El secreto de confesión y el celibato: el enfrentamiento entre Roma y Canberra

Cathédrale Saint-Christophe de Canberra
Roma ha respondido con un rechazo rotundo a las propuestas del gobierno australiano de levantar el secreto de confesión en algunos casos penales, y de establecer el celibato voluntario para el clero diocesano.
Una comisión real conformada por seis miembros, designados a propuesta del Primer Ministro, por el Gobernador General en representación de la Corona Británica, entre enero de 2013 y diciembre de 2017, llevó a cabo una investigación sobre las respuestas institucionales al abuso infantil en Australia.
Con base en el informe final de la Comisión, en 2018 se comunicaron al gobierno federal 189 propuestas, muchas de las cuales atacan la disciplina sacramental de la Iglesia.
El 4 de septiembre de 2020, la Conferencia Episcopal de Australia (ACBC) reveló que, el 26 de febrero, la Santa Sede le envió una serie de observaciones en respuesta a las propuestas presentadas por el gobierno, con la misión de remitirlas al Fiscal General.
Hay dos observaciones en particular que llaman la atención, pues reflejan un rechazo rotundo a las exorbitantes pretensiones de las autoridades australianas.
En la recomendación 16.18, que pide a la ACBC introducir "el celibato voluntario para el clero diocesano", Roma advierte a Canberra contra "la reducción del celibato a una consideración puramente práctica" que solo puede "entenderse al margen de la lógica de la fe y de la elección de una vida consagrada a Dios".
En cuanto al supuesto vínculo entre el celibato y el abuso, la Santa Sede se basa en las pruebas fácticas: "Existe una amplia evidencia para demostrar que no hay una relación directa de causa y efecto. Lamentablemente, el espectro del maltrato se presenta en todos los sectores y tipos de sociedad, y también se encuentra en culturas donde el celibato es poco conocido o practicado", explica el documento. Contra factum non fit argumentum: no se pueden discutir los hechos.
Además, la Santa Sede especifica que entrometerse con el celibato en Australia constituiría un "ataque a la libertad religiosa": un argumento que da en el blanco en esta lejana parte de la Commonwealth.
Otra recomendación, la 16.26, sugiere, ni más ni menos, el levantamiento del secreto de confesión sacramental en casos de abuso cometido por cualquier persona sobre un menor. Además, haciendo gala de un celo inusual, en noviembre de 2019, los fiscales estatales australianos acordaron un protocolo para procesar a los sacerdotes que se nieguen a proporcionar información confidencial escuchada durante una confesión: hasta la fecha, Queensland es el último estado en aprobar dicha legislación, el 8 de septiembre de 2020.
Sin duda se trata de medidas inauditas, por el momento no traducidas en acciones, pero que han hecho reaccionar a la jerarquía católica.
El Vaticano no pretende dejarse intimidar y prefiere reforzar la posición de la ACBC, reiterando la inviolabilidad del secreto de confesión. El documento romano recuerda firmemente que: "el confesor nunca está autorizado, por ningún motivo, a traicionar a un penitente con palabras, o de cualquier otra forma. Asimismo, está totalmente prohibido que un confesor utilice los conocimientos adquiridos a través de la confesión en perjuicio del penitente, incluso si se excluye todo peligro de revelación".
El mensaje de Roma es claro: la Iglesia está dispuesta a colaborar con el estado australiano en los casos legales más dolorosos, pero no cabe hablar de la renuncia a los puntos innegociables del celibato o el secreto de confesión.
Por su parte, el 4 de septiembre, Monseñor Mark Coleridge confirmó lo anterior en términos cuidadosamente seleccionados: "los obispos estamos ansiosos por participar en el debate público en curso, sobre los protocolos que probablemente garantizarían la seguridad de los niños", ni más ni menos.
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Fuente: ACBC - FSSPX.Actualités
Imagen: JohnArmagh / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0