El sacramento del matrimonio (5): las promesas y obligaciones de los esposos
Para contraer matrimonio de manera válida, los cónyuges deben tener edad suficiente para casarse y dar su consentimiento libremente.
Los católicos deben celebrar su matrimonio ante su párroco u Ordinario local, o ante un sacerdote designado por uno de ellos, en presencia de al menos dos testigos.
La bendición nupcial, aunque no es necesaria para el sacramento, se otorga para santificar la unión de los cónyuges en nombre de la Iglesia y para invocar las bendiciones de Dios sobre ellos más abundantemente.
En caso de que uno de los cónyuges no sea católico, la Iglesia puede llegar a permitir este tipo de unión con una dispensa para diferentes cultos o religiones mixtas. Como guardiana de las almas, la Iglesia necesita que exista una razón muy grave, y exige al cónyuge no católico la promesa de evitarle al cónyuge católico cualquier peligro de perversión o negligencia de la fe. Asimismo, exige que todos los hijos sean bautizados y criados en la Iglesia Católica.
Las principales obligaciones de las personas unidas por el matrimonio son la fidelidad conyugal inviolable y una conducta cristiana en todos los aspectos de la vida; amarse y soportarse mutuamente y vivir en paz y armonía; satisfacer las necesidades de sus hijos, proporcionándoles una educación católica y dándoles libertad para elegir el estado de vida al que Dios los llame.
Fuente: Gasparri / St. Pius X / FSSPX.News – 3/8/2019