El Sínodo sobre la Sinodalidad o la indefinición permanente (1)
El Sínodo sobre la Sinodalidad, celebrado en Roma del 4 al 28 de octubre de 2024, finalizó con una nota provisional inacabada, hecha de este modo deliberadamente por el Papa Francisco. Ya el 21 de octubre lo había advertido el Padre Timothy Radcliffe, el dominico que milita por los derechos de los homosexuales en la Iglesia, que fue creado cardenal en el consistorio del 7 de diciembre.
"Puede que las decisiones del Sínodo nos decepcionen. Algunos las considerarán equivocadas, incluso erróneas". En la rueda de prensa del National Catholic Register del 25 de octubre, dijo: "Creo que mucha gente, incluida la prensa, tiene la tentación de buscar decisiones sorpresa, titulares impactantes, pero es un error. Creo que el Sínodo apunta a una renovación profunda de la Iglesia en una situación nueva".
Andrea Tornielli, director editorial de los medios de comunicación vaticanos, no dudó en definir esta "renovación profunda" el 26 de octubre: "El Sínodo sobre la Sinodalidad pide un cambio de mentalidad. Nos pide que no consideremos la sinodalidad como una tarea burocrática que debe ser implementada de forma paternalista con algunas pequeñas reformas superficiales".
"El Sínodo pide un replanteamiento del servicio de la autoridad, incluida la del Sucesor de Pedro. Pide un papel de mayor responsabilidad para los laicos y, en particular, para las mujeres".
Como señalaba Jean-Marie Guénois en la página web de Figaro el 27 de octubre, "según este vaticanista [Andrea Tornielli], se trata de crear 'una nueva imagen de la Iglesia en la que las estructuras eclesiales, en esta nueva perspectiva, ya no representan el lugar hacia el que deben converger los laicos, sino un apoyo para el servicio que el pueblo de Dios realiza en el mundo'".
Inicio del Nuevo Orden Sinodal
En La Nuova Bussola Quotidiana del 28 de octubre, Stefano Fontana afirmó sin rodeos: "El Sínodo ha terminado, comienza el Nuevo Orden Sinodal". En su opinión, el Sínodo es un movimiento continuo; rechaza la opinión de quienes lo consideran un avance o retroceso para las posiciones progresistas. Nada está escrito en piedra, todo permanece abierto. Nada está claramente definido, todo está indefinido.
El vaticanista italiano escribe: "Muchos constataron que, al final, el trabajo del sínodo se redujo. Francisco retiró los principales temas delicados de la discusión sinodal, confiándolos a grupos de estudio cerrados, luego declaró que todavía no había llegado el momento de las mujeres diaconisas, y detuvo todas las decisiones sobre el tema. [...]
"Se solicitó la novedad de la liturgia penitencial en la que se pidió perdón de los pecados basados en un nuevo decálogo, esta neoliturgia tuvo lugar antes de que comenzara el sínodo y, por tanto, fuera de sus procedimientos. Por esta razón, muchos creyeron que se habían moderado deliberadamente las expectativas del sínodo y se había silenciado su 'valor profético'.
"Sin embargo, no estamos de acuerdo con estas interpretaciones; ni siquiera con quienes ven en el sínodo un momento fuerte y central de la sinodalidad por sus decisiones rupturistas, ni con quienes afirman que los trabajos sinodales quedaron congelados por ralentizaciones y perjuicios para la nueva sinodalidad.
"Ambas tesis no ven que, en última instancia, el sínodo debe considerarse solo como un momento de la nueva sinodalidad, un mero pasaje que en modo alguno es decisivo ni definitivo".
De hecho, señala Stefano Fontana: "El proceso sinodal se desarrollará no a través de documentos sinodales, sino a través de acciones concretas. El Padre Martin [James Martin, jesuita y activista pro-LGBTQ+] enumera algunas de ellas: sínodos anuales en las diócesis, nuevos ministerios en las parroquias, experiencias de 'conversación en el Espíritu' entre familias o grupos".
"Nuestra impresión", insiste el periodista, “es que la reducción de tono del sínodo beneficia a la nueva sinodalidad y no al revés”. Y para demostrarlo: "El Documento final de los padres sinodales no dice sí a las mujeres diaconisas, sino que deja abierto el tema de las mujeres en la Iglesia (n. 60); no indica específicamente nuevos ministerios, pero mantiene esta posibilidad indicando como ejemplo la posibilidad de un ministerio de 'escucha y acompañamiento' (n. 78).
"No niega la competencia decisoria de los obispos o del Papa (n. 92), pero añade que 'no se puede ignorar una orientación que surge en el proceso consultivo como resultado de un justo discernimiento, sobre todo si es realizado por órganos participativos', y espera una revisión del derecho canónico en este sentido.
"No reconoce explícitamente la competencia doctrinal de las Conferencias Episcopales (n. 120-129), pero afirma que 'será necesario clarificar mejor su estatuto teológico y canónico, así como el de las agrupaciones continentales de Conferencias Episcopales, a fin de poder aprovechar su potencial para el ulterior desarrollo de una Iglesia sinodal".
"Se propone profundizar en la 'descentralización' teológica y canónica, distinguiendo entre las materias reservadas al Papa y las que podrían concederse a las Conferencias Episcopales'. - En resumen, nada es firme ni está cerrado, todo permanece abierto en una deliberada vaguedad.
Fuentes: National Catholic Register/Figaro/Nuova Bussola Quotidiana/DICI n°450 – FSSPX.Actualités
Imagen: ID 16655282 © Brett Critchley | Dreamstime.com (image originale floutée)