¿El Sínodo en fase de desaceleración?

Fuente: FSSPX Actualidad

El cardenal Jean-Claude Hollerich

Chi va piano, va sano e va lantano. Mientras las conferencias episcopales presentan las síntesis de las consultas locales en los cinco continentes en el marco del Sínodo sobre la Sinodalidad, el Vaticano ha manifestado su voluntad de ir más despacio para evitar nuevas fracturas en la Iglesia.

¿El Sínodo entrará en una fase de moderación? Una primera pista en esta dirección provino de uno de los organizadores de la monumental asamblea que debe marcar el rumbo del futuro de la Iglesia. Un rumbo que hasta el momento parece bastante alejado del marcado por su divino fundador...

El 17 de mayo de 2024, el cardenal Jean-Claude Hollerich, relator general del Sínodo, habló en el portal oficial del episcopado suizo, kath.ch, y sus palabras no fueron alentadoras, particularmente en lo que respecta al acceso de las mujeres a las órdenes mayores, uno de los principales símbolos del progresismo. Cabe decir que este tema fue prácticamente el único que interesó al periodista que lo entrevistó.

Una desaceleración que parece motivada sobre todo por el miedo a que se amplíe la brecha entre los católicos de una Europa cada vez más secularizada y los del continente africano, mucho menos permeable al progresismo occidental.

Quienes quieren el acceso de las mujeres a los órdenes mayores “parten de una concepción típicamente europea del individuo. Muchas sociedades no piensan así en absoluto, y la comunidad tiene prioridad sobre el individuo. Y me gustaría subrayar que hoy, en la Iglesia, muchos califican esa posición de neocolonialista”, explicó el cardenal en esta entrevista.

Y continúa: "Debemos tener mucho cuidado de no iniciar un gran contraataque. Somos una Iglesia universal en la que debemos tener en cuenta las diferentes mentalidades. Debemos mantener estas conversaciones con toda la Iglesia, de lo contrario corremos el riesgo de verla desintegrarse".

Temores justificados por la manera enérgica y llena de fe con la que los episcopados africanos reaccionaron ante la Declaración Fiducia supplicans que autoriza la bendición de las parejas irregulares con respecto a la moral y al derecho de la Iglesia: “Creo que se desataría una tormenta en otros continentes si mañana se introdujera el sacerdocio femenino”, explicó el cardenal.

El relator del Sínodo profundiza en las consecuencias: “El Vaticano debería dar marcha atrás. Ya con Fiducia supplicans ha habido una enorme ola de indignación. Y, sin embargo, no se trataba de reconocer la homosexualidad, sino solo de bendecir a las parejas irregulares”, explica el hombre que es uno de los defensores del progresismo actual.

Además, el cardenal Hollerich expresa su deseo de que las mujeres puedan algún día acceder al sacerdocio, lo cual es una cuestión de “tiempo” o de aceptabilidad. Pero la cuestión no es pisar fuerte el pedal del freno: "Es importante que las mujeres accedan inicialmente a más responsabilidades, hay que tener cuidado y dar un paso tras otro".

Otro signo de esta fase de desaceleración sinodal: la entrevista concedida por el Papa Francisco a CBS News y transmitida el 21 de mayo: FSSPX.Actualidad ya comentó el “No, pero” del pontífice argentino sobre la ordenación diaconal de las mujeres.

El mismo deseo de calmar los ánimos se manifiesta en la sorprendente visita del cardenal Víctor Manuel Fernández a El Cairo para reunirse con el “Papa” de los coptos ortodoxos: el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) se reunió con Teodoro II para minimizar el alcance de Fiducia supplicans, cuya publicación amenazaba las relaciones –estratégicas desde muchos puntos de vista, aunque solo fuera para la diplomacia vaticana– con el mundo copto, informó cath.ch.

Un esfuerzo inútil: “Al final de esta reunión con el prefecto del DDF, la Iglesia copta publicó un informe tomando nota de las declaraciones del cardenal. Sin embargo, reiteró el deseo de Teodoro II de "evaluar" el diálogo teológico entre las dos Iglesias - iniciado en 2004 - y de "desarrollar métodos más eficaces", según cath.ch. Una negativa que debería hacer reflexionar a Roma.