El Papa reza en la tumba de la "pequeña santa" de Madagascar

Fuente: FSSPX Actualidad

El 7 de septiembre de 2019, después de reunirse con los obispos de Madagascar en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Andohalo, el Papa Francisco quiso rezar en privado en la tumba de Victoria Rasoamanarivo, una mujer del siglo XIX venerada por todos los católicos de la isla.

Victoria Rasoamanarivo nació en 1848 en Tananarive, una isla de Madagascar, en el seno de una de las familias más poderosas del país.

Educada en la religión idólatra de sus antepasados, la niña conoció a varios jesuitas franceses, cuya predicación durante una misión cambiaría el curso de su vida.

Inscrita en la Escuela de la Misión, pronto fue bautizada y tomó el nombre de Victoria, a pesar de la oposición de su familia.

Poco después de obtener el rango de princesa, Victoria se casó con un alto oficial del ejército, que desafortunadamente era esclavo del alcohol y de sus malas pasiones. A pesar de esto, la joven esposa rechazó el divorcio, consciente de la indisolubilidad y lo sagrado del vínculo matrimonial.

Cuando, en 1883, se desató una persecución que condujo a la expulsión de los misioneros y a las acusaciones de traición contra los católicos, Victoria nunca dejó de profesar su fe en el Dios verdadero. También intercedió implacablemente ante la corte por la Iglesia, insistiendo en que los lugares de culto y las escuelas católicas permanecen abiertos mientras alentaba a las comunidades de fieles a perseverar.

Mujer de oración, de acuerdo con el testimonio de sus sirvientes, pasaba varias horas al día en la iglesia y dedicándose a innumerables obras de caridad para los pobres, los prisioneros, los abandonados y los leprosos.

Dios la llamó el 21 de agosto de 1894 a la edad de 46 años, y en 1989 la Iglesia la proclamó "beata", consagrando así su fidelidad y perseverancia en el momento de la profunda crisis religiosa que experimentaban los cristianos de Madagascar. Es un ejemplo a seguir en las tormentas que azotan hoy a la Iglesia.