papa Francisco al Padre Spadaro, SJ, al inicio de su pontificado: "Yo veo la Iglesia como un hospital de campaña después de una batalla."
En este "hospital", la Iglesia acepta su condición de minoría sin engañarse a sí misma - según el papa - con un regreso hipotético a la época del cristianismo: "Si el cristiano es legalista, o busca una restauración, si quiere todo claro y seguro, entonces no encontrará nada," añadió en la misma entrevista.
La Fraternidad San Pío X permanece convencida de que la Tradición sigue siendo un ancla y más: es la luz necesaria del pasado sin la cual "el hospital de campaña" sólo puede trabajar a ciegas.
Fuentes: La Croix / Jeune Afrique / iMedia / FSSPX.News – 06/28/17