El Sínodo sobre la Sinodalidad o la indefinición permanente (2)
El Sínodo sobre la Sinodalidad, celebrado en Roma del 4 al 28 de octubre de 2024, finalizó con una nota provisional inacabada, hecha de este modo deliberadamente por el Papa Francisco. Ya el 21 de octubre lo había advertido el Padre Timothy Radcliffe, el dominico que milita por los derechos de los homosexuales en la Iglesia, que fue creado cardenal en el consistorio del 7 de diciembre.
La difuminación de la autoridad magisterial en la Iglesia
En el Katholisches del 28 de octubre, Giuseppe Nardi habla de un "pontificado de vaguedades permanentes": "Francisco afirmó textualmente en su discurso de clausura del sábado 26 de octubre: 'No tengo intención de publicar una Carta Apostólica [exhortación postsinodal], basta con lo que hemos aprobado'.
"El Documento Final contiene ya indicaciones muy concretas que pueden servir de guía para la misión de las Iglesias en los diversos continentes y en los distintos contextos: por eso lo pongo inmediatamente a disposición de todos, por eso he dicho que había que publicarlo. De este modo deseo reconocer el valor del recorrido sinodal realizado, que con este Documento Final entrego al pueblo santo y creyente de Dios".
Pero se pregunta Giuseppe Nardi: "¿Qué significa esto exactamente? Según la práctica actual, el Documento final del Sínodo no tiene carácter jurídico, por lo que, desde un punto de vista legal, solo podrían ser bellas palabras pronunciadas al viento. Su carácter es meramente consultivo, por lo que es un documento puesto a disposición del Papa, quien puede tomar de él únicamente lo que desee".
Pero "hace seis años, para sorpresa y consternación de muchos especialistas en derecho canónico, Francisco reconoció que este documento sinodal también tiene poderes magisteriales". El pasaje revolucionario se encuentra en el artículo 18 de la Constitución Episcopalis communio [15 de septiembre de 2018]:
"Si es aprobado expresamente por el Romano Pontífice, el Documento final participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro. Si el Romano Pontífice concede a la Asamblea del Sínodo potestad deliberativa, según norma del can. 343 del Código de Derecho Canónico, el Documento final participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro una vez ratificado y promulgado por él".
En otras palabras, comenta Giuseppe Nardi: "Lo que Francisco ha anunciado aquí crípticamente podría significar que el Documento final del Sínodo formará parte del magisterio ordinario". Pero "como Francisco solo lo insinuó en su discurso de clausura, la cuestión podría volverse discutible, por esta u otras razones". Sin embargo, el Papa no hizo su anuncio el sábado [26 de octubre] sin motivo. En otras palabras, tiene una intención, pero como siempre, no la deja traslucir".
Y el periodista italiano concluye: "La revolución deseada por Francisco [dar autoridad magisterial al Sínodo], pero desencadenada y llevada a cabo por otros, parece ser de todos modos la estrategia preferida del Papa, como han demostrado los años pasados.
"Como sabemos, se trata de desencadenar 'procesos irreversibles', para los que a veces basta una nota a pie de página, como demostró Amoris Letitia [sobre la comunión de los divorciados vueltos a casar civilmente]. Estas múltiples vías que dejan solamente al Papa la decisión de actuar, pero que dan al exterior la impresión de tener voz y voto, es una situación totalmente del gusto del pontífice argentino".
Iglesia sinodal y doctrina caleidoscópica
La prudencia -o astucia- de Francisco es comprensible, dado que esta "descentralización" de la autoridad magisterial suscitó numerosas reacciones críticas durante el sínodo. El 17 de octubre, Jonathan Liedl escribió en el National Catholic Register:
"Descentralizar la autoridad doctrinal, o decidir ciertas cuestiones doctrinales a nivel local en lugar de universal, fue visto como un paso crucial para aquellos que desean hacer cambios radicales en la enseñanza católica.
"De hecho, los partidarios del camino sinodal alemán, que ha impulsado cambios en las enseñanzas de la Iglesia sobre la sexualidad y las órdenes sagradas exclusivamente masculinas, plantean regularmente la necesidad de una autoridad descentralizada. [...]
"Han seguido lloviendo críticas durante las 'intervenciones libres', o discursos pronunciados por miembros individuales del sínodo ante el pleno de la asamblea, esta mañana. Según las fuentes, los delegados hablaron de la necesidad de evitar caer en el relativismo al presentar la fe a las diferentes culturas; de evitar cualquier cosa que pudiera dañar la unidad de la fe.
"Del hecho de que el papado y el episcopado son constituidos por Dios, mientras que las conferencias episcopales no lo son; y que la unidad y la catolicidad de la Iglesia se ven amenazadas si el matrimonio entre personas del mismo sexo es aceptable en un lugar y no en otro. Los medios de comunicación católicos alemanes también se hicieron eco de esta reacción negativa, citando a un delegado sinodal que dijo en un discurso: '¡Una fe fragmentada significa también una Iglesia fragmentada!'"
Y retoma la afirmación de un valiente obispo alemán: "Monseñor Stefan Oster, de Passau (Alemania), crítico hacia el camino sinodal alemán, declaró al Register el 14 de octubre que algunos en su país pretenden 'regionalizar' la doctrina, sobre todo en relación con las cuestiones de género y la moral sexual". [...] "Si esto es cierto, entonces no puede ser verdad que en África estas cuestiones de moral sexual se traten de forma diferente. No es verdad", afirmó el prelado.
Otra declaración citada por Jonathan Liedl: "Al día siguiente, el arzobispo de Sídney, Anthony Fisher, declaró a EWTN News que la Iglesia 'no puede enseñar un catolicismo diferente en países diferentes'.
"¿Podríamos, por ejemplo, imaginar una Iglesia en la que la ordenación de mujeres esté permitida en algunos países pero no en otros, en la que el matrimonio entre personas del mismo sexo esté permitido en algunos países pero no en otros, y en la que haya una cristología arriana en algunos países y una cristología nicena en otros?", preguntó retóricamente el arzobispo australiano. "Se puede adivinar la respuesta: yo pienso que no".
También informó el reportero del National Catholic Register: "El cardenal holandés Willem Jacobus Eijk, en una entrevista publicada el miércoles 16 de octubre en la versión alemana de la revista teológica Communio, advirtió que buscar soluciones regionales a cuestiones controvertidas podría dañar profundamente a la Iglesia. "Si se pierde la unidad en la proclamación", dijo el arzobispo de Utrecht, “la Iglesia pierde su credibilidad'".
La indignada reacción del cardenal Zen
Al comienzo del sínodo, el cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo emérito de Hong Kong, acudió a su blog oldyosef, para advertir de los riesgos a los que se enfrenta la Iglesia: "Temo que este sínodo se reduzca a una discusión sobre si los fieles deben tener más derechos para 'compartir' las responsabilidades de los pastores en la jerarquía".
"Si los defensores de este cambio no pueden ganar a nivel de la Iglesia en su conjunto, ¿lucharán entonces por la diversidad dentro de las iglesias locales? ¿Tendrán las conferencias episcopales una autoridad independiente [del Dicasterio] para la Doctrina de la Fe?
"Es una perspectiva aterradora. Si esta idea prospera, dejaremos de ser la Iglesia católica". La Iglesia de Inglaterra ha reconocido el matrimonio entre personas del mismo sexo y sus fieles se han convertido en una minoría de menos del 20% de la confesión anglicana mundial. ¿Cómo no estar vigilantes?"
Un poco antes, el prelado señalaba con razón: "Desde el comienzo de este sínodo, los dos cardenales que dirigen la asamblea [el maltés Mario Grech y el luxemburgués Jean-Claude Hollerich] y el nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe [el argentino Víctor Manuel Fernández] no se han centrado en la preservación de la fe, sino que se han enfocado en los cambios, en particular los de la constitución de la Iglesia y las enseñanzas éticas; especialmente en lo que se refiere a los principios éticos "sexuales", más concretamente a las relaciones entre personas del mismo sexo".
Y recordó un desafortunado precedente: "Poco después del final del sínodo de 2023, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe emitió una larga declaración "Fiducia supplicans" sobre el significado pastoral de las bendiciones, afirmando que el clero puede bendecir a parejas del mismo sexo en determinadas circunstancias, - el razonamiento se basaba en la respuesta a la dubia de los cinco cardenales, dada antes del inicio de la sesión de 2023 [entre los que se encontraba el cardenal Zen. NDLR].
"El prefecto del Dicasterio incluso afirmó que su declaración era suficientemente clara y que no estaba dispuesto a discutir más al respecto. Sin embargo, fueron 'ellos' quienes tomaron la decisión, sin consultar a los obispos durante el sínodo. ¡Esto es una arrogancia increíble!"
Este sínodo deliberadamente vago es la expresión del magisterio "líquido" de una Iglesia que ahora quiere ser "sinodal". Más que nunca, se confirma la sabiduría de la postura de Monseñor Marcel Lefebvre, que declaró el 21 de noviembre de 1974: "La única actitud de fidelidad a la Iglesia y a la doctrina católica, en bien de nuestra salvación, es una negativa categórica a aceptar la Reforma.
"Por eso, sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento alguno, proseguimos nuestra obra de formación sacerdotal a la luz del magisterio de siempre, convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Santa Iglesia católica, al Sumo Pontífice y a las generaciones futuras".
Fuentes: Katholisches - Trad. à partir de belgicatho et benoitetmoi/DICI n°450 – FSSPX.Actualités
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