El preocupante consejo del presidente de la Pontificia Academia para la Vida

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, declaró el 10 de diciembre de 2019 que estaría dispuesto a sujetar la mano de una persona que eligió voluntariamente la eutanasia, pasando por alto el hecho de que este gesto representaría un apoyo al suicidio. Una actitud contraria a la moral católica.

El presidente de la Pontificia Academia para la Vida tomó la palabra durante una conferencia de prensa el 10 de diciembre de 2019, para inaugurar un simposio de dos días sobre cuidados paliativos, patrocinado por la Santa Sede y una fundación qatarí, The World Innovation Summit for Health.

Respondiendo a la pregunta de si un sacerdote podría estar presente durante el procedimiento de un suicidio asistido, Monseñor Paglia declaró que estaría dispuesto a hacerlo, aduciendo que "el Señor nunca abandona a nadie".

"En este sentido - agregó el prelado - acompañar, sujetar la mano de alguien que muere, es, creo, un gran deber que todos los fieles deben alentar (...), incluso si estamos en contra del suicidio asistido".

Una posición que se opone a la que los obispos suizos publicaron el 5 de diciembre de 2019. El documento de los prelados suizos indica que los trabajadores pastorales no deben estar presentes en la muerte de una persona por suicidio asistido. Cuando se le preguntó sobre esta divergencia, Monseñor Paglia dijo: "Hay que saber cómo sortear las reglas", y no convertirse en un "ideólogo" (sic).

Sorprendente respuesta del presidente de una academia pontificia cuya vocación es precisamente orientar a los científicos con ayuda de las reglas de la teología moral y los principios éticos.

Para aclarar este tema, basta mencionar el Catecismo de San Pío X, que recuerda que el quinto mandamiento del Decálogo prohíbe el suicidio, porque "el hombre no es dueño de su vida ni de la vida de nadie más. Y la Iglesia castiga el suicidio mediante la negación de sepultura eclesiástica". Incluso el Catecismo de la Iglesia católica publicado en 1992, que Monseñor Paglia debería respaldar, recuerda esta defensa y también agrega que la cooperación al suicidio es "contraria a la ley moral".

No se necesita mucha lógica para entender que la presencia de un sacerdote durante un suicidio asistido generaría una gran ambigüedad, tanto en el paciente que desea morir, como en su entorno, sugiriendo que la Iglesia tolera esta práctica abominable.

El "consejo" de Monseñor Paglia es equivalente, si no a la cooperación al mal, al menos a un verdadero escándalo, que consiste, como el Catecismo de San Pío X recuerda, en "cualquier dicho, hecho u omisión que da ocasión a otro de cometer pecados".